En esta valiosa y reveladora antología, la crítica cultural y exitosa autora Roxane Gay recoge piezas originales y publicadas anteriormente que abordan lo que significa vivir en un mundo donde las mujeres deben medir el acoso, la violencia y la agresión que enfrentan. Abarcando una amplia gama de temas y experiencias, desde una exploración de la epidemia de violación integrada en la crisis de refugiados hasta relatos en primera persona de abuso sexual infantil, esta colección es a menudo profundamente personal y siempre es decididamente honesta. Al igual que Los hombres me explican las cosas de Rebecca Solnit, , No es para tanto resonará en cada lector, diciendo "algo en totalidad que no podemos decir solos
A Andrés le dieron una paliza a la salida de una discoteca. Salima tuvo que huir de su casa cuando le dijo a sus padres que pensaba en aquella chica como algo más que su amiga. A Sonia los abusos le llegaron desde sus propios compañeros de trabajo. Simon abandonó su país porque besar a su pareja allí era algo impensable. No comparten barrio, ni ciudad, ni orígenes ni empleos. Solo el dolor de saber que hay violencias que llegan a todos los rincones.
De cada uno de esos lugares parte esta gran investigación sobre crecer y vivir siendo queer en la España actual. Desde el colegio a la oficina, del hospital a los juzgados y de la calle a la intimidad del hogar, los protagonistas de este libro ven cómo estos espacios siguen condicionados por un mundo que juzga sus posiciones sobre género, amor y sexualidad.
Los padres perfectos sólo existen en nuestra fantasía. A lo que hay que aspirar es a ser unos padres «lo bastante buenos», que establezcan con sus hijos una mutua relación gratificante y que desarrollen un gran sentimiento de seguridad en su función de padres. Éstos no deben ceder al deseo de «construir» al niño que a ellos les gustaría tener, sino que deben ayudarle para que se desarrolle plenamente y llegue a ser lo que él quiera y pueda.
Este pequeño libro, un clásico en el arte de educar a los niños sin angustias ni complejos, nos enseña cómo la educación de un hijo es una experiencia
apasionante, creativa, un arte más que una ciencia que no necesita de reglas complicadas y sólo exige de los padres flexibilidad y sensatez.