Parece razonable que la Jurisprudencia se principie a tratar por el fin para que haya sido establecida y por el objeto en que se versa. Así pues, instituida para gozar de la justicia, y ejercitándose esta en la interpretación y aplicación del derecho; Justiniano adecuadamente antepuso el tratado de la justicia, como fin próximo de nuestro arte, y también el del Derecho, su origen y especies. Dando la justicia a cada uno lo que es suyo, y perteneciendo unos derechos a la facultad y otros a la capacidad. Por esto no es necesaria aquella división vulgar de la justicia en universal y particular, de las cuales se dice consistir la primera en el ejercicio de todas las virtudes hacia los demás; y la segunda en la abstinencia de un desmedido deseo de lucro. De la fuente de la justicia emana el derecho. Los antiguos consideraron este derecho de dos maneras, uno establecido por la razón natural, y de aquí observado por todos igualmente, y otro introducido por el uso y las necesidades humanas. De donde los Doctores llaman primario aquel, y secundario al último.
Todo empieza con un trauma: el padre de Elizabeth muere cuando ella tiene sólo ocho meses. Cinco años más tarde, su madre es ingresada en un hospital psiquiátrico del que no volverá a salir. Ese trauma, esa sensación de haber llegado al mundo a destiempo y la necesidad de encontrar los términos exactos para expresar su malestar acompañarán a Elizabeth el resto de su vida y se convertirán en el motor de su obra poética, una de las más destacadas de nuestro tiempo.En este libro, la aclamada novelista Megan Marshall revela los aspectos menos conocidos de la vida de Bishop, esa poeta que apenas tuvo tiempo de aprender a escribir las palabras «soledad» y «duelo» antes de experimentarlas, pero que consagró sus días a la búsqueda de maneras de narrar y aliviar el dolor.Conforme rememora la vida de Bishop, Marshall que fue alumna de Poesía de aquélla esboza su propio retrato y descubre que su autobiografía está, como la de su maestra, llena de miedos, anhelos y traumas.
Elizabeth Taylor es la última gran estrella surgida de los clásicos estudios de Hollywood y es una leyenda conocida por su belleza y su magnética presencia en la pantalla. Su carrera abarcó parte del siglo XX, pero su vida privada fue aún más apasionante que sus oscarizadas interpretaciones en pantalla. Durante sus setenta y nueve años de amores y desamores, se casó ocho veces con siete hombres diferentes.
En la primera biografía autorizada de este icono de Hollywood, Kate Andersen Brower revela el mundo a través de los ojos de Elizabeth. Brower utiliza cartas inéditas, entradas del diario de la artista y transcripciones de entrevistas extraoficiales, así como entrevistas con 250 de sus amigos y familiares más cercanos, para contar la historia completa y sin tapujos de su extraordinaria carrera y su explosiva vida privada, que llegó a los titulares de todo el mundo.
Esta biografía capta como nunca antes a una mujer inteligente, empática, tenaz y compleja, desde su ascenso a la fama a los doce años en el largometraje Fuego de juventud hasta convertirse en la primera mujer en negociar un salario millonario por una película, desde sus ocho matrimonios y su duradera relación amorosa con Richard Burton hasta su lucha de por vida contra la adicción y sus valientes esfuerzos como activista contra el sida.
He aquí un fascinante y completo retrato digno de la legendaria estrella y de su legado.