«Nunca me pude imaginar que alguien me ayudaría desde un tiempo tan lejano...».
Olvidada durante siglos, opacada por hombres artistas a los que se han atribuido los cuadros debidos en realidad a su genio, Sofonisba Anguissola fue una pintora extraordinaria que, sin formación pictórica ni conocimiento académico de la anatomía, se especializó en el retrato y el autorretrato, alcanzó un gran éxito en su época e, instalada en España, estuvo vinculada a la corte de Felipe II.
José María Merino narra en La novela posible la vida de esta pintora con todo el rigor histórico, pero también con toda la amenidad que posibilita la ficción. Y la historia de esta mujer deslumbrante y su tiempo se entrelaza en el libro con otras dos, situadas en la época actual: la del propio escritor que, durante el confinamiento, escribe un diario en el que deja constancia de esos días inciertos y de cómo se inocula en él la semilla de la fascinación por la figura de Sofonisba, y la de una bibliotecaria que encuentra también en la pintora renacentista un rincón donde refugiarse en medio de una ruptura amorosa.
En esta novela se mezclan de manera magistral los dos tiempos, el actual y el del Renacimiento, la realidad con la imaginación, la biografía con la autobiografía y la ficción, y la literatura con el arte.
La publicación de Para acabar con Eddy Bellegueule proyectó a Édouard Louis como uno de los escritores jóvenes más destacados en el panorama de las letras francesas. La novela, de tintes marcadamente autobiográficos, se convirtió de un día para otro en un auténtico fenómeno de ventas y crítica, que se extendió a países tan dispares como Albania, Dinamarca o Estados Unidos. Dos años después, Louis vuelve con una historia sobrecogedora. La madrugada de un veinticinco de diciembre, cuando regresaba a casa tras cenar con sus amigos más íntimos, Édouard se encontró casualmente con un desconocido y lo invitó a su apartamento. Unas horas más tarde, en un acto de una brutalidad inusitada, el hombre lo violó e intentó estrangularlo.
Basándose en esta experiencia traumática, el autor ha realizado un audaz ejercicio de catarsis literaria no sólo para analizar y comprender los impulsos más viles y ultrajantes de los que es capaz el ser humano, sino también para explorar las múltiples facetas de la violencia. En un alarde de sinceridad extrema, Édouard Louis franquea la barrera del pudor y consigue algo que está al alcance de muy pocos creadores: hacernos sentir y pensar a la vez. Sin ningún tipo de restricción, su testimonio es profundamente emotivo e inteligente, por lo que merece figurar entre las obras más representativas de nuestro tiempo.
Adelaida Falcón, una maestra caraqueña, fallece tras una larga enfermedad. Su hija Adelaida, de treinta y ocho años, no tiene a nadie y vive en una ciudad donde la violencia marca el ritmo diario de la existencia. Poco tiempo después del entierro, encuentra su casa tomada por un grupo de mujeres a las órdenes de la Mariscala. Llama a la puerta de su vecina sin hallar respuesta: Aurora Peralta, a quien todos llaman «la hija de la española», ha muerto. En la mesa del salón, una carta le comunica la concesión del pasaporte español: un salvoconducto para huir del infierno.
La hija de la española es el retrato de una mujer que escapa a todos los estereotipos enfrentada a una situación extrema. Con su primera novela, la periodista Karina Sainz Borgo, se ha convertido en la gran noticia literaria del año.
Es este un libro de ambición lenta, que no tiene prisa por llegar ni esconde ningún as en la manga. Un libro que juega con todas las cartas encima de la mesa: un paisaje de origen en la raya extremeña con las tierras de Portugal; una curiosidad sin engolamientos hacia el arte de la fotografía y las miradas que se ocultan y desvelan detrás de las cámaras; dos o tres o cuatro nombres de mujer -Acácia, Lucía, Joaquina, Pascale- que trenzan el espacio del encuentro y de la pérdida; la historia que no se quiso escribir sobre el hombre que surgió del exilio; algunas viejas fotografías que giran y giran hacia alguna parte. Una mirada narrativa excepcional en diez momentos y un prólogo (y la lucha de clases).
Un recorrido por los orígenes literarios de una de las nuevas promesas de las letras españolas.
Cultivos es la segunda entrega del ciclo «Piezas de Resistencia», que Julián Rodríguez abriera en 2004 con Unas vacaciones baratas en la miseria de los demás. Volumen de memorias, diario y cuaderno de notas, habla de la relación de su autor con el mundo rural del que procede y de su descubrimiento de las palabras. Es un libro sobre el aprendizaje de escribir, sobre la «demolición» de algunos proyectos personales y políticos y sobre la importancia real de la literatura en este tiempo, ahora.
Saludado por la crítica como un «escritor que hace soñar con la posible renovación de la novela actual», Julián Rodríguez es dueño de una prosa muy personal que usa con inteligencia la elipsis, lo sugerido y no contado, para hablarnos de los náufragos y nómadas de la sociedad actual: nosotros.
Nihilismo, egoísmo y desconcierto están en los protagonistas de las novelas reunidas en este volumen: todas las publicadas por su autor hasta la fecha, además de la inédita, y más reciente, Las formas que buscan el cristal.
En el castillo de Argol es un particular homenaje que Julien Gracq rinde a la novela gótica y al Parsifal de Wagner, considerado por el autor como una indagación en la parte demoníaca que tiene todo mito de redención, en la doble naturaleza de todo salvador: «Seréis como dioses, conocedores del bien y del mal». Así, rodeado por tormentas, mares amenazadores y bosques siniestros, Albert, último heredero de una familia noble, llega a su casa solariega de Argol, en la inhóspita Bretaña. Su retiro espiritual se verá pronto roto por la llegada de Herminien, su mejor amigo, y de una extraña muchacha llamada Heide, poseedora de una belleza tal que «antes incluso de que fuera percibida, era sentida como única».
El triángulo amoroso está formado y el escenario dispuesto para un intenso drama.
Los dos libros de viajes reunidos en este volumen están escritos en la estela del éxito obtenido por Cela con Viaje a la Alcarria (1948). Los dos tienen un origen común: el viaje que, por encargo del diario Pueblo, realizó el autor en el verano de 1948 por buena parte de España.
A partir de las crónicas redactadas para la ocasión, Cela armaría, años después, Del Miño al Bidasoa (1952) y, en estricta continuidad, Primer viaje andaluz (1959), con los que confirmaría su maestría en un género en el que reflejó su amor al vagabundaje y su personalísima visión de las gentes y las tierras de su país.
Conspiración, traición, corrupción política bajo el techo de la sociedad aristócrata francesa.
La cuarta entrega de la saga de los Médici está protagonizada por María de Medici, primero reina consorte de Francia (1600-1610) y, luego, regente del trono en nombre de su hijo Luis.
La novela muestra a una mujer fuerte y valiente con gran talento para la estrategia política, obligada a luchar contra la ambición de poder de la aristocracia para salvaguardar el trono durante un periodo difícil para Francia. La historia gira en torno a las tres figuras más importantes de Francia en la época: la misma María de Médici, el cardenal Richelieu y el rey Luis XIII.
De cronología episódica, la novela cuenta los principales momentos de la vida de la protagonista, como la llegada al Louvre y su lucha inicial contra la desconfianza de los franceses, consiguiendo así una tensión constante entre tramas paralelas que crean una acción a la altura de las entregas anteriores de la saga.