Viendo el desmejoramiento físico y mental de Josefa, y preocupado porque la hija pudiera quedar huérfana, Antolín, venciendo las tercas negativas de la mujer, la arrastró hasta el consultorio del médico del pueblo, quien, después de un brevísimo examen, sentenció que si Josefa no descansaba y se alimentaba como era debido enfermería fatalmente, pero ella botó la medicina que el marido le compró y no tomó en cuenta las otras prescripciones médicas, a las que llamó estúpidas, que no era cierto, decía, que aquel médico era un mentiroso y un busca pesos, que ella se sentía saludable y que no era verdad que ella, Josefa Muñoz, permitiría que se pudrieran como basura dentro de la casa. Y todavía cuando la diagnosticaron tísica, siguió al mismo ritmo, como si aquello no fuese con ella.
“Un Verano Inigualable” relata las experiencias vividas por el autor durante veinticinco días, en los que se recorren diez países, veintisiete ciudades y un sinfín de locaciones extendidas a lo largo del llamado viejo continente. El autor nos transporta hacia su edad y su interior, quien se encuentra en una nueva realidad, muy distinta a la de su país, donde calles y monumentos centenarios son vividos con ojos de siglo XXI.
La historia que nos ocupa ocurrió en el primer siglo de la era cistiana, cuando Roma era la rectara del mundo occidental conocido, y todas las naciones de Europa estaban bajo su dominio y el de sus rígidos emperadores.