¿Sabes que puedes cambiar una mentalidad tóxica que genera insatisfacción y sufrimiento por una mentalidad saludable que te permita sentirte bien contigo mismo?
¿Eres consciente de que tu mente es el timón del que dependen tu felicidad y tu salud?
Para Eduardo Llamazares el origen de este sufrimiento que sentimos en muchos momentos está en los patrones subconscientes que hemos adquirido en el pasado: en la infancia, la adolescencia, en las primeras relaciones sentimentales…
Este libro es un mapa para acompañarte en un viaje hacia tu interior, donde residen las respuestas a esos sufrimientos inútiles que tanta energía te roban. En él encontrarás una guía para elaborar una nueva mentalidad, junto con ejemplos y ejercicios prácticos que te ayudarán a ganar autoestima y claridad. Con todo ello, podrás tomar nuevas decisiones que aumentarán tu capacidad de disfrutar de la vida.
Este libro es un medicamento.
Antes de consumirlo, lee todo el prospecto.
Y en caso de duda, consulta contigo mismo.
Ningún farmaceutico puede darte lo que verdaderamente necesitas. La medicina moderna occidental parte de una premisa equivocada: se enfoca en combatir la enfermedad y no en promover la salud. Sin embargo, este medicamento no pretende aliviar tu dolor; está diseñado para erradicar la raíz de tu sufrimiento. No es apto para todo el mundo. Está indicado para personas que ya no necesitan sufrir más.
Para que este medicamento funcione, has de estar comprometido con curarte. Sólo tómalo si ser feliz es tu prioridad. Este medicamento contiene 21 fortalezas del alma humana con las que afrontar la adversidad con sabiduría. Y están basadas en los valores filosóficos del Estoicismo en general y en las enseñanzas de Seneca en particular. Al acabar el tratamiento la relación contigo mismo, con los demás y con la vida habrá mejorado notablemente.
El alimento para sustentar el cuerpo y las caricias para alimentar el alma ni se ofrecen ni se niegan, sino que siempre están disponibles. Ofrecer a un niño más o menos ayuda de la que pide es perjudicial para su desarrollo. A la luz del principio del concepto del continuum, para un adecuado desarrollo físico, mental y emocional, los seres humanos necesitamos de aquellas experiencias para las que nuestra especie se ha adaptado durante el largo proceso de evolución. Para un bebé, este tipo de experiencias incluyen: Contacto físico permanente con la madre, un familiar o cuidador o cuidadora desde el nacimiento. Dormir en la cama de sus padres hasta que el bebé deje de necesitarlo por sí mismo, lo que ocurre alrededor de los dos años. Lactancia materna a demanda en respuesta a las señales corporales del bebé. Estar permanentemente en brazos o en contacto físico con alguna persona hasta que comience la fase de arrastre y gateo, en torno a los seis u ocho meses. Contar con cuidadores dispuestos a atender de inmediato las necesidades del bebé sin emitir juicios, mostrar descontento ni invalidar sus necesidades. Satisfacer sus expectativas de que es un ser innatamente social y cooperativo, un ser bienvenido y digno. Una vez reconozcamos plenamente las consecuencias del trato que damos a los bebés, a los niños, unos a otros y a nosotros mismos, y aprendamos a respetar el verdadero carácter de nuestra especie, podremos descubrir con mucha más profundidad nuestro potencial para el bienestar.
En tus manos está la clave para lograr una vida plena y feliz.
Toma distancia, piensa diferente y atrévete a actuar para adaptarte a los cambios.
La fortaleza emocional es el conjunto de recursos psicológicos que nos sirven para enfrentarnos a los retos y situaciones complejas que nos trae la vida. Cuanto mayor sea nuestra fortaleza emocional, más fácil nos resultará vencer la incertidumbre, reconocer nuestros deseos y decidir qué camino queremos tomar.
Este libro nos propone una nueva fórmula para desarrollar nuestra fortaleza emocional que se divide en tres fases: tomar distancia de la realidad para poder enfocar los conflictos desde una nueva perspectiva; pensar de manera productiva, sin distorsiones y sin dejarnos llevar por la impulsividad; y, finalmente, atrevernos a pasar a la acción para adaptarnos a los cambios y lograr la vida que deseamos.