Si en tiempos premodernos las mujeres fueron consideradas físicamenteinferiores a los hombres, se insistía en su irracionalidady se las recluía a la vida doméstica, eso no significa que todas ellasestuvieran privadas de capacidad de decisión ni que sus vidas fueranirrelevantes para la cultura y la sociedad de su tiempo. Aunquefueron experiencias minoritarias, hubo mujeres que se destacaronen el ámbito público, e incluso otras heroicas, símbolos de la virtudfemenina, la justicia y la fortaleza.La historia de Tomiris es, precisamente, una de esas anomalías:reina de los masagetas (siglo VI a. C.), ante una amenaza exteriorcontra ella y su pueblo, actuó con inteligencia, valentía y singularjusticia.Este libro se ocupa tanto de su historia como de la vida póstumade su figura, de las fuentes de quienes la contaron y de las apropiacionesy usos que hicieron de ella. Recorrer esos caminos nospermite descubrir también algunas de las expresiones culturalesy sociales que se opusieron a la emancipación de las mujeres, asícomo las que propusieron, justificaron y posibilitaron un papeldistinto para ellas en el pasado.
Espacios mágicos y rituales, laboratorios de la cultura y de la tecnica, los pasajes permiten pensar el gran texto urbano desde sus notas a pie de página. En Barcelona hay cerca de cuatrocientos. Algunos son caminos que conducen a un pasado rural; otros, pasadizos proletarios o callejones de chabolas que hablan de la metrópolis fabril y del franquismo; los más famosos tienen forma de intersecciones ajardinadas y de galerías burguesas del siglo XIX; los más recientes están en polígonos industriales o acogen casas con piscina y restaurantes para turistas.
El prestigioso historiador Marcus Rediker arroja luz sobre los rincones más oscuros de los barcos esclavistas británicos y estadounidenses del siglo XVIII, instrumento imprescindible de la mayor migración forzada de la historia y una de las claves de los orígenes y el crecimiento del capitalismo global. Basándose en treinta años de investigación en archivos marítimos, registros judiciales, diarios y relatos de primera mano, reconstruye con escalofriante detalle un mundo casi perdido en la historia: las «cárceles flotantes» al frente del nacimiento de la cultura afroamericana, el eslabón perdido en la cadena de la esclavitud estadounidense. Durante tres siglos, los barcos de esclavos transportaron a millones de personas desde las costas de África hasta las Américas a través del Atlántico. Se sabe mucho sobre el comercio de esclavos o el sistema de plantaciones estadounidense, pero poco sobre los barcos que lo hicieron posible. Rediker recrea el drama humano que se desarrollaba en estas embarcaciones, las vidas, muertes y terrores de capitanes, marineros y esclavos a bordo de una «prisión flotante» rodeada de tiburones. Desde un joven africano secuestrado de su aldea y vendido como esclavo por una tribu vecina hasta un aspirante a sacerdote que acepta un trabajo como marinero en un barco de esclavos, aquí se narra una historia de tragedia y terror, pero también de resiliencia y supervivencia. Un documento imprescindible que restaura el barco de esclavos a su lugar legítimo junto a la plantación como instituciones formadoras de la esclavitud, un retrato vívido e inolvidable del barco fantasma de nuestra conciencia moderna.
Francisco Fuster aborda en este ensayo el proceso de creación, el contexto de recepción y de difusión de El árbol de la ciencia. En cierto sentido, esta novela de Pío Baroja es un episodio nacional: las vicisitudes de un individuo concreto, Andrés Hurtado, los ataques que sufre, los desencantos que padece, ejemplifican y compendian los que sus compatriotas sufren y provocan con su acción o su inacción. El narrador deplora las anomalías clásicas de España, los desajustes que va a ir diagnosticando: la desidia, el abandono, la fuerza bruta, el cinismo. Y lo hace parafraseando a Hurtado, reproduciendo sus sentimientos y sus pensamientos.
«Nueva York es una ciudad de cosas que se pasan por alto», escribió hace sesenta años un joven reportero llamado Gay Talese, que pasaría el resto de su carrera desafiando su propia afirmación al prestar atención a aquellos detalles que los demás escogían ignorar y convirtiéndose así en uno de los padres del Nuevo Periodismo. Ahora, a sus más de noventa años e inspirado en el memorable personaje de Melville, Talese echa la vista atrás pararecordar a todas esas personas anónimas que definen una ciudad como Nueva York, desde el escritor de obituarios del New York Times hasta el entorno de Frank Sinatra, o el doctor Nicholas Bartha, un moderno Bartleby que prefirió volar por los aires su edificio en el Upper East Side, muriendo y matando en el acto, antes que renunciar al sueño americano. Retratos agudos de aspirantes a ricos, inmigrantes en apuros, magnates rusos e incluso un traidor durante la Guerra de la Independencia que configuran una ciudad caleidoscópica y suponen una última mirada atrás en esta obra de despedida del gran maestro en el arte de contar historias.
