Cuando hablamos de sexo, hablamos de feminidad y maternidad, infidelidad y explotación, consentimiento y respeto, justicia e igualitarismo, amor y odio, placer y dolor.
Y, sin embargo, por muchas razones —algunas complicadas, otras no—, muchas de nosotras no hablamos de ello. Nuestros miedos y fantasías más profundos e íntimos permanecen encerrados en nuestro interior, hasta que llega alguien con la llave.
En Quiero, Anderson expone sin filtros las cartas anónimas de cientos de mujeres con realidades de lo más variadas: desde una mujer sij que escribe sobre su deseo secreto por su cuñado hasta una mujer apache que quiere ser adorada como una criatura divina; desde una mujer blanca británica que solo quiere que la besen como es debido por última vez a otra a quien le gusta jugar a ser una pantera, pasando por una hispanojudía radicada en Bangladesh cuyo culmen de excitación sexual es el pomo de una puerta.
Vicente Aleixandre es uno de los poetas más importantes de la literatura española. Creador de grandiosas metáforas, experimentó con la tradición de la lírica y el surrealismo, iluminando la condición del hombre en el cosmos y en la sociedad del siglo XX. Esta antología ofrece un panorama amplio, variado y accesible del universo poético del autor que mejor ha sabido escribir sobre la tensión entre Eros y Tánatos, el amor y la muerte, en su preocupación por lograr pronunciar el deseo y retener la pasión, ahondando en la palabra.
La poesía de Valle-Inclán es la gran desconocida del autor gallego. F. Morales Lomas, que realizó sus tesis doctoral sobre la poesía de Valle, La lírica de Valle-Inclán. Sistema rítmico y aspectos temático-simbólicos (2003), considera que Valle fue sobre todo poeta desde el principio de su existencia literaria y en poesía experimentó previamente todos los cambios que llevaría posteriormente al resto de su obra literaria. Salvador de Madariaga dijo como poeta de él que era el más rico en sentido musical y en forma; González Alegre que es una poesía de calidad, de tesoros líricos y humanos como no se daban en la literatura española desde hacía mucho tiempo, y Navarro Tomás que cambió la versicación tradicional del teatro. Sus poemas se extienden por toda su obra y la integran, y en el mejor de los casos, su dedicación a ésta posee la misma importancia y trascendencia que el teatro o la narrativa.
La novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha relata las aventuras de Alonso Quijano, un hidalgo empobrecido que, tras leer tantas novelas de caballería, pierde el juicio y se convence de que es un caballero andante, autodenominándose don Quijote de la Mancha. Su propósito es socorrer a los desvalidos y conquistar el amor de Dulcinea del Toboso, quien en realidad es una campesina llamada Aldonza Lorenzo. Nombra a su trabajador Sancho Panza como su fiel escudero. Juntos emprenden numerosas aventuras hasta que, derrotado por el Caballero de la Blanca Luna, regresa a su hogar, donde recobra la cordura antes de morir.
ÉL NO CREE EN LOS FINALES FELICES
Lo primero que hay que saber sobre Zac Anderson es que, para él, el amor es la peor enfermedad que existe. Lo segundo es que es un ligón empedernido que nunca se enamora y a cuya sonrisa encantadora solo se ha resistido una mujer. Y lo tercero, que es médico y está a punto de mudarse a Manhattan.
ELLA VIVE POR LOS «SÍ, QUIERO» DE LAS HISTORIAS DE AMOR
Grace Harris acaba de ascender a editora jefa y desde el primer día las catástrofes se suceden en el trabajo de sus sueños. Cuando menos se lo espera, la solución al incendio editorial que debe apagar se materializa en Zac Anderson. Él estará dispuesto a ayudarla si ella le acompaña a llevar su coche desde California a Nueva York. Grace siempre ha querido vivir una comedia romántica, pero sabe que el creído de Zac nunca sería el protagonista de la suya. Por eso acepta el trato.
Son demasiado incompatibles para fijarse el uno en el otro, pero un viaje por carretera a través de la Ruta 66 podría demostrarles que están equivocados. Y es que quizá para que los polos opuestos se atraigan solo se necesitan 3.000 millas de distancia.
Rachel es una entusiasta consumidora de drogas «recreativas». Según ella, no por adicción sino por pasatiempo. Al fin y al cabo, hoy día, ¿quién no toma de vez en cuando un ácido, una raya o unas pocas pastillas? ¿Qué mejor para olvidar las tensiones del trabajo y disfrutar un rato de la vida?
Pero, en una de esas, se le va la mano, y tras una noche de excesos se atiborra de tranquilizantes para dormir a pierna suelta y empezar fresca una nueva jornada laboral. Para su sorpresa, a la mañana siguiente no despierta en su habitación sino en la cama de un hospital, después de un lavado de estómago y a punto para ingresar una temporada en una peculiar clínica de rehabilitación...