El cerebro es el órgano del pensamiento, donde se gestionan todos nuestros comportamientos. Nos permite adquirir conocimientos y experiencias nuevas y dotarlas de significado, especialmente emocional, que van modificando cómo percibimos y nos relacionamos con el entorno y con nosotros mismo. También es la sede de los sueños, y a través de su actividad podemos imaginar tantos futuros posibles como queramos -o como podamos.
Pero nuestra mente y nuestro cerebro no son fijos y siempre pueden seguir creciendo y ampliando horizontes. Este libro es un ensayo divulgativo en cuyas páginas encontraremos por qué es necesario continuar creciendo, qué ventajas cognitivas tiene y cómo podemos optimizar este crecimiento para alcanzar una vida más digna, dignificante y empoderada, entendiendo cómo es, cómo funciona, cómo se forma y cómo se construye y reconstruye constantemente el cerebro.
¿Podemos cambiar nuestro cerebro? ¿Podemos educarnos y reeducarnos? Descubre cómo aprende nuestro cerebro y cómo optimizar nuestro crecimiento mental de la mano de David Bueno, autor de El cerebro del adolescente.
Conocer el cerebro, la forma en que se va construyendo y cómo funciona es una de las vías principales para poder cambiarlo, en nosotros mismos y tambien para ayudar a nuestros hijos y estudiantes.
El cerebro es el órgano del pensamiento, donde se gestionan todos nuestros comportamientos. Nos permite adquirir conocimientos y experiencias nuevas y dotarlas de significado, especialmente emocional, que van modificando cómo percibimos y nos relacionamos con el entorno y con nosotros mismo. Tambien es la sede de los sueños, y a traves de su actividad podemos imaginar tantos futuros posibles como queramos -o como podamos.
Pero nuestra mente y nuestro cerebro no son fijos y siempre pueden seguir creciendo y ampliando horizontes.
La crianza y la educación son dos aspectos diferentes de una misma experiencia: los hijos. Mientras que la crianza se refiere a aspectos básicos de supervivencia y cuidados, la educación se dirige a dotar a los hijos de los recursos físicos, mentales y emocionales para relacionarse con el entorno de manera sana y equilibrada, tanto en el presente como en el futuro. Pero parece que la educación emocional ha sido siempre la gran olvidada y se ha dejado que cada niño y niña desarrolle su manual de instrucciones emocional de manera espontánea y autónoma, sin guía ni supervisión, mientras que para el cuerpo y la mente hay entrenadores, maestros y demás profesionales. La educación emocional es un proceso que implica una inversión de tiempo y energía muy elevados. Si no se sabe cómo afrontarlo, el desgaste individual y del sistema familiar puede ser muy alto, pagando el precio del desencanto, la frustración y la desesperación. Por ello, es necesario conocer el mundo emocional de los niños y desarrollar estrategias que faciliten esta labor y conviertan a la educación en una experiencia gratificante y enriquecedora.