En todas las publicaciones de Ángela Hernández se puede apreciar un extraordinario dominio de las técnicas narrativas del cuento así como el señalamiento de nuevos senderos para la narración breve, particularmente en lo que respecta a su exquisita creatividad en los niveles metaf´óricos del cuento y el sofisticado trabajo de la imagen, entendida ésta como una especie de red textual. La fluidez lírica completamente conectada a signos metafísicos articula la composición narrativa de sus cuentos. Fernando Burgos
Estas letras de Naiboa son un paso más a un largo camino. Un camino que se inició como encuentros de amigos y amigas para compartir la palabra en debates filosóficos, teológicos y sociales en espacios domingueros en diferentes lugares de la ciudad de Santo Domingo. Esta palabra luego se convirtió en versos, en inspiraciones de diversos compañeros y compañeras que escriben y describen la vida-poesía y la vida-prosa. Pero la vida transcurría y los compañeros de tertulia debían asumir rumbos diferentes en este transcurrir, lo que motivó la creación de un espacio en el que pudiéramos tener la oportunidad de seguir deleitándonos con sus creaciones narrativas y poéticas. Y así nació Naiboa Literaria, como la esperanza última de suprimir distancias... Esta antología es la invitación abierta a acompañarnos a esos espacios domingueros. A escuchar las distintas voces, los distintos estilos. A acortar distancias entre ustedes y nosotros, gracias a la palabra.
«La publicación de un libro de aforismo hoy día tiene una validez insospechada. Debido a un conjunto de cambios socioculturales, científicos, tecnológicos, entre otros, que impactan nuetsra sensibilidad y el modo de relacionarnos, el siglo XXI es el siglo de los géneros cortos. En el momento presente sigue siendo oportuno, quizás más que nunca en la historia de la humanidad, impactar en los demás por medio de actos de habla, breves en su formulación y trascendentes en su pertinencia y sentido. Esto parece haberlo entendido el conjunto de autores y autoras de Condesión de partes». Nicolás Guevara, poeta, educador y lingüista.
Los hijos del desastre resuena como una catarsis moral, social y política necesaria en la historia de nuestro país. Sin embargo, el conjunto de poemas que lo compone igualmente trasciende nuestra frontera para trazar el devenir antillano.
Cheché es un reflejo de lo que pudo haber pasado en ese paraiso idealizado durante la tiranía de Trujillo. Muchas familias vieron truncadas sus esperanzas, por la forma como se gobernaba en la tiranía. No invitamos al odio, pero a olvidar jamáas. Los hechos que narra Rafael Chavez son estremecedores, y crean una nube de realidad en cuanto al trato del soldado y su adoctrinamiento, el cual se realizaba según las necesidades de la época.
El oráculo ardiendo, título de una hermosura vital o de una reconditez existencial, bien pudo llamarse "elegía de mí mismo". El poeta atrapa los elementos, convoca los ciclos humanos y los fusiona en el entorno próximo, invoca los aquelarres del ser más íntimo, recupera en la otredad la noción poética de la materia cantarina, de su inventario inútil y lo hace descender a los infiernos de Rimbaud. El oráculo arde porque la narrativa del hombre es universal. Arde porque sus emanaciones revisten la catarsis del poema. Es la palabra con vida propia la que expropia los roles y las poses secuenciales de sus múltiples personajes, que como en un tiovivo rotan la edad de la infancia, en universo violáceo del tiempo perdido, que en su poética es sumatoria declinante, imposible de enhebrar en la primavera del amor. Tony Raful, Premio Nacional de Literatura 2014 de República Dominicana