Sin tierra a la vista es el último poemario que Simic vio publicado en vida, y el primero que se traduce al castellano de manera póstuma. El autor reflexiona con su sagacidad y divertido escepticismo sobre los fantasmas que nos acechan, y repasa los placeres y las pérdidas de toda una vida.
El Simic que habla aquí se siente claramente próximo a la muerte: ya tiene la vista puesta en la otra orilla, en el «barquito» que lo llevará hacia el final (y al que dedica el poema que clausura este libro, cuatro versos breves amparados bajo el título «El viento ha muerto»). Un Simic que nos pide escuchar con atención el pálpito de la Tierra, del corazón mismo, encontrar la belleza y la tragedia en lo inesperado, profundizar en los momentos fugaces de la vida moderna...
Sin tierra a la vista es un testimonio de todo lo que dejamos atrás y, al mismo tiempo, nos subyuga.
Hasta que las piedras se vuelvan más ligeras que el agua es un libro vertiginoso, violento y, por momentos, duro. Maestro de la prosa introspectiva, António Lobo Antunes teje en esta novela coral un tapiz en el que las emociones fluyen en una danza hipnótica, entre pasado y presente.
En las calles empedradas de Lisboa, las voces de múltiples generaciones resuenan en una desgarradora sinfonía. A través de los ojos y los corazones de personajes inolvidables, Lobo Antunes nos guía por las vidas de una familia marcada por la violencia y los secretos, los amores prohibidos y los deseos inconfesables.
Hasta que las piedras se vuelvan más ligeras que el agua es una novela que desafía las convenciones literarias, y que invita al lector a explorar la naturaleza de la identidad, de la pérdida y de las relaciones personales. Lobo Antunes edifica otra obra maestra que discurre como un río melancólico, arrastrándonos en su corriente mientras nos sumerge en una experiencia de lectura que perdurará mucho después de haber vuelto la última página. Una novela, en definitiva, donde las palabras se convierten en un espejo de las almas, capturando la esencia misma del ser humano.
Christopher Clay tuvo una infancia difícil. Nacido en Rusia y abandonado por sus padres, fue adoptado por una familia americana con la que se crió en los Estados Unidos. Pero nunca olvidó sus orígenes y regresó a su país convertido en Vasily Federov, un hombre de negocios inmensamente rico, decidido a recolocar a su país en el centro del poder mundial. Frente a él, Frances Coffey, legendaria agente de la CIA y su equipo de agentes especiales. Entre ellos, Aubrey Argylle, cuyo oscuro pasado familiar le capacita para una misión tan peligrosa como sofisticada: localizar, antes que los hombres de Federov, el escondite de un tesoro napoleónico, arrebatado por los nazis y trasladado en secreto a uno de los lugares más recónditos de Europa. Las cartas están echadas, que gane el mejor.