«El tren hizo una parada en una estación sin pueblo, y poco después pasó frente a la única finca bananera del camino que tenia el nombre escrito en el portal: Macondo. Esta palabra me había llamado la atención desde los primeros viajes con el abuelo, pero sólo de adulto descubrí que me gustaba su resonancia poética. Nunca se lo escuché a nadie ni me pregunté siquiera qué significaba.» Compendio y recreación de un tiempo crucial para Carcía Márquez, Vivir para contarla ofrece el recuento de sus años de infancia y juventud, aquellos en los que se fundaría el imaginario que más tarde daría lugar a relatos imprescindibles. Novela de una vida, en sus páginas emocionantes va descubriendo ecos de personajes e historias que poblaron su obra, lo que la convierte en una guía de lectura, una compañía indispensable para iluminar pasajes inolvidables que, tras el disfrute de estas memorias entrañables, adquieren una nueva perspectiva.
A pesar de ser hermanos, Peter e Ivan Koubek tienen poco en común.
Peter, de treinta y pocos, es un carismático y renombrado abogado en Dublín de apariencia inquebrantable. Tras la muerte de su padre, lucha por mantener bajo control su caótica vida personal. Se medica para poder dormir y manejar la relación sentimental que mantiene con dos mujeres muy diferentes: su eterno primer amor, Sylvia, y Naomi, una estudiante universitaria que no se toma la vida muy enserio.
Ivan, de veintidós años, es un ajedrecista de carácter reservado, rígido en su actitud y aparentemente poco empático, que se ve a sí mismo como la antítesis de su hermano mayor, al que considera superficial y hablador. Pocos días después del funeral, Ivan conocerá a Margaret, una mujer catorce años mayor, y sus vidas se entrelazarán rápida e intensamente.
Intermezzo es un nuevo interludio para dos hermanos afligidos y las personas que aman, un tiempo cargado de deseo y desesperación, pero también de posibilidades. Una oportunidad para descubrir cuánto puede contener una vida sin romperse.
Esta historia comienza bajo las aguas turbias de una balsa de riego. Es ahí donde el protagonista, con apeínas catorce años, encuentra el cadáver de un vecino. El fatal hallazgo hace saltar por los aires los felices días de su adolescencia: en el barrio no tardan en correr teorías sobre el ahogamiento y la implicación que el joven pudo tener en esa muerte. Más de dos decadas despues, se propoíne reconstruir lo que realmente sucedió aquella maíñana de verano.á Con un extraordinario ritmo narrativo y la estructura fascinante de una investigación, Un hombre bajo el agua es una novela que ajusta cuentas con nuestra paríte más escurridiza: la memoria. Un viaje de ida y vuelíta en el que la escritura abre una grieta en la muerte por la que la vida acaba abriendose paso.
La joven Nanami no puede participar en actividades extraescolares por su asma, pero le encanta leer y pasar el tiempo en la biblioteca, entre historias. Un día, Nanami se da cuenta de que, a pesar de que la biblioteca está tan poco frecuentada como siempre, sus libros favoritos están desapareciendo poco a poco.
Cuando avisa al personal, nadie la toma en serio. Pero entonces Nanami se topa con un misterioso hombre con un traje gris. Intenta seguirlo, pero fracasa y él deja a su paso tan solo un extraño haz de luz entre las estanterías. Es entonces cuando Tora, el gato favorito de los lectores, acude al rescate. ¿Podrán superar juntos los desafíos que les aguardan?
El hombre sin amor es la antología de los mejores relatos de Eduard Limónov, preparada solo unas semanas antes de su muerte. Estos ocho fragmentos de vida corresponden a un periodo muy concreto de la biografía de su autor y conforman algo parecido a una novela del desamor, o mejor, del desencuentro con el amor, mientras que el astro solitario que puebla sus páginas sería el héroe lírico que bascula día a día entre el éxito y la indigencia, entre el estupor y la venganza, entre la euforia de la carne y la sed de supervivencia.
Incluido en el apéndice del libro, Corpus L. es una acercamiento insólito a la figura del autor ruso. Tania Mikhelson parte de la supervisión minuciosa de los relatos presentes en el libro para entregarnos la más lúcida reflexión acerca de las pasiones que arrastraron a Limónov, más allá de su oficio literario; más allá, incluso, de su propio periplo biográfico; muy cerca del Hades primigenio donde moran los demonios que fuimos y —a eso nos exhorta el autor— que podríamos volver a ser.
