Cuando Eufrasia Vela empieza a trabajar como cuidadora de ancianos, no sospecha que su oficio la llevará a una encrucijada existencial. La íntima relación que mantiene con doña Carmen, el doctor Harrison y Los Siete Magníficos —entrañables personajes que se apoderan de su pensamiento y su cariño— la obliga a replantearse su papel de madre y hermana, las vicisitudes de la longevidad, las formas de la compasión y el sorpresivo valor que los cuyes, esos conejillos de Indias tan peculiares, adquieren en su presupuesto moral. Acompañada de una banda sonora donde resuenan el huayno, el jazz, la balada y el pop, la historia de Cien cuyes rescata a la vez la impronta del cine como un contrapunto de la existencia de sus personajes y una fuente de revelaciones sobre el sentido de la vida y de la muerte cuando esta se aproxima.
«Cien cuyes es una novela tragicómica, situada en la Lima de hoy, que refleja uno de los grandes conflictos de nuestro tiempo: somos sociedades cada vez más longevas y cada vez más hostiles con la gente mayor. Paradoja que Gustavo Rodríguez aborda con destreza y humor. Un libro conmovedor cuyos protagonistas cuidan, son cuidados y defienden la dignidad hasta sus últimas consecuencias».
Cuando su padre, el duque, es llamado a combatir al frente durante la Segunda Guerra Mundial, Mariana emprende un viaje junto con su madre y su hermana hacia un destino colorido. Atrás han dejado París y su encanto de cuento de hadas, y en México encuentran un país lleno de contrastes. Mariana crece entre juegos y canciones en este mundo nuevo, si bien amparada en el privilegio de pertenecer a la élite, hasta que un hombre de claroscuros, el padre Teufel, irrumpe en su vida trocando los sueños de la infancia en una fascinación por lo prohibido. La Biblioteca Elena Poniatowska reúne la obra narrativa, ensayística y periodística de la autora que se ha erigido como la portadora de una pluma capaz de darle a la vida las múltiples posibilidades que otorga la literatura. En La Flor de Lis, imbrica la novela con la autoficción brindándonos una obra inolvidable sobre el lugar que llamamos hogar.
Los poetas líricos griegos poseen una importancia singular: son los primeros autores de Occidente que deciden escribir sobre las cosas que todavía hoy nos conmueven y apasionan.
La naturaleza, la amistad, la guerra y el deseo son algunos de los temas que llenan estas páginas, en las que voces individuales de toda la Grecia arcaica se alzan para componer una hermosa pieza coral que incita a a vivir en plenitud.
"Las rosas de Pieria" es un nombre metafórico otorgado a las Musas, diosas de la creación.
Bajo su tutela compusieron los líricos griegos arcaicos, cada uno de los cuales tuvo, por supuesto, su propia personalidad y sus particularidades pero compartiendo todos ellos un tono común, además del tiempo (entre los siglos VII-VI a.
de C., aproximadamente) y el espacio (la Grecia continental y la insular) donde les tocó vivir.
Formidable escritor y poseedor de una personalidad arrolladora, Gilbert Keith Chesterton convirtió la paradoja y el sarcasmo en sus principales armas literarias.
Las historias de El hombre que sabía demasiado nos presentan a Horne Fisher, un investigador que no resuelve los crímenes gracias a su ingenio ni a sus dotes deductivas, sino por sus conocimientos sobre los entresijos de la política británica y por su intrincada red de contactos. Pero no es el único personaje peculiar de esta recopilación de relatos que subvierten el género policíaco y al mismo tiempo nos ofrecen una de las mejores obras de uno de los grandes autores que ha dado la literatura inglesa.
Ambientada en las montañas del sur de los Apalaches, Demon Copperhead es la historia de un muchacho nacido de una madre soltera adolescente en una caravana, sin más patrimonio que el buen aspecto y el pelo cobrizo de su difunto padre, un ingenio cáustico y un feroz talento para la supervivencia. Relatado con su propia voz, Demon se enfrenta a los peligros modernos de los hogares de acogida, el trabajo infantil, las escuelas en ruinas, el éxito deportivo, la adicción, los amores desastrosos y las pérdidas aplastantes. A través de todo ello, se enfrenta a su propia invisibilidad en una cultura popular en la que incluso los superhéroes han abandonado a los pueblos rurales en favor de las ciudades. Hace muchas generaciones, Charles Dickens escribió David Copperfield a partir de su experiencia como superviviente de la pobreza institucional y sus daños en los niños de su sociedad. Esos problemas aún no se han resuelto en la nuestra. Dickens no es un requisito indispensable para los lectores de esta novela, pero le sirvió de inspiración. Al trasladar una novela épica victoriana al Sur de Estados Unidos contemporáneo, Barbara Kingsolver recurre a la ira y la compasión de Dickens y, sobre todo, a su fe en el poder transformador de una buena historia.