La construcción de la sociedad comunista, donde se da a cada cual según sus necesidades, permanece siempre como objetivo fundamental, independientemente de las condiciones, los cambios y los procesos que determinan las relaciones de fuerza existentes". En este libro, Antonio Negri toma la intervención de Lenin en el pensamiento obrero ante la primera gran crisis capitalista en torno a la denominada guerra imperialista para explicar la mutación de la composición de clase que componía la fuerza de trabajo. Negri defiende la capacidad del leninismo para adaptarse a diferentes configuraciones de la clase trabajadora en Rusia, China, América Latina y otros lugares. Con esta reflexión de las tesis leninistas, Negri trata de renovar la lectura marxista un siglo después con los escritos de Lenin
Desde hace algunas décadas, las solicitudes de cambio de sexo entre niños y adolescentes se han disparado de forma alarmante, tanto en Estados Unidos como en Europa. El peso de la cultura LGBTQI ha dado una mayor visibilidad a la «disforia de género», que traduce una sensación de inadecuación entre el sexo de nacimiento y el que se «siente».
Bajo la premisa progresista de que librarse de las diferencias anatómicas y genéticas entre los sexos es algo emancipador, el transgenerismo pretende abolir el «binarismo» de género y legitimar la sensación de haber nacido en el «cuerpo equivocado».
Se le hace creer así al niño que puede estar experimentando problemas de identidad sexual en su etapa de inmadurez, que puede «autodeterminarse» y elegir su sexo en función de sus vivencias. Varios países están avanzando hacia una legislación en la que basta con querer cambiar de sexo para poder hacerlo, sin el consentimiento de los padres ni el consejo médico, y basándose únicamente en los sentimientos, que se erigen como la verdad.
Insisten en que son solo un grupo de amigos, pero canalizan millones de dólares a través de corporaciones libres de impuestos. Afirman desdeñar la política, pero los congresistas de ambos partidos los describen como la organización religiosa más influyente de Washington. Dicen que no son cristianos sino simplemente creyentes. Detrás de cada Desayuno Nacional de Oración desde 1953 han estado ellos: una red de élite entregada a una religión de poder para los poderosos, un evangelio del capitalismo bíblico, el poder militar y el imperio estadounidense. Son la Familia, la vanguardia del fundamentalismo, que libra una guerra espiritual en los pasillos del poder estadounidense y en todo el mundo. Se consideran los nuevos elegidos: congresistas, generales y dictadores extranjeros que se reúnen en celdas confidenciales para orar y planificar un liderazgo dirigido por Dios, que se ganará no por la fuerza sino mediante una diplomacia silenciosa. Su base es una finca frondosa con vistas al Potomac en Arlington, Virginia, y Jeff Sharlet es el único periodista que ha informado desde dentro de sus muros. La Familia es aproximadamente la otra mitad del poder fundamentalista estadounidense: no sus masas enojadas, sino sus élites sofisticadas.