Una relación enferma, llena de epifanías y decepciones, herida por los prejuicios y el hostigamiento familiar, si no por el mismo impulso que la hizo nacer. Concebido como un epílogo al filme «Fanny y Alexander» y convertido en serie de televisión y largometraje por Bille August como «Las mejores intenciones» (ganador, a su vez, de la Palma de Oro en Cannes), «La buena voluntad» es quizá el título más importante de la obra de Bergman como escritor. La cercanía sentimental del autor con lo narrado y el peso de los protagonistas en la formación de su propia sensibilidad convierten esta novela en la más íntima de sus indagaciones en las pasiones humanas, un rotundo testimonio de la conducta de hombres y mujeres que Bergman aprovecha para revisar y fijar la nómina completa de sus obsesiones: la incomunicación, los secretos, la mentira, la culpa, las relaciones de poder en el seno de la familia, el vértigo sexual, la convivencia en pareja, la esperanza (o la fe) y su pérdida. Y el rencor, como incesante y mórbido baile de máscaras.
Bruce Cable le cuenta a su amiga la escritora Mercer Mann una irresistible historia que bien podría convertirse en su nueva novela. Una poderosa empresa constructora está usando todos sus recursos para reclamar la propiedad de una isla semidesierta frente a Florida. Solo la última habitante del lugar, Lovely Jackson, se interpone en su camino.
Lo que la constructora desconoce es que se dice que Dark Isle está maldita: los ahogamientos, las desapariciones y la locura han sido el destino de los intrusos. Fue fundada por esclavos hace trescientos años y sus descendientes vivieron allí hasta 1955, cuando la última fue obligada a abandonarla. Lovely afirma ser su legítima propietaria, aunque no tiene ninguna manera de probarlo.
Pero con Cable, Mann y el abogado Steven Mahon luchando en su bando, la batalla solo acaba de empezar. Porque en esta isla con una historia violenta y misteriosa... el pasado nunca se deja atrás.
En un remoto asilo en el desierto, un hombre joven acompaña a un moribundo. Han pasado diez años desde que coincidieran brevemente en una institución psiquiátrica. Ahora, el que está punto de morir le pide al otro que termine el proyecto al que ha dedicado su vida: la reconstrucción de la singular historia de Jan Gay. Esta investigadora, escritora y activista queer de principios del siglo XX dedicó su vida a documentar las vidas lesbianas y la cultura nudista en Estados Unidos y Europa, y sin embargo su trabajo fue el origen de un manual sobre la homosexualidad como perversión titulado Desviaciones sexuales: un estudio de los patrones homosexuales.
La lectura de las misteriosas páginas tachadas de dicho manual infame acompañará las vigilias diurnas que siguen a las calurosas noches de insomnio de aquellos dos hombres. En las horas de oscuridad mantendrán una larga conversación sobre sus vidas y las de Jan Gay y los sujetos que participaron en la truncada investigación.
En este atmosférico relato de amor, que es a la vez un collage documental y un homenaje a Pedro Páramo y El beso de la mujer araña, Justin Torres desentierra un episodio borrado de la historia estadounidense para explorar los orígenes de la patologización de la comunidad queer; una bella e imaginativa novela que ha sido merecedora del National Book Award.
La diferencia entre las incisiones antiguas y las nuevas se borrará con el tiempo y sólo quedará, sobre la corteza, una única inscripción, un libro con un mensaje principal: Aquí estuvieron dos amigos, dos hermanos.»
El hijo del acordeonista recorre, como si se tratara de un mosaico hecho con distintos tiempos, lugares y estilos, la historia de dos amigos: Joseba y David. Desde los años treinta hasta finales del siglo XX, desde Obaba hasta California, de la infancia en la escuela a los infiernos de la guerra y de la violencia, el autor aborda de forma valiente el tema de la memoria, la nostalgia, la amistad y también de la tristeza del que deja su tierra sabiendo que no volverá. Y en el centro de las múltiples ramificaciones de este relato, la única posibilidad de salvación frente a las circunstancias más dramáticas: el amor.
Esta antología de textos, pertenecientes a todos los géneros y épocas de la literatura latina, ofrece una compilación de pasajes relativos al oscuro y abigarrado catálogo de personajes y fenómenos sobrenaturales (espectros, casas encantadas, licántropos o muertos vivientes, entre otros) que poblaban los temores y las fantasías de la Roma de la Antigüedad, un asunto poco frecuentado por los manuales históricos al uso, más dados a reflejar una imagen augusta y estereotipada de aquella civilización. En el libro se dan cita casi todos los grandes autores de las letras latinas, como Virgilio, Horacio, Séneca, Ovidio o Cicerón, pero también otros menos conocidos, como Floro o Valerio Máximo. La antología incluye, además, una pequeña selección de textos anónimos en soporte epigráfico —cultos unos, populares otros—, entre los que cabe destacar una serie de maldiciones y hechizos amorosos, que sorprenderán seguro a buena parte de los lectores.