¿Envenenó Salieri a Mozart?
¿Fue Elizabeth Báthory la verdadera condesa Drácula?
¿Hay algo de verdad en la leyenda negra de la Inquisición española?
Como dijo una vez Napoleón: "La historia es una versión de acontecimientos pasados sobre los que la gente ha decidido ponerse de acuerdo".
Anotada en documentos históricos, copiada y ampliamente repetida, no se tarda mucho tiempo en conseguir que una versión de la verdad se acepte como un hecho. Pero ¿quién inventa estas falsedades y por qué ganan terreno tan rápido?
Lejos de referirse a las partes oscuras e insignificantes de nuestra historia, estas inexactitudes y mentiras absolutas tiñen la descripción de muchos personajes históricos y de los sucesos cruciales que aprendimos en la escuela. Cleopatra, Marco Polo, el capitán Cook, Juana de Arco… la mayoría de nosotros probablemente podríamos contar un hecho o dos sobre cada uno de ellos. Pero, como revela este intrigante libro, un examen más detallado de nuestra historia social y política nos muestra que, a menudo, no todo era lo que parecía, y que los planes de los responsables de registrar estos sucesos influían en lo que se informaba y en lo que se escondía.
Enigmas de la historia es un recorrido entretenido a través de los siglos, que separa los mitos de los hechos y revela los grandes misterios que rodean algunas de las partes más inexactas y engañosas de nuestro pasado.
Generalmente, se entiende por terrorismo la voluntad deliberada de sembrar el terror golpeando a la población desarmada considerada enemiga. Sin embargo, Francesco Benigno cuestiona este enfoque recurriendo a la historia. De hecho, la producción de "terror" no ha sido históricamente la única dimensión del "terrorismo" y, de esta manera, puede entenderse mejor como la construcción de un evento sensacional, capaz de despertar a las masas de su letargo político, lo que los anarquistas llamaron "propaganda con el hecho". Al mismo tiempo, la historia nos enseña que el terrorismo es también una técnica de guerra utilizada en tiempos de paz, la continuación de la política con medios explosivos. La finalidad del gesto terrorista es, en otras palabras, perfilar, a través de una imagen polarizada en el eje nosotros-ellos, el escenario de una guerra, definida en términos absolutos como el choque entre el bien y el mal. El autor de este libro da cuerpo y sustancia de manera brillante a esta tesis historiográfica, conduciendo al lector por épocas muy diferentes: del Terror de la Revolución Francesa a las bombas anarquistas, del populismo ruso a la Guerra Fría, de los años del plomo en Italia a los atentados del 11 de septiembre.
Resultado de tres conferencias pronunciadas en los Estados Unidos en el año 1963, el " Ensayo sobre las libertades " de Raymond Aron (1905-1983) se enmarca en el contexto de los debates intelectuales del mundo cultural de la Guerra Fría. La obra refleja con claridad el compromiso del sociólogo y filósofo frances con la defensa de los principios del liberalismo político y sus páginas destacan por su tenaz reivindicación del valor de la libertad individual, del pluralismo, y por la preocupación por las condiciones para su florecimiento, conservación y desarrollo. Convertido en un clásico de las ciencias sociales, en este libro Raymond Aron ofrece un profundo análisis de la complejidad de las sociedades contemporáneas de posguerra y pone sobre la mesa preguntas que, a todas luces, hoy tienen plena vigencia: ¿Tiene sentido hablar de "la libertad" en vez de estudiar "las libertades"? ¿Existe una correlación entre el nivel de vida y la viabilidad del modelo democrático liberal de tipo occidental? ¿Que porvenir reserva a los valores liberales el desarrollo de una sociedad tecnológica y centralizada?
Francis Bacon (1561-1626) fatigó su vida y agotó su salud en el desempeño de la política (en un periodo histórico particularmente turbulento), hizo contribuciones decisivas a la ciencia (pulió el método científico hasta convertirlo en el instrumento más eficaz para conocer la naturaleza), pero su aspiración secreta fue la de vincular su nombre a la literatura. Bacon no estaba tanto interesado en la ficción o en el tratado teórico, como en una forma nueva, que había puesto en circulación Montaigne: el ensayo. Una forma libre de pensamiento sobre toda clase de asuntos, comunes a los hombres, donde la imaginación del abordaje se revela decisiva. Los Ensayos fueron durante años el orgullo secreto de Bacon y su contribución más importante a las letras inglesas. Estos textos breves y concentrados, fruto de una curiosidad disparada en múltiples direcciones (la verdad, la muerte, la venganza, la envidia y el amor; pero también el disimulo, la sospecha, la ira, la fama o la conversación; y saberes prácticos como la salud, la jardinería o las negociaciones), siguen apelándonos directamente, gracias a dos grandes virtudes que les permiten sortear el paso del tiempo: una lúcida comprensión de la naturaleza humana, y una precisión casi clínica con el lenguaje. El mundo cambia, pero las pasiones siguen aquí, y leídas con varios siglos de distancia, las palabras y las ideas de Francis Bacon (una inteligencia resuelta a pensarlo todo por sí misma) siguen interpelándonos.
