La novela 1984 es un ejemplo, quizá el más contundente junto con Un mundo feliz y Fahrenheit 451, de un posible futuro distópico, completamente totalitario, en el que los habitantes solo tienen la opción de seguir las reglas, o perecer; y en el caso de 1984, de ser «vaporizados», de perecer y ser borrados de la existencia y del recuerdo de que alguna vez hayan existido. Rebelión en la granja es como una fábula a la antigua, en la que los animales hablan, razonan e idean (según las capacidades distintas de cada uno), y hasta siguen los consejos a la rebelión de un viejo cerdo sabio y experimentado.
Una historia de amor en un universo orwelliano dominado por el fanatismo de las sectas, el maltrato y la corrupción.
En japonés, la letra q y el número 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyū, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos. Esa variación refleja la alteración del mundo en que viven los personajes de esta novela: Aomame, instructora de gimnasia, y Tengo, profesor de matemáticas. Pero ambos son más de lo que parecen: la bella Aomame es una asesina; Tengo, un aspirante a escritor al que han encargado la corrección de una enigmática obra.
La obra maestra de Julio Verne: un libro-objeto que perpetúa una herencia de calidad. • Una reproducción magistral de una de las novelas de aventuras de la colección Viajes extraordinarios creada en 1866 por Pierre-Jules Hetzel. Su encuadernación roja y dorada, de cuidado diseño, perpetúa el trabajo de calidad al que tanto apego tenía el histórico editor de Julio Verne. • La cubierta se inspira en una ilustración única, del grabador Auguste Souze. Data de 1875 y posiblemente se presentó para un concurso de encuadernadores.