Tanizaki reconstruye la biografía del todopoderoso señor de Musashi, cuya existencia orbita entorno a dos únicos instintos: la ambición de conquista y la satisfacción de su depravada pulsión sexual.Apenas dejada atrás la infancia, el joven Terukatsu descubre la sexualidad a través de una perturbadora imagen que condicionará su vida: la de una hermosa mujer acicalando la cabeza cortada de un guerrero tras el combate. Desde ese momento, el protagonista de esta peculiar crónica histórica intentará repetir una y otra vez la escena objeto de su fijación erótica, y encontrará en la bella y cruel esposa del hombre al que sirve a la pareja perfecta con la que ejecutar una sádica danza en la que víctimas y verdugos confundirán sus papeles.
Con una escritura a la vez exquisita y natural en la que despuntan la ternura y el humor, Mariana Sández nos brinda una sátira social donde se funden lo más mordaz y lo más bello de la vida.
Dorothea Dodds lleva 59 años viviendo sin que se note. A la sombra de un hermano ausente y problemático, es ella quien se ocupa de sus padres. Es hija, secretaria, ama de casa y adhesivo invisible que lo sostiene todo. Es, sin lugar a dudas, la persona ideal que cualquiera querría dejar a cargo de su casa durante las vacaciones de verano. Y un buen día, cuando necesita escapar de todo, eso es precisamente lo que decide hacer. Con la ayuda de su prima inglesa, Mary Lebone, Dorothea consigue trabajo cuidando casas y mascotas a lo largo y ancho de la campiña inglesa, y en estos atisbos de vidas ajenas encuentra pistas sobre la suya propia. Con una prosa que sigue la huella de Natalia Ginzburg o Iris Murdoch, La vida en miniatura es un libro de viajes donde el camino se recorre por dentro: Dorothea cruza los campos de Inglaterra a la vez que desanda episodios clave de su pasado y aprende a vivir en su presente.
«El espacio ha sido un gran misterio ―quizá el mayor de todos― profundamente adormecido desde hace mucho tiempo, sobre todo desde la ya lejana época de Kant, que parecía haberlo puesto en el lugar que le correspondía. Nos creíamos que ya estaba todo dicho sobre él, cuando en realidad ese todo no era casi nada. Entonces Albert Einstein, un físico de gran talento, lo rozó con su varita y, en ese momento, despertó para cobrar vida, multiplicarse, poblarse de hechos y acontecimientos inesperados, ensancharse hasta perderse de vista, imaginación y razón, y adquirir una cuarta dimensión. Desde entonces, el espacio y el tiempo, su hermano incognoscible, celebran unas maravillosas nupcias bajo nuevos aspectos a las que están invitados todos los hombres de buena voluntad.» Desde la publicación de La Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein en 1915, la reflexión sobre el espacio se convirtió en un tema de interés popular. Ha habido muchos intentos de interpretar el significado de la teoría en su relación con la vida cotidiana, algunos muy imaginativos. Es por esta razón que La vida del espacio adquiere un significado especial.
Las durísimas memorias familiares del escritor Andreas Altmann, marcada por la relación con su padre, un ex funcionario nazi que impuso la violencia y el terror en su propia casa.
«Mi madre fue la primera víctima de la violencia a quien conocí», escribe Andreas Altmann en estas duras memorias familiares para referirse al régimen de terror y autoritarismo que su padre, antiguo funcionario nazi, impuso en su propia casa. Aquel hombre que por el día se dedicaba al comercio de rosarios y que se ganaba la vida a través del turismo religioso, encontró en la hipócrita sociedad alemana de posguerra un cómplice para sus abusos. ¿Qué convirtió a su padre en un ser tan despreciable? ¿Qué hizo que su madre tuviera el coraje para enfrentarse a él? ¿Cómo de responsable es un país que no termina de enterrar los horrores del pasado? Estas son algunas de las preguntas que se hace el narrador mientras repasa su infancia y trata de indagar las razones del mal y la violencia intrínsecos al ser humano.
Marcada por la ira, el odio y una autenticidad innegociable, la prosa de Altmann ha sido comparada con la de Thomas Bernhard por su habilidad para describir el descenso al lado más oscuro del ser humano.
En el centro de esta deliciosa novela hallamos a Del Jordán, una chiquilla que vive con sus padres en el pueblo de Jubilee y nos narra su día a día, su relación con la familia, los vecinos y los amigos. A través de sus ojos observamos el mundo y compartimos el provecho que saca de lo que ve. Del compadece la poquedad del padre, admira el arrojo de la madre y comprende que tarde o temprano llega el momento en que hay que elegir entre una risueña mediocridad -hogar, iglesia, matrimonio, hijos-y otras opciones más interesantes y arriesgadas. Ese descubrimiento es también el de la vocación literaria, una suerte de llamada, de deber para con el mundo.
En La vida breve, Onetti ahonda en el poder de la imaginación y de la escritura como salvación, y en el juego entre realidad y ficción, el recurso de crear existencias paralelas cuando es necesario escapar de la realidad. El protagonista intenta escapar de su vida, con un matrimonio roto y la enfermedad de su mujer, dando a luz a otro yo, de ficción. Para algunos críticos esta es la novela que dio origen al Boom. En ella Onetti da forma, por primera vez a ese territorio de la imaginación en el que transcurren sus novelas, la mítica Santa María, uno de los universos literarios más ricos y mejor construidos, junto a la Comala de Rulfo y el Macondo de García Márquez.