Sagaz, provocador y ambicioso como acostumbra, Žižek explora en este libro los intersticios entre campos del saber, el vacío entre la filosofía, el psicoanálisis y la crítica de la política económica. El título está tomado de una de las obras tardías de Samuel Beckett, y le sirve al autor para indagar en las conexiones entre la sexualidad y la economía con los instrumentos del marxismo y el psicoanálisis lacaniano.
La sexualización y la abolición de la sexualidad; el progreso tecnocientífico y el capitalismo globalizado; el falo y lo prohibido; lo poshumano y lo transgénero; el fetichismo y la perversión capitalista; el sujeto y el objeto; el sadismo, el masoquismo y la dominación económica… son algunos de los temas que asoman en estas páginas. En ellas, el filósofo maneja, como suele hacer, un amplio repertorio de referentes variopintos, que van desde Kant, Kierkegaard, Deleuze y Sade hasta Lenin, Stalin y Mao, pasando por Wagner, Tarkovski u Orson Welles.
Mientras Estados Unidos centra su atención en la militancia religiosa y el terrorismo en Oriente Medio, en otra parte del mundo la democracia se ve asediada por el extremismo religioso, Tal y como nos revela Martha C. Nussbaum en este penetrante examen de la India actual, las fuerzas de la derecha hindú constituyen una inquietante amenaza para sus tradiciones democráticas y la laicidad del Estado.
Desde mucho antes de los disturbios de Gujarat del año 2002 en los que casi dos mil musulmanes fueron asesinados por extremistas hindúes, la derecha hindú ha ido adquiriendo cada vez mayor poder hasta llegar a amenazar las prácticas constitucionales de la democracia, la tolerancia y el pluralismo religioso que tanto han costado conseguir en la India. Bajo el liderazgo político del Partido Bharatiya Janata, la derecha hindú busca la subordinación de otros grupos religiosos y ha dirigido su particular crítica vitriólica contra los musulmanes, a los que considera demonios que necesitan ser purgados. El futuro dista mucho de estar asegurado, y el extremismo y el exclusivismo hindúes se mantienen como un preocupante obstáculo para la armonía en el sur de Asia.
En ocasiones, después de la muerte de un autor lo que no publicó en vida nunca verá la luz. Ya sea porque los herederos guardan celosamente sus papeles y archivos digitales, o porque lo encontrado no tiene la relevancia suficiente para convertirse en un futuro libro, o porque el escritor se encargó de destruir todo antes de su muerte, entre tantas otras posibilidades. Ninguna se corresponde con el caso del escritor y artista Édouard Levé. Fallecido en 2007, a la edad de 42 años, dejó en sus archivos un gran número de textos inéditos, tan potentes como perturbadores. Estos escritos, traducidos por primera vez al castellano, reflejan como la bola de discoteca que era uno de sus objetos favoritos la variedad de géneros literarios en los que emergen las obsesiones de Levé: un capítulo de una novela inconclusa que transcurre en Estados Unidos; entradas para un proyecto de diccionario; crónicas de paseos por París; textos autobiográficos; poemas y canciones; breves ensayos.