Ser minero del carbón en la Escocia del siglo XVIII significaba servidumbre y sufrimiento. Por eso Mack McAsh se enfrentó a su amo, lo que le obligó a huir. Para el joven comenzó una odisea, que le llevó a Londres y luego a las colonias de América del Norte, convertidas más que nunca en esperanza de libertad.
Bajo el ropaje de una trepidante novela de acción en la que afloran los mejores sentimientos -el amor, la generosidad, la entrega a los otros-, Un lugar llamado libertad es una obra apasionante donde brilla el talento narrativo de uno de los autores más reconocidos de nuestro tiempo.
Poppy y Alex. Alex y Poppy. No tienen nada en común: ella lleva vestidos estampados; él, pantalones de pinza. Ella es un espíritu aventurero; él prefiere quedarse en casa leyendo. Y, a pesar de todo, son mejores amigos. Durante la mayor parte del año viven separados ella en Nueva York, él en su pequeño pueblo, pero cada verano, desde hace ya una década, se toman una semana de vacaciones juntos. Hasta hace dos años, cuando todo cambió.
Ahora Poppy tiene todo lo que siempre había soñado, pero está atrapada en la rutina. Cuando alguien le pregunta cuándo fue feliz por última vez, sabe, sin duda alguna, que fue en ese último y fatídico viaje con Alex. Por eso decide convencer a su mejor amigo para viajar juntos una vez más. Tienen una semana para arreglarlo todo, ¿qué puede salir mal?
Corre el año 1834 y Madrid, una pequeña ciudad que trata de abrirse paso más allá de las murallas que la rodean, sufre una terrible epidemia de cólera. Pero la peste no es lo único que aterroriza a sus habitantes: en los arrabales aparecen cadáveres desmembrados de niñas que nadie reclama. Todos los rumores apuntan a la Bestia, un ser a quien nadie ha visto pero al que todos temen.
Cuando la pequeña Clara desaparece, su hermana Lucía, junto con Donoso, un policía tuerto, y Diego, un periodista buscavidas, inicia una frenética cuenta atrás para encontrar a la niña con vida. En su camino tropiezan con fray Braulio, un monje guerrero, y con un misterioso anillo de oro con dos mazas cruzadas que todo el mundo codicia y por el que algunos están dispuestos a matar.
Antes de la invención de la fotografía y de las grabaciones sonoras, a los vivos no les quedaban de quien moría sino unos pocos objetos que lo habían acompañado; su olor impregnado en la ropa; la letra, si la persona sabía escribir; retratos pintados, para quienes podían permitírselos, o mechones de pelo. La voz es una extensión del cuerpo y la única parte que no puede enterrarse: la voz permanece intacta y altera el sentido del tiempo, pues está condenada a quedarse en un presente eterno. «El mensaje de este libro, o más bien la moraleja que se extrae de su lectura, es únicamente éste: graba la voz de tus seres queridos», nos dice Ryoko Sekiguchi al inicio de esta obra singularmente emotiva y delicada en la que la autora de Nagori vuelve a demostrar una especial lucidez para describir y catalogar las experiencias más íntimas y trascendentales del ser humano.
«Cuando Amaia Salazar tenía doce años estuvo perdida en el bosque durante dieciséis horas. Era de madrugada cuando la encontraron a treinta kilómetros al norte del lugar donde se había despistado de la senda. Desvanecida bajo la intensa lluvia, la ropa ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una hoguera y, en contraste, la piel blanca, limpia y helada como si acabase de surgir del hielo.»
En 2005, mucho antes de los crímenes que conmocionaron el valle del Baztán, una joven Amaia Salazar participa en un curso de intercambio para policías en Estados Unidos. Una de las pruebas consiste en estudiar un caso real de un asesino en serie llamado «el compositor», que siempre actúa durante grandes desastres naturales atacando a familias y siguiendo una puesta en escena casi litúrgica. Amaia se convertirá inesperadamente en parte del equipo de la investigación que los llevará hasta Nueva Orleans, en vísperas del peor huracán de su historia, para intentar adelantarse al asesino... Pero una llamada de su tía Engrasi desde Elizondo despertará en Amaia fantasmas de su infancia, enfrentándola de nuevo al miedo y a los recuerdos que la dotan de un extraordinario conocimiento de la cara norte del corazón.
Un legado invaluable que nos invita a seguir leyendo, escribiendo y soñando.
A mitad de la noche la vida parece encontrar su desenlace, pero es justo en la mayor oscuridad cuando comienza a manifestarse la luz que precede al amanecer: ese momento en que las tinieblas quedan atrás y emerge el día con la incertidumbre propia de un nuevo comienzo. «El tiempo abre las alas» y «se aleja el día hacia ninguna parte... empezaste a morir y a darte cuenta de que el misterio no va a extenuarse nunca. El despertar es un bosque donde se recupera lo perdido y se destruye lo ganado. Y el día futuro, una miseria que te encuentra a solas con tus pobres palabras».