¿Cuál fue la mayor hazaña de Aníbal? ¿Por qué los egipcios momificaban a los muertos? ¿Cuál fue el primer calendario de la historia? ¿Cómo se realizaba una trepanación en la prehistoria? ¿Cuándo se abolió la esclavitud en Estados Unidos? ¿Cuántas personas perdieron la vida por el covid?
Conoce los momentos más decisivos de la historia tal y como sucedieron. Con un enfoque cronológico, Historia año a año te invita a explorar descubrimientos trascendentales, inventos ingeniosos y eventos importantes de todo el mundo. En el camino, conocerás líderes carismáticos, dictadores brutales, pensadores influyentes y científicos innovadores de todo el mundo.
Al contrario que los demás tomos, que siguen una línea cronológica, Deschner se centra en este en crímenes concretos, que divide en los siguientes grupos:
El sistema de falsificaciones cristiano.
El engaño de los milagros y las reliquias.
La economía de las peregrinaciones.
Oscurantismo y ruina de la educación de la Antigüedad.
Destrucción de libros por los cristianos y destrucción del paganismo.
El mantenimiento y consolidación de la esclavitud.
Falsa enseñanza social y real política social de la iglesia.
Aparecieron los primeros grandes doctores de la Iglesia, y los santos, en contra de todas las pasiones humanas, realizaron una serie de ejercicios mentales dignos de todo encomio que han entrado a formar parte tanto de la historia de la fe como de la historia del pensamiento [...]”. Sin embargo, cabe puntualizar que esto no se produjo en contra de todas las pasiones humanas sino en buena medida por ellas, pues quien se toma en serio el espíritu no puede creer que uno sea dos o tres o que tres sea igual a uno. La teología cristiana llama a esto suprarracional y no contrarracional o irracional. Lo llama misterio, no absurdo. Y al haber entre el cielo y la tierra tantas cosas que nuestra filosofía escolástica ni se imagina, no es necesario tomar por verdadero todo lo que se ha imaginado, ni hace falta tomar el mayor de los absurdos por cierto y considerarlo un gran misterio. “Si Dios —dice Diderot—, por quien tenemos la razón, exige sacrificar la razón, es un prestidigitador que hace desaparecer lo que acaba de dar.