Entre la caída del Muro de Berlín y el atentado de las Torres Gemelas hubo un periodo en la historia que quienes lo vivieron creen recordar bien, porque no parece quedar tan lejos, y creen recordar sin nostalgia, porque no parece que pasara gran cosa. Para esas personas —los boomers y los integrantes de la Generación X—, los noventa son poco más que la época en la que Bill Clinton tuvo una aventura con una becaria e internet empezó a cambiar nuestras vidas.
Pero del inicio de esa década han pasado más de treinta años, muchos de los fenómenos que la protagonizaron se han desdibujado en el recuerdo y apenas somos conscientes del giro copernicano que significó todo lo ocurrido en esos años. Tampoco de la evolución cultural que supone haber pasado de la apatía que reinaba en los noventa a una era como la actual, en la que las redes sociales han convertido a las personas en marcas.
Nos gusta pensar que el futuro depende de nosotros mismos, pero la realidad es distinta: la Inteligencia artificial es la mano invisible que mueve los hilos de nuestra vida. Su potencial es ilimitado y, puesto al servicio de un bien común, nos permitiría encontrar la solución a los mayores desafíos de nuestro siglo. Pero ¿qué ocurre cuando ese poder recae en un pequeño grupo de personas?
Nuestro destino está hoy en manos de nueve grandes empresas de Estados Unidos y China. Por un lado, Amazon, Google, Apple, IBM, Microsoft y Facebook, que tienen grandes ideas sobre cómo resolver los mayores desafíos de la humanidad, pero que obedecen órdenes de sus accionistas. Por el otro, las empresas Baidu, Alibaba y Tencent cuyas acciones van ligadas al partido comunista chino. Y, en medio, nosotros. Las fuerzas externas que ejercen presión sobre esos nueve gigantes de tecnológicos conspiran en favor de sus propios intereses económicos y políticos.
Los antiguos dictadores como Hitler, Stalin o Mao gobernaron mediante la violencia, el terror y la dominación ideológica. Pero en las últimas décadas se ha consolidado una nueva generación de hombres fuertes que, sirviéndose de los medios de comunicación y las redes sociales, ha rediseñado el gobierno autoritario para un mundo más sofisticado y globalmente conectado.
En lugar de una represión abierta y masiva, gobernantes como Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan y Viktor Orbán controlan a sus ciudadanos distorsionando la información y simulando procedimientos democráticos. Al igual que los propagandistas y voceros en las democracias, estos nuevos dictadores retuercen las noticias para granjearse el apoyo social, cultivar una imagen de competencia y ocultar la censura. Y utilizan las instituciones democráticas para socavar la democracia misma, al mismo tiempo que aumentan el compromiso internacional para obtener beneficios financieros y reputacionales.
La vida de los romanos corrientes como nunca se había visto
Cuando pensamos en la antigua Roma nos vienen a la mente senadores, emperadores, luchas de poder, lujo, termas, religión, arquitectura o códigos de leyes. Pero ¿cómo era realmente la sociedad romana? ¿Cómo vivía la gente común?
En Los olvidados de Roma, Robert Knapp muestra cómo la gente común buscaba ganarse la vida y prosperar en unos tiempos no siempre fáciles en los que la enfermedad, el hambre y la violencia estaban a la orden del día, sometida a unos poderes que, a menudo, la oprimían o ignoraban. Veremos cuáles eran los lazos entre los diversos grupos sociales y comprenderemos cómo los esclavos se convertían en forajidos o por qué los hijos de los libertos acababan formando parte del ejército. En definitiva, seguiremos las vidas de los ciudadanos olvidados de Roma. Escucharemos sus testimonios en la literatura, las cartas o las inscripciones, y buscaremos sus huellas en los relatos, los tratados, las obras de teatro o la poesía que creó la élite.
Este es, en suma, el retrato de los olvidados de Roma, que resultan imprescindibles para comprender su historia.
La novela es el género más moderno y prolífico de la tradición europea. Su invención, lógicamente, no fue casual, sino el producto de un proceso cultural muy amplio que se produjo en dos momentos fundamentales para el desarrollo de la cultura europea: la Antigüedad clásica y la Alta Edad Media. En este libro, Carlos García Gual enlaza ambos escenarios a través de dos estudios fundamentales en un único volumen: Los orígenes de la novela y Las primeras novelas europeas. El primero estudia el nacimiento de la novela situándolo dentro del proceso histórico general a través de obras como la Ilíada, la Odisea o el Satiricón, entre muchas otras. El segundo, en cambio, se sumerge en la novela medieval y analiza las motivaciones sociales y los temas típicos de esta literatura.
Cuando la vida nos hiere, ¿qué hacemos? O quedamos heridos para toda la vida y hacemos carrera de víctima o buscamos cómo volver a vivir de la mejor manera posible. Esta es la definición de resiliencia: cómo volver a la vida después de un trauma psíquico. En este libro, Boris Cyrulnik recurre a casos de la vida real para mostrarnos que una infancia difícil y traumática no es un destino ni una condena al fracaso. Los niños maltratados tienen esperanza. La resiliencia puede ayudarlos a transformar el dolor en experiencias creativas, en un relato que les permita recuperarse y vivir plenamente. Para que este proceso de cambio sea posible, se necesitan los recursos internos adecuados ―vínculos afectivos que se tejen desde la primera infancia―, un entorno favorable y personas capaces de apoyarlos emocionalmente. Todo patito feo puede transformarse en un hermoso cisne.
Aunque en nuestros días el gobierno representativo parece inseparable de la democracia, el primero se estableció por primera vez en Europa y América como alternativa conscientemente elegida al principio de autogobierno popular. Bernard Manin traza la historia de esta paradójica dualidad, desde la Atenas clásica y la Italia renacentista hasta la época actual, definiendo en cada caso los rasgos clave de las instituciones democráticas para resaltar las alternativas que fueron abandonadas. Traducción de Fernando Vallespín
En su momento de mayor celebridad como dramaturgo, hacia 1891, y habiendo publicado ya su novela El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde conoce a Bosie, sobrenombre de lord Alfred Douglas, e inician una apasionada relación. El padre del joven, el marqués de Queensberry, escandalizado, se dedica a investigar al escritor para luego denunciarlo por prácticas homosexuales. En el juicio, Wilde es declarado culpable de los cargos de conducta indecente y sodomía, y condenado a dos años de prisión y trabajos forzados. Su vida cambia abruptamente y muere, exiliado, apenas unos años después.
¿Por qué hay un universo en lugar de nada? ¿Cuáles son las razones de la complejidad del mundo? ¿Cuál es el propósito de nuestra vida y cuáles son los secretos de nuestro futuro?
Esta obra trata de responder ―de forma breve, accesible, atractiva― a estos y otros interrogantes desde las perspectivas de algunos de los pensadores más influyentes y relevantes de nuestro tiempo. De este modo, arroja nueva luz sobre la naturaleza, el propósito y el destino final de nuestro universo.
Los misterios de la existencia impactan sobre todos y cada uno de los aspectos de nuestro ser. Tanto si consideramos que Dios es una hipótesis convincente como si no, la decisión que tomemos al respecto podría ser la más importante que hayamos tomado en la vida.