Dos años han transcurrido desde que Lovem Kennedy, la semidiosa hija de Zeus, muriera en la batalla para destruir el centro de la Tierra y, con él, a Escila, un veneno creado para robar a los semidioses su poder y ganar la guerra que enfrenta a los reinos del Olimpo.
Dos años hace que Tristan Drake, príncipe de los dragones, pena la muerte de su amor, como si el mundo no siguiera revuelto y la seguridad de todos amenazada: Escila no fue destruida por completo y ellos saben que se esconde en el Olimpo.
Los gigantes lanzan un ataque tras otro al Mundo Exterior en un intento de provocar a los semidioses y obligarlos a actuar. Pero ¿es su intención acabar con todos los semidioses o solo con uno? Porque Lovem sigue viva, aunque nada recuerda de sus amigos, va a la universidad y lleva la vida de humana que siempre quiso.
Un poemario que habla de la soledad, pero también de la confianza en el amor como salvación.
Soy la pieza que no encaja en ningún puzle, una máscara que oculta un vacío, mi propio enemigo… Soy la eterna lucha entre la razón y el corazón.
Las cadenas que me atan han dejado en mí cicatrices invisibles que llevo como si fueran trofeos de batallas ganadas y amores perdidos.
Solo alguien muy especial podrá salvarme de perderme en la soledad. ¿Serás tú esa persona?
Tres niñas de nueve años. Tres niñas inseparables. Amigas de por vida, o al menos eso era lo que creían.
Sydney, Rain y Brianna solían ser las mejores amigas durante su infancia en el sofocante desierto de California; deseaban encontrar una manera de huir de ahí. Años después, cada una cumplirá su deseo, pero no de la manera que imaginaban.
Después de un incendio mortal que ocurre en el último año de instituto, nada volverá a ser igual. El drama escolar que envuelve a estas tres amigas se convertirá en un misterio mucho más grande que una simple enemistad.
Sheila Hernández nos regala un relato honesto que refleja los problemas de una generación, en el que el bullying, la depresión, el miedo, el amor, las despedidas y las relaciones familiares están presentes. Nos muestra cómo ella y sus circunstancias le han ayudado a alcanzar su sueño de ser periodista, y a seguir luchando cada día. Nada ni nadie la hizo más fuerte.
Soy joven, no gilipollas es un ejemplo de cómo la resiliencia ante las adversidades nos hace a todos capaces de conseguir nuestras metas.
Pip está acostumbrada a recibir amenazas. Tiene un podcast de true crime que se ha vuelto viral y, además, su trabajo como investigadora le ha supuesto crearse algún que otro enemigo de más. Pero de entre todos esos mensajes que le llegan, hay unos que le preocupan. Se repiten constantemente. Tan solo le hacen una pregunta, siempre la misma: «¿Quién te buscará cuando seas tú la que desaparezca?»
Sus sospechas se confirman cuando se da cuenta de que, quien le envía esos anónimos, ha pasado de amenazarla a perseguirla. Y todo irá a peor cuando encuentre similitudes entre la forma de actuar de su acosador y un asesino que, en teoría, está en la cárcel desde hace años? O ¿puede ser que un inocente esté entre rejas y el asesino ande suelto? Sea como sea, Pip debe encontrar las respuestas necesarias o, esta vez sí, será ella la que desaparecerá?
Un enemies to lovers que derretirá hasta el corazón más frío.
Abby Langford lleva enamorada del patinaje artístico sobre hielo desde que se mudó a Massachusetts. Ahora que por fin ha terminado la universidad, debería estar centrada en ganar la copa Cranberry junto con su mejor amigo, Sean, si no fuera porque este se ha lesionado en el último momento. Así que a Abby no le queda más remedio que encontrar otro compañero en tiempo récord o estará fuera de la competición.
Tao Williams es su única esperanza.
Abby detesta tener que pedirle ayuda a Tao, pero sabe que el excapitán del equipo de hockey del instituto en el que estudiaron se defiende sobre el hielo. O lo hacía, antes de que una grave situación familiar lo alejara del deporte para siempre.