Estas son las memorias de quien fue testigo de casi un siglo de historia, aunque siempre a la sombra.
Durante la mayor parte de su vida, Carmen Franco tuvo que hacer lo que era correcto, lo que dictaba su posición. Primero como hija de Franco; después como esposa de Cristóbal Martínez-Bordiú. Vivió la transición política sin los privilegios del pasado y sufrió el atentado fallido contra su familia en el hotel Corona de Aragón, cuando asistían a la jura de bandera de su hijo José Cristóbal. Atestiguó los matrimonios y separaciones de sus hijos, a excepción de Mariola, casada con el nieto del general republicano Tomás Ardid Rey. Se enfrentó a la muerte de su nieto Fran en un accidente de tráfico y al trágico final de su yerno Alfonso de Borbón, así como a todos los giros inesperados que le reservó el destino.
Tras el fallecimiento de su padre, fue ella quien custodió el testamento. Esta es la novela de su vida, construida desde su relato y a través de sus ojos.
Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925-Madrid, 2000) nació en el seno de una familia burguesa de ideas liberales que le inculcó una educación poco convencional para la época. Con su primera novela corta,El balneario, obtuvo en 1955 el Premio Café Gijón y, tres años después, su novelaEntre visillos le valdría el prestigioso Premio Nadal. Se iniciaba así una de las trayectorias literarias más brillantes, interesantes y premiadas de la reciente literatura en lengua española, en la que sobresalen títulos comoEl cuarto de atrás, Nubosidad variableoCaperucita en Manhattan, y los ensayosEl cuento de nunca acabaryUsos amorosos de la postguerra española. Esta biografía, merecedora del Premio Comillas 2025, contiene una ingente documentación, inédita o poco conocida, compuesta de cartas y abundantes cuadernos de apuntes, notas y observaciones, así como datos aportados por familiares y amigos que la conocieron bien. El resultado es el retrato de una escritora extraordinaria, que abrió muchas sendas antes cerradas a las mujeres, y de una novelista y ensayista que en sus libros alumbró los sorprendentes matices ocultos tras unas vidas aparentemente anodinas. Es también el relato de una existencia volcada en la escritura y marcada por dolorosas experiencias vitales, reflejadas con exquisita sensibilidad en una biografía imprescindible para conocer la vida y la obra de Carmen Martín Gaite.
Carne de Zen. Huesos de Zen es un clásico de la literatura budista zen de todas las épocas. Citado como un texto fundamental e imprescindible por todos los grandes maestros, recoge una antología de 101 historias donde se narran episodios y experiencias de Maestros zen a lo largo de cinco siglos.
Este zen de los antiguos se considera tan puro que su recuerdo se ha conservado como un tesoro a lo largo de los años. He aquí —como recoge la anécdota de Bodhidharma en el prólogo— la piel, la carne y los huesos del zen, pero no su tuétano, que nunca se encuentra en las palabras.
Un Fernando Savater más libre e iconoclasta que nunca. Carne gobernada es posiblemente su obra más personal donde a través de un viaje por sus vivencias, reflexiona sobre la política actual, el deseo y la sensualidad en la madurez. Además de explicar cómo los acontecimientos recientes han motivado su cambio ideológico y criticar la clara decadencia política y cultura del Occidente, lanza un dardo al periódico en que siempre ha escrito, El País, y un alegato a favor de la libertad sexual de los mayores.
Con un tono narrativo y un lenguaje cercano lleva al lector por una travesía que agitará conciencias y levantará polémicas.
