La democracia viene siendo objeto, desde hace yaáun tiempo, de ataques y críticas de muy diferenteátipo. Convendría extraer alguna lección de tantaáacumulación de reproches. Porque al peligro, absolutamenteáreal, de que pueda terminar viendoseádañada por los embates de los autoritarismos deávariado pelaje, deberíamos sumar otro, de diferenteánaturaleza, pero no por ello menor, relacionadoácon la esfera de las ideas. Sería el peligro de entenderála democracia en terminos puramenteáinstrumentales, como un mero conjunto de procedimientosáformales para organizar la vida en común.
Ello significaría desdeñar las enormes potencialidadesáemancipatorias que ofrecen los sistemasádemocráticos y la posibilidad que nos brindan de
materializar por fin aquellos valores que alumbraronáel mundo moderno.
No es momento de divagar ni de confiarse, sino de enfrentarnos al peligro más acuciante en la actualidad. Hoy es incuestionable que las extremas derechas están en auge en todo el mundo y, si no hacemos nada para evitarlo, podemos ser la generación que pierda los derechos conquistados. Nuestras democracias están en peligro de extinción, y sus depredadores gozan de mayor respaldo, tienen una mejor imagen y son más fuertes cada día. En muchas regiones del mundo ya han llegado al poder y, cuando gobiernan, nada es como era: están mutilando la democracia desde dentro hasta transformarla en una autocracia con escaso margen para revertir la situación.
La historia contemporánea de América Latina se ha caracterizado por una intensa transformación en sus formas de gobierno. Mediante un fino estudio comparativo entre los regímenes democrático y dictatoriales que se han experimentado en esta región (a partir del siglo XX), Scott Mainwaring y Aníbal Pérez-Liñán realizan una exhaustiva investigación que da cuenta de la emergencia, subsistencia y declive de estas formas de gobierno. Tomando como referencia la centralidad de los actores políticos para explicar estos cambios, pues en gran medida moldean la percepción cultural de las formas de gobierno que resultan deseable, los autores incorporan la dimensión regional e internacional del fenómeno. Si bien queda claro lo diversa que resulta América Latina como región, Mainwaring y Pérez Liñán emprender una ardua tarea para analizar la misma sin perder aquellos aspectos distintivos y heterogéneos que la caracterizan, pero que a su vez nos permiten comprenderla.