Considerado por muchos el profeta de la modernidad, la actitud de Baudelaire hacia el dogma del progreso, simbolizado por la prensa, la fotografía, la gran ciudad y tantos otros fenómenos sociales y culturales, fue ambigua. Las manifestaciones de lo novísimo repelieron y cautivaron al poeta a partes iguales. Renegó de las creaciones y las dinámicas de la modernidad por sus consecuencias sociales, psicológicas, morales, artísticas e incluso metafísicas, pero volvió a ellas sin cesar; los periódicos de gran tirada le repugnaban, pero asedió a los «canallas» de los directores para que lo publicasen; arremetió contra la fotografía, y sin embargo es el protagonista de algunos de lo mejores retratos de escritor que conocemos. Esta eterna ambivalencia constituye el telón de fondo de El esplín de París, suma de las contradicciones del último Baudelaire, auténtico objetor de conciencia moderno, tan insospechado como irreductible, que Compagnon, con su característica perspicacia y finura, nos invita a descubrir.
En 1854, Bécquer abandonó Sevilla con rumbo a la gloria literaria que deseaba alcanzar en Madrid, donde residiría durante sus años de madurez y lograría prestigio como escritor y editor de periódicos, sin llegar a ver publicada su poesía. Aunque no se olvidó de su ciudad natal, a la que dedicó páginas espléndidas en Maese Pérez el organista o La Venta de los Gatos, sus referencias a Sevilla, adonde oficialmente nunca regresó, son pocas en comparación con las dedicadas a Madrid, Soria o Toledo, lo que siempre ha constituido un enigma para sus biógrafos. Algunos, sin embargo, han elucubrado sobre la posibilidad de un último retorno, sobre todo a partir de textos anónimos habituales en la prensa del XIX en las cabeceras donde colaboraba, que reflejan con viveza las nuevas costumbres de la capital andaluza durante los últimos años del reinado de Isabel II, justo cuando declinaba esa época, todavía romántica, a la que Bécquer prestó el lenguaje emocional de su poesía. Es la verosimilitud de este anhelado regreso, reforzada por el hallazgo de seis cartas anónimas remitidas a El Contemporáneo en la primavera de 1862, año en que Gustavo Adolfo estrenó paternidad y se ausentó de Madrid, la que permite a José María Jurado García-Posada perseguir su posible rastro, evocando el lugar en fiestas que habría acogido al ilustre hijo pródigo, quizás ya más crítico que nostálgico.
Según una de las citas más repetidas en las guías turísticas de Belgrado, atribuida al gran arquitecto Le Corbusier, Belgrado es «la ciudad más fea en el lugar más bonito». Miguel Roán, el autor de esta guía personal e intimista de la Ciudad Blanca, no solo desmiente que Le Corbusier dijese tal cosa, sino que nos descubre una de las ciudades más vitales y vibrantes de Europa. Por las páginas de este libro desfilan los lugares, escenas y personajes más característicos de Belgrado, la capital mundial del brutalismo, con construcciones tan emblemáticas como la Puerta del Oeste, el edificio Toblerone o el hotel Yugoslavia. Una ciudad donde las formas sólidas y contundentes albergan vida y el hormigón convive con la naturaleza, con sus ríos y parques, sus bares flotantes, los splavs, y sus kafanas, donde descansar, escuchar música, empaparse de sus olores y su ritmo casi frenético. Belgrado es una ciudad marcada por la historia, por su ubicación entre el Este y el Oeste, por su condición de ciudad fronteriza entre culturas y civilizaciones.
Una flor o una puesta de sol perfectas, repletas de color, Bob Marley y Marilyn Monroe, la naturaleza salvaje o un festival urbano, tu canción favorita, tus zapatos favoritos: las personas encontramos belleza en todos lados, aunque el concepto de belleza está asociado a muchos problemas y jerarquías sociales. Es difícil, y quizás inútil, descifrar qué es. Pero Crispin Sartwell argumenta en esta inmersión rápida que las reflexiones clásicas de alrededor del mundo sobre la naturaleza de la belleza pueden mejorar nuestro placer, abriéndonos al mundo y a las demás personas.