Experiencias cotidianas que se trasforman en historias memorables; rutinas familiares que, con el tiempo, se convierten en recuerdos atesorados; viajes que marcan el curso de una vida. Benito Taibo explora la profunda conexión que existe entre su historia personal y la comida: desde los miedos de su infancia, las celebraciones en la mesa con los amigos, los libros y las películas que lo han acompañado, hasta los sabores que evocan en él a las personas que ha amado y ya no lo acompañan. Del ajo al kebab, esta primera parte de Cuchara y memoria es un testimonio de su propia existencia, pero también, como explica el mismo autor, una forma de vencer el tiempo y conservar la belleza de la vida.
Una original selección de textos, algunos inéditos, acompañada de las maravillosas fotografías de Daniel Mordzinski
Apenas dos años después de la muerte del escritor chileno Luis Sepúlveda, este volumen nos sumerge en su vida más íntima, presidida por la familia y los amigos. También nos permite ver su perfil más viajero y comprometido, en particular con la política y el medio ambiente. Acompañadas por las maravillosas fotografías de Daniel Mordzinski, sus palabras nos lo vuelven vívidamente presente, al tiempo que nos llevan a lugares recónditos de la Tierra del Fuego y a otros parajes donde Sepúlveda no solo encontró historias inolvidables, sino donde también trabó amistades que el tiempo nunca apagó. A lo largo de su incansable periplo, desde el pequeño Hotel Chile en que nació o las cárceles de Pinochet, pasando por Brasil o Ecuador, hasta Hamburgo, los mares de todo el mundo y, finalmente, Gijón, ¿qué perseguía Luis Sepúlveda? ¿Un mundo mejor, un lugar donde sentirse en casa?
«La vida era como un lienzo en blanco, un cliché, un culebrón. Me sentía letal, al borde de la histeria. Mis ansias nocturnas de sangre inundaban también mis días y tuve que dejar la ciudad. Mi máscara de cordura amenazaba con desaparecer. Para mí era la estación más dura y necesitaba vacaciones.»
El sofisticado, inteligente y vanidoso Patrick Bateman trabaja en Wall Street, idolatra al joven magnate Donald Trump, cena en los restaurantesde moda de Nueva York y es capaz de distinguir un traje Armani a cincuenta metros de distancia. También le gusta violar, torturar, asesinar y desmembrar.
American Psycho, la novela más polémica de Bret Easton Ellis, se ha convertido en el reflejo más descarnado de la sociedad hipermaterialista de finales de los 80 y en una de las obras maestras de finales del siglo XX. Bret Easton Ellis lanza una crítica corrosivahacia el egoísmo y la depravación del capitalismo exacerbado: un retrato desolador, irónico y rabiosamente vigente de un mundo al borde del colapso en el que todavía vivimos.
Jack Duluoz (Kerouac) ha publicado una novela (En el camino) que ha alcanzado un gran éxito, pero la fama es como una fiera que lo devora. Huyendo de la imagen que los críticos y los lectores se han forjado de él, en junio de 1960 se refugia en una cabaña que su amigo Lorenzo Monsanto (Lawrence Ferlinghetti en la vida real) tiene en la costa californiana de Big Sur, entre San Francisco y Los Ángeles, donde medita, sufre alucinaciones, escribe poemas místicos, bebe como un cosaco, recibe visitas, se droga y evoca el pasado. También hace excursiones y va a ver a su viejo amigo Neal Cassady (su compañero de aventuras de En el camino, que aquí se llama Cody Pomeray).
Sus encuentros con los antiguos amigos no carecen de consecuencias, pues todos excepto él parecen haber aceptado los convencionalismos del mundo en que viven. La estancia en Big Sur es una prueba de fuego, un purgatorio cristiano o uno de los transitorios infiernos budistas que le permitirán volver a la civilización completamente transformado.
Acaso sea Crónica de una muerte anunciada la obra más «realista» de Gabriel García Márquez, pues se basa en un hecho histórico acontecido en la tierra natal del escritor. Cuando empieza la novela, ya se sabe que los hermanos Vicario van a matar a Santiago Nasar -de hecho, ya le han matado- para vengar el honor ultrajado de su hermana Ángela, pero el relato termina precisamente en el momento en que Santiago Nasar muere.
El tiempo cíclico, tan utilizado por García Márquez en sus obras, reaparece aquí minuciosamente descompuesto en cada uno de sus momentos, reconstruido prolija y exactamente por el narrador, que va dando cuenta de lo que sucedió mucho tiempo atrás, que avanza y retrocede en su relato y hasta llega mucho tiempo después para contar el destino de los supervivientes. La acción es, a un tiempo, colectiva y personal, clara y ambigua, y atrapa al lector desde un principio, aunque este conozca el desenlace de la trama. La dialéctica entre mito y realidad se ve potenciada aquí, una vez más, por una prosa tan cargada de fascinación que la eleva hasta las fronteras de la leyenda.
With its brilliant and brutal portrayal of the Corleone family, The Godfather burned its way into our national consciousness. This unforgettable saga of crime and corruption, passion and loyalty continues to stand the test of time, as the definitive novel of the Mafia underworld.