Compuesta de tres monólogos, correspondientes a los tres personajes que conforman la novela, esta edición de La mujer justa reúne por primera vez en castellano las dos primeras partes, publicadas en 1941 en Hungría, y la tercera, escrita durante el exilio italiano de Márai y añadida a la versión alemana de 1949.
Una tarde, en una elegante cafetería de Budapest, una mujer relata a su amiga cómo un día, a raíz de un banal incidente, descubrió que su marido estaba entregado en cuerpo y alma a un amor secreto que lo consumía, y luego su vano intento por reconquistarlo. En la misma ciudad, una noche, el hombre que fue su marido confiesa a un amigo cómo dejó a su esposa por la mujer que deseaba desde años atrás, para después de casarse con ella perderla para siempre. Al alba, en una pequeña pensión romana, una mujer cuenta a su amante cómo ella, de origen humilde, se había casado con un hombre rico, pero el matrimonio había sucumbido al resentimiento y la venganza.
La mujer habitada sumerge al lector en un mundo mágico y ferozmente vital, en el que la mujer, víctima tradicional de la dominación masculina, se rebela contra la secular inercia y participa de forma activa en acontecimientos que transforman la realidad. Partiendo de la dramática historia de Itzá, que por amor a Yarince muere luchando contra los invasores españoles, el relato nos conduce hasta Lavinia, quien conoce a Felipe. La intensa pasión que surge entre ambos es el estímulo que la lleva a comprometerse en la lucha de liberación contra la dictadura de Somoza. Rebosante de un fuerte lirismo, La mujer habitada mantiene en vilo al lector hasta el final.
Tras terminar sus estudios de arquitectura en Europa, Lavinia regresa a Latinoamérica para emprender su camino como mujer independiente. Pero sus planes cambian cuando conoce a Felipe, con quien establece una profunda relación sentimental. A su lado le llegará la oportunidad de implicarse en las luchas populares y los movimientos de liberación contra la dictadura de su país. En la nueva vida de Lavinia ocupará también un lugar importante Itzá, una indígena que murió a manos e los invasores españoles y que despierta reencarnada en un naranjo del jardín de su casa. Esta voz íntima que acompaña, inspira y aun critica las acciones de la joven Lavinia establece un diálogo susurrado entre la Historia, la tierra y los sueños, y la incita a unirse a los cazadores de utopías. La mujer habitada sumerge al lector en un mundo mágico y vital donde la resistencia ancestral del indígena al conquistador se vincula a la rebelión femenina y a la insurgencia política actual. Considerada una de las voces más importantes de la nueva literatura latinoamericana, Gioconda Belli narra con poesía e inteligencia una historia tan antigua y apasionante como el mundo: el amor entre un hombre y una mujer, y la lucha de un pueblo por la libertad.
Una mañana, el propietario de una furgoneta gastronómica ambulante aparece apuñalado en su interior. El vehículo está aparcado en una céntrica plaza, junto a otros de las mismas características. Todos participan en unas jornadas festivas que organiza el Ayuntamiento de Barcelona. Ningún testigo ha oído o visto nada durante la noche.
Tras las primeras pesquisas, los encargados del caso, la inspectora Petra Delicado y el subinspector Fermín Garzón, sólo cuentan con una pista: los vecinos de las furgonetas cercanas a la del crimen aseguran que, la tarde anterior, una mujer hizo una gran compra en el negocio de la víctima. Poco después descubren quién es esa clienta, y tan importante es el descubrimiento que encontrarla se convierte desde ese momento en una prioridad. Sin embargo, parece que una mano misteriosa sigue a los detectives amenazando con violencia a cualquier persona a la que interroguen. Petra y Garzón se enfrentan a un criminal que intentará por todos los medios que el enigma no se resuelva.
En esta tercera entrega del quinteto narrativo integrado por novelas autónomas que abre A la sombra del granado y continúa El libro de Saladino, dedicado a novelar la historia del mundo musulmán en sus momentos más críticos de conflicto con Occidente, Tariq Ali pinta la irreversible decadencia del Imperio Otomano en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Recuperando el estilo más intimista empleado en la novela dedicada a la caída de Granada, Ali refleja en La Mujer de Piedra los anhelos, pasiones y conflictos que bullen en el seno de la aristocrática e influyente familia de Iskander Bajá, que, tras cinco siglos al servicio del Imperio, comienza a mostrar claros signos de declive y resquebrajamiento, en simbólico reflejo de la agonía de un gigante víctima tanto del acoso de las grandes potencias occidentales como de su propio debilitamiento interno.