«La historia del alma es la historia de la idea que el hombre tiene de sí mismo frente a la muerte. Desde los primeros humanos que descubrieron los ciclos de la naturaleza hasta los últimos, quienes vislumbrarán la vida terrestre fuera del planeta, pasando por los hombres de las pirámides, del ágora, del foro, de la iglesia, hasta llegar al hombre del supermercado planetario, es la odisea que me propongo relatar. Del alma inmaterial al alma digital, todo converge hacia la posibilidad de un posthumano inaugural de lo inhumano. Este futuro es ya nuestro presente.» Michel Onfray
Un profundo desamparo existencial se extiende y consolida preocupantemente en todo el globo. Diana Aurenque Stephan atribuye dicha orfandad al olvido del animal ancestral que somos, al desconocimiento de su racionalidad ancestral y de los modos en los que esta articula la organización social y la convivencia política.
A partir de este diagnóstico, la autora nos plantea formas de relacionarnos comunitariamente más sanas, menos nerviosas y ansiosas, que nos conduzcan hacia una política de mayor amparo. ¿Cómo logramos acercarnos siendo tan distintos y distantes? ¿Cómo anclarnos sensatamente en un nosotros? ¿cómo desarrollar la individualidad resguardando la pluralidad? ¿cómo pensar una comunidad amplia que ampare sin que oprima?
A partir de estas preguntas, la filósofa propone una terapéutica psicopolítica y filosófica original, que piense en el rol político de los ancestros, del mito, de la música y de la voz, del nihilismo, entre otros, para imaginar un nuevo amparo. Uno que nos cure –con algo de magia- del desarraigo del sujeto y su logos huérfano, para así anclarnos de nuevo –o por primera vez– a una tierra de pasado, presente y futuro común de animales ancestrales.
En un planeta en el que la evolución ha sido posible en gran parte gracias a la cooperación, los seres humanos combaten y se exterminan desde hace milenios por, parafraseando a Carl Sagan, «convertirse en amos momentáneos de una pequeña fracción de un pequeño y pálido punto azul no más grande que una mota de polvo suspendida en un rayo de sol».
Cada guerra, cada batalla, cada pequeña escaramuza armada, cada uno de estos sinsentidos ha provocado la muerte de millones de víctimas: soldados y civiles inocentes, sí, pero también la de millones de animales que han sido forzados a tomar parte en un conflicto que no era el suyo. Infinidad de muertes que para la historia han pasado completamente desapercibidas: cerdos en llamas, elefantes de combate, palomas espías y mensajeras, perros kamikazes cargados de explosivos, caballos, delfines detectores de minas y explosivos, mascotas amigas en el frente…
«Animales de combate» es un recorrido histórico del crucial papel que los animales han tenido en la historia militar a lo largo de los siglos, así como un pequeño homenaje a todos aquellos que perdieron la vida por las desmedidas ansias de poder y codicia del animal humano, que tantas veces ha arrasado todo a su paso.