Carta a Moscú. Escritos antiestalinistas de un socialista sin partido reúne una veintena de textos que, de 1936 a 1975, muestran el temprano compromiso del autor con la defensa de un proyecto de transformación política, social y moral que se mantuviera siempre vigilante ante toda forma de dominio totalitario, ya fuera bajo un gobierno capitalista, fascista o comunista.«Estoy convencido, y he tratado de expresarlo en todos mis escritos, que para poder resistir contra el fascismo, tenemos necesidad no tanto de medios materiales, ni de armas, ni de grandes aparatos burocráticos, como sobre todo de un modo totalmente distinto de considerar la vida y los hombres. Sin él, nosotros mismos, queridos amigos, nos convertiríamos en fascistas. Es decir: en fascistas rojos. Y debo deciros que me niego a convertirme en un fascista, y mucho menos, en un fascista rojo».Silone es un revolucionario y un hombre honesto, y por tanto, huelga decirlo, un exiliado. Es uno de esos hombres que son denunciados como comunistas por los fascistas y como fascistas por los comunistas.―GEORGE ORWELL
Oliver Sacks en sus cartas: un derroche de talento, ingenio, curiosidad, empatía y pasión.
Oliver Sacks, que se consideraba a sí mismo un «astrónomo de la psique» y un «doctor filósofo», fue un humanista que ejercía de neurólogo. También un extraordinario escritor, como demostraron sobradamente sus fascinantes ensayos y vuelve a quedar claro en esta antología de su epistolario.
Reunidas por su editora Kate Edgar, estas cartas recorren la vida de Sacks desde 1960, cuando se marchó de Inglaterra para empezar su carrera en Estados Unidos, hasta pocos días antes de su fallecimiento. Entre los receptores de las misivas están sus padres y otros familiares, amigos, personas anónimas que le preguntaban por síntomas que sufrían y personalidades relevantes, desde científicos como Francis Crick, Stephen Jay Gould y Antonio Damasio hasta intelectuales como W. H. Auden, Harold Pinter y Susan Sontag.
Invitado a exponer sus piezas de cerámica en el museo Nissim de Camondo, Edmund de Waal disfrutó del inesperado privilegio de adentrarse en uno de los palacetes más lujosos de París, antigua propiedad de una influyente familia sefardí. Construido por deseo del filántropo y coleccionista de arte Moïse de Camondo en 1912, el edificio acoge desde entonces una extraordinaria colección de arte francés del siglo XVIII. Sin embargo, como ocurrió a los antepasados de De Waal, los Ephrussi, también los Camondo se convirtieron pronto en blanco del antisemitismo. El infausto destino de este ilustre linaje sobrecogió a De Waal, que comenzó a escribir las cartas reunidas en este libro para rendir homenaje al recuerdo de una familia perdida y «contrarrestar el silencio del desdén». El resultado es una conmovedora y personalísima reflexión sobre el precio de la asimilación, la melancolía, los vínculos familiares, el arte, las vicisitudes de la historia y el valor de la memoria.
En estas meditaciones que se presentan bajo la forma de cartas a su amigo Lucilio, Séneca, uno de los mayores exponentes del estoicismo, nos invita a un viaje de introspección y reflexión. Escritas en un momento de crisis política y personal, las misivas no solo tratan temas filosóficos como el paso del tiempo y la naturaleza del mundo, sino que ofrecen consejos prácticos sobre cómo vivir una vida serena y feliz, enfrentando la adversidad con entereza y sabiduría.
La correspondencia de los Lósev es un documento excepcional sobre la vida cotidiana en el Gulag: el frío, el hambre, el trabajo general, los criminales, los traslados, las incesantes gestiones para obtener la revisión de la sentencia, la oscuridad, la humedad, las literas estrechas, la vida en barracas donde los hombres se hacinan como arenques... En lo más profundo de este infierno dos voces resuenan, formando una sola. La primera se rebela, se muestra alterada, en búsqueda de una serenidad difícil de encontrar. La segunda voz, sin embargo, es suave, regular, tierna, íntima. Valentina Loseva solo busca consolar el alma agotada de su compañero. La correspondencia de los Lósev no fue publicada íntegramente en Rusia hasta 2005. Por tanto, es una oportunidad única para conocer el alma de un gran intelectual y buscar con él la esencia del ser humano.