La democracia es algo vivo, que respira, y Erica Benner ha pasado toda una vida pensando en el papel que juegan los ciudadanos comunes para mantenerla viva: desde su infancia en el Japón de la posguerra, donde la democracia fue impuesta en un país vencido, hasta trabajar en la Polonia postcomunista, con sus repentinas brechas de riqueza y seguridad. Este libro se basa en sus experiencias personales y en un exhaustivo recorrido histórico para replantear algunas de las preguntas más difíciles que enfrentamos hoy en día.
Desafiando los mitos bien trillados del triunfo heroico sobre la tiranía Benner revela las vulnerabilidades inevitables del poder del pueblo, invitándonos a considerar por qué vale la pena luchar por la democracia y el papel que cada uno de nosotros debe desempeñar.
¿Quién es AYN RAND? Pocos intelectuales del siglo XX han sido tan influyentes -y controvertidos- como la novelista y filósofa Ayn Rand. Su pensamiento sigue teniendo un profundo impacto, sobre todo en quienes llegan a ella a través de sus novelas Atlas Shrugged y The Fountainhead, con sus mensajes centrales sobre el individualismo, la autoestima y el derecho a vivir sin las imposiciones de los demás. Aunque ignorada o despreciada por algunos académicos, tradicionalistas, progresistas e intelectuales públicos, sigue siendo una gran influencia para muchos de los principales legisladores, asesores políticos, economistas, empresarios e inversores del mundo. ¿Por qué sigue siendo tan influyente la obra de Rand? Ayn Rand: An Introduction ilumina la importancia de Rand, detallando su forma de entender la realidad y la naturaleza humana, y explora la fascinación y los debates actuales en torno a sus conclusiones sobre el conocimiento, la moral, la política, la economía, el gobierno, los asuntos públicos, la estética y la literatura. El libro también las sitúa en el contexto de su vida y su época, mostrando lo revolucionarias que fueron y cómo han influido y siguen influyendo en los debates sobre política pública.
Madrid fue para Azaña, en sus años de estudiante en El Escorial, unas luces lejanas que le atraían por su misterio. Después, viviendo ya en Madrid, la ciudad fue el escenario de sus largos paseos solitarios. En sus artículos de juventud veía Madrid como un poblachón sin vitalidad ni entusiasmo. Pero pronto, cuando empieza su actividad política, se plantea la necesidad de "pensar Madrid": la república necesita una capital a la altura de sus ideales. En su mente se abre paso la idea del Gran Madrid, que muy pronto la guerra hará imposible. Pero antes ha disfrutado de su Madrid preferido: el de los montes de El Pardo, el de la Quinta, el de los pueblos próximos -El Escorial, Guadarrama, Villalba, Manzanares el Real...-. Cuando estalla la guerra y el gobierno se traslada a Valencia y luego a Barcelona, Azaña hará un único viaje a Madrid, que él sabía, probablemente, que era el último; pronuncia entonces uno de sus más bellos discursos sobre la capital, a la que llama ejemplo de dignidad, de sacrificio y de esperanza.