«El cristianismo no se reduce a su legado histórico; constituye una fuente de valores que enriquece nuestra identidad, fortalece nuestra libertad e ilumina nuestro futuro».
En este ensayo, Rafael Domingo Oslé examina la relación entre el cristianismo y la cultura contemporánea desde una perspectiva crítica y reflexiva. En un contexto marcado por la secularización, la fragmentación social y la incertidumbre, plantea preguntas fundamentales sobre la relevancia de la fe. Sostiene que el cristianismo no solo proporciona respuestas a estas inquietudes, sino que también actúa como una luz orientadora que llena la vida de esperanza.
Apasionado defensor de la conciencia moral en la búsqueda de la verdad y la libertad, del poder transformador del perdón y de la fuerza unificadora de la belleza, Rafael Domingo argumenta que los valores cristianos tienen mucho que ofrecer a nuestra vida cotidiana y ejercen una influencia significativa en áreas como la política, el derecho, la economía, la filosofía y la ciencia.
El sentido del cristianismo se revela como una obra rigurosa y cautivadora que nos desafía e inspira. Nos recuerda que la fe, cuando se vive con sencillez y autenticidad, constituye un potente motor de transformación personal y colectiva.
En este iluminador ensayo, Gómez Pin desbroza la tesis reduccionista, con escrupuloso respeto de las disciplinas en las que esta busca apoyo, y propone razones para reivindicar la excepcionalidad del animal humano, el peso de nuestra frágil y abisal inteligencia: una inteligencia surgida de la vida, pero capaz de ser testigo de la misma y proyectar la forja de entidades que podrían ser homologables a ella misma. Por su ansia de contar y su empeño en dar cuenta de las cosas, el humano importa, es decir, se alza como el ser que cuenta.
Una relectura de la intimidad en la Edad Media a través del arte románico.
Vulvas, partos, penes erectos y parejas en pleno coito pueblan las iglesias románicas de nuestra geografía repartidos por portadas, capiteles y canecillos. Estas imágenes sexuales, algunas de ellas muy explícitas, han generado estupor, sorpresa e incluso rechazo en nuestra contemporaneidad, dando lugar a todo tipo de explicaciones sobre sus intenciones y significado. Sin embargo, su proliferación y espontaneidad indican que, lejos de tratarse de una representación del pecado, como a menudo se han interpretado, mostraban una sexualidad mucho más abierta y acorde con la mentalidad de quienes promovieron la construcción de estos templos.
El libro demuestra cómo, entre los siglos XI y XIII, tuvo lugar una intensa lucha por el poder político en la que el sexo (o su ausencia) se convirtió en uno de los principales argumentos legitimadores de las élites sociales. Una batalla ideológica que dejó su huella en las imágenes sexuales románicas que desafían nuestra lógica actual.