El camino de los ingleses, que recibió el premio Nadal, es una de las novelas más admiradas y leídas de Antonio Soler. Ambientada en Málaga en 1978 y llevada al cine por Antonio Banderas, narra el fin de la adolescencia, ese momento en que la inocencia, los sueños y los ideales quedan atrás para aprender a sobrevivir en el mundo áspero, oscuro y vertiginoso de los adultos. El único refugio, entonces, son los amigos, cuya historia el narrador recupera durante el último verano que compartieron.
Atanasio, un adolescente larguirucho, cree ser el centro de las burlas de sus compañeros en el colegio de curas al que asiste en el Madrid de los años 80. Un alumno muy carismático aparece en este nuevo curso y, sin motivo aparente, busca hacerse un hueco en la vida de Atanasio hasta lograr convertirse en su mejor amigo.
Junto a él empieza a relacionarse con jóvenes de su edad, a vivir sus primeras juergas, a experimentar los efectos del alcohol y las drogas y a conocer chicas. Pero las cosas no son siempre lo que parecen y Atanasio acaba sumergido en los secretos que esconde su nuevo amigo.
El camino de la vida es el testamento espiritual, el legado moral que León Tolstói decidió dejar al mundo en sus últimos días. Es su obra póstuma, pues falleció antes de su publicación, y como tal debe abordarse. Una joya literaria en la que, más preocupado por el mensaje que por las formas, nos ofrece sus reflexiones sobre el ser humano, la religión, la existencia, la espiritualidad, las virtudes o los defectos.