Publicado por primera vez en forma de libro en 1823, Ensayos de Elia ha terminado por convertirse en una de las expresiones literarias más logradas del pensamiento romántico inglés. Pese a que su segundo volumen, Los últimos ensayos de Elia, no vería la luz hasta diez años más tarde, las primeras piezas de la colección comenzaron a aparecer en The London Magazine en 1820 y continuaron publicándose periódicamente hasta 1826. El tono personal y coloquial de sus textos hizo que Lamb se granjease una enorme popularidad entre los lectores. Al igual que sus cartas, estos ensayos, implícitamente nostálgicos y melancólicos, dan cuenta de una personalidad literaria rebosante de ironía, ingenio y humanidad, y hacen suya la mítica afirmación de Montaigne según la cual Lamb mismo (oculto tras la máscara de Elia, aquí) vendría a ser la materia de su libro.
UNA REIVINDICACIÓN DEL ESCEPTICISMO COMO DEFENSA ANTE LAS TIRANÍAS Y LOS FANATISMOS.
Filósofo inconformista e insobornable, Bertrand Russell publicó este conjunto de ensayos cuando ya había dado sobradas muestras de ser un intelectual revolucionario. En ellos, mediante el ejercicio de la duda escéptica, nos propone un planteamiento «paradójico subversivo»: transformar un mundo irracional a través de la razón, que es la que determina las acciones humanas. Russell aborda grandes temas como el psicoanálisis, la ciencia, la educación, la relación entre guerra y bienestar, el control de la información o la libertad individual, y los examina con una actitud escéptica, que se convierte también en una forma de independencia intelectual. El resultado es una obra que nunca ha perdido su vigencia.
No sólo los especialistas en filosofía, sino también las personas interesadas en los problemas del hombre y su futuro, recibieron periódicos testimonios de la capacidad de Bertrand Russell (1872-1970) para enfrentarse, a lo largo de su dilatada y fecunda vida, con todo tipo de cuestiones, desde las muy técnicas de la teoría del conocimiento o la filosofía matemática, hasta las de la justicia y moralidad de los regímenes políticos, de los conflictos bélicos y de los sistemas sociales. Este volumen de " Ensayos filosóficos " reúne varios escritos sobre la ética, la historia y la verdad, de los que revisten singular interés los trabajos dedicados a la exposición y análisis de las concepciones acerca de la verdad y falsedad tal como fueron expuestas por William James, y a la crítica general del pragmatismo.
Este volumen incluye más de veinte de los ensayos literarios más importantes de C. S. Lewis, escritos entre 1932 y 1962.
El autor trata de poesía, teatro o novela, mientras recorre la obra de autores como Austen, Shakespeare, Walter Scott, Eliot, Chaucer o Kipling, Donne, Shelley o William Morris. Y lo hace con el ingenio, la franqueza y la erudición que caracteriza su mejor escritura crítica.
Si bien David Hume (1711-1776) suele ser conocido y valorado principalmente por su obra filosófica, él se consideró siempre un escritor y como tal destacó entre sus contemporáneos. Su amplio abanico de intereses y sus vastos conocimientos le llevaron a ocuparse en sus obras de carácter moral -en su sentido etimológico: referido a las 'costumbres' o 'hábitos'- de cuestiones más humildes, pero a menudo presentes en la vida cotidiana (los caracteres, la superstición, la avaricia, el divorcio, la conformidad...), que iluminó con su experiencia y un buen juicio excepcional. En esta selección de sus Ensayos morales, todos ellos de amena lectura, Hume se revela como un pensador muy adelantado a su época que defiende, por ejemplo, un matrimonio basado en la igualdad, o bien opiniones en torno al suicidio y la inmortalidad del alma muy discordantes con el sentimiento religioso común en su época.