Cuando pienso en la literatura antillana pienso en una sola literatura, una literatura en donde cada isla del archipiélago ha logrado una distinción particular, pero que en su unificación leemos el resultado de una experiencia insular parecida. En su ensayo, “La Isla que se repite”, Antonio Benítez Rojo dice que, dentro de la turbulencia historiográfica y su ruido etnológico y lingúístico, dentro de su generalizada inestabilidad de vértigo y huracán, pueden percibirse los contornos de una isla que se “repite” a sí misma. Es decir, es una región hermanada por su historia que nace del mismo tráfico y explotación humana por parte de los colonizadores europeos, pero que cada una de las naciones han reaccionado distinto al proceso de descolonización, « Cuando callan los ríos » de Jhak Valcourt es un poemario que «nos ilustra la experiencia de vida que geográfica y humanamente viven muchos haitianos en La Española. Como editor de un sello editorial puertorriqueño me preocupa la poca disponibilidad de literatura haitiana en el archipiélago. Con interés en mi región geográfica y mi responsabilidad editorial se publica el trabajo literario de Jhak Vacourt en Puerto Rico con la intención de mantener hermanado a un mismo pueblo.”
Este libro nace de una experiencia abrumadoramente traumática. Más que un libro, es una historia de fe, que rompe con los arquetipos religiosos, morales y sociales sobre el suicidio y da paso al conocimiento de un Dios de amor que no encaja en los preceptos religiosos contemporáneos, pero sí en la revelación inspirada de su palabra. Sus páginas traerán consuelo, darán fortaleza y transformarán a muchos lectores al conocer la experiencia vivida por su autora.
Gabriel es un chico multimillonario que trabaja como modelo en la empresa más famosa del país, un día es torturado por uno de sus fanáticos, afortunadamente, es salvado por un hombre y llevado a una clínica, ahí es diagnosticado con hipertensión pulmonar, por dicho motivo, sus padres lo abandonan debido a que lo consideran como alguien inútil. Drásticamente Gabriel pasa de ser un chico famoso al que todos admiraban, a un chico enfermo y aislado del mundo, él odia esta nueva vida, cada día le enoja saber que está es la nueva vida que le toca, él decide inscribirse en un experimento extraño, si el experimento funciona estará sano otra
vez y si falla morirá, para él las dos opciones son aceptables, en todo su transcurso en el hospital conocerá nuevas personas y vivirá acontecimientos importantes que le hacen cambiar su perspectiva de la vida y descubre que todo este tiempo nada era lo que parecía.
Este libro rescata la conciencia dominicana como un trabajo arqueológico, excavando arquetipos, saberes y epistemologías del cuento clásico dominicano “La Mujer”. Como buen ejercicio hegeliano, su análisis entiende el progreso histórico como una espiral dialéctica en la que el autor contextualiza una historia y un contexto pasado, pero con sus ojos firmemente en el futuro.
La Dama de Vermut es un poemario en el que se intuye la necesidad y la espontaneidad de expresar un sentimiento de amor, un amor fuerte y apasionado, romántico aunque a veces casi melancólico. La autora nos hace sumergir en la realidad interior de la protagonista, entre referencias mitológicas y descripciones de paisajes, todo ello aderezado con la presencia en casi todos los poemas de un cóctel cuyos ingredientes se aportan en detalle de la propia autora.
Este libro, cuyo título original sería "Las Quiméricas abstracciones de Aribaldes y su amigo Demófeles en tiempos de la Tripleta" fue reemplazado por un escueto "La Tríada".
No es un rosario de denuncias a secas para abrazar el pesimismo. Es una compilación de artículos ya publicados junto a relatos inéditos de breves recorridos por esta hermosa y pródiga tierra, poblada por bien intencionados dominicanos y dominicanas que se sienten atrapados en una compleja situación social que les luce ajena en sus orígenes.
Aribaldes y Demófeles ingenuamente tratan de aportar con algunas vivencias y testimonios un grano de arena para que la juventud se valore mejor a sí misma y a su potencial para transformar la sociedad. Para estos dos personajes ficticios el pasado quedó atrás como un archivo de aprendizaje referencias, muchas veces dejándoles amargas cicatrices, pero también experiencias memorables. Figuran también los vivaces demagogos que perseveran, como una tóxica raíz, en lesionar a Quisqueya. Las pobres calificaciones del país en casi todas las evaluaciones realizadas en el Hemisferio son derivaciones de sus acciones. Afortunadamente, se puede cambiar de fondo lo heredado. La reflexión final se subordinará a un mañana que nos someterá a su espacio y que será resultado, en gran medida, de lo que se forje en el presente.