En El libro de las hermanas, Amélie Nothomb nos sumerge en un relato sobre los abismos del afecto, el poder devastador de las palabras y la complejidad de las relaciones familiares. Tristane, hija de unos padres atrapados en la burbuja de una pasión mutua en la que no hay espacio para ella, lleva una vida vacía de amor. Su existencia solo se ilumina cuando su hermana pequeña, Laetitia, llega al mundo. A partir de su encuentro, la autora construye una sinfonía íntima y dolorosa que transforma lo cotidiano en un escenario donde amistad y rivalidad conviven con una intensidad sorprendente.
Un relato profundamente humano, y, a su manera, muy cruel, en el que se traza una crónica de los gestos invisibles, las miradas no correspondidas y las emociones sin nombre. Nothomb nos regala una meditación sobre la vida, el amor y la imposibilidad de unos lazos que no se entienden, pero que terminan, sin embargo, por definir nuestro destino.
Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso. Pero aquí me tienen, volando en dirección a Mongolia con el anciano vicario de Cristo en la Tierra, dispuesto a interrogarle sobre la resurrección de la carne y la vida eterna. Para eso me he embarcado en este avión: para preguntarle al papa Francisco si mi madre verá a mi padre más allá de la muerte, y para llevarle a mi madre su respuesta. He aquí un loco sin Dios persiguiendo al loco de Dios hasta el fin del mundo».
Este es el arranque fulgurante de este libro único, que nadie había tenido la oportunidad de escribir, entre otras razones porque el Vaticano jamás le había abierto de par en par sus puertas a un escritor. Pero, además de único, este es un libro de plenitud, donde su autor logra convertir una propuesta insólita en un relato propio y magistral: un thriller sobre el mayor misterio de la historia de la Humanidad. Con esta novela sin ficción, Javier Cercas vuelve a su línea más personal, en la que logra enlazar sus obsesiones íntimas con una de las preocupaciones fundamentales de la sociedad actual: el papel en la vida humana de lo espiritual y lo transcendente, el lugar en ella de la religión y el ansia de inmortalidad.
Reinaba una densa oscuridad y el viento rugía horriblemente alrededor, pero Dorothy descubrió que la vivienda se movía con suavidad. Luego de las primeras vueltas, y después de un momento en que la casa se inclinó bastante, sintió que la mecían como a un bebé en la cuna.
Arrancada de su hogar en Kansas por un huracán, la pequeña Dorothy aterriza en un mundo desconocido. Comienza así una travesía junto a su perro Toto en busca de la única persona capaz de devolverlos a casa: el Mago de Oz. Durante el viaje hasta Ciudad Esmeralda, donde vive esa figura, se enfrentarán a un sinfín de obstáculos y peligros, pero contarán también con inestimables aliados: un espantapájaros sin cerebro, un león sin coraje y un hombre de hojalata sin corazón.
El maravilloso mago de Oz (The Wonderful Wizard of Oz). Ha sido uno de los libros más editados tanto en EE. UU. como en Europa. Lo que sí debe destacarse es que fue el primer libro de cuentos infantiles con personajes y lugares típicos de EE. UU. en una época en la que todos los cuentos infantiles describian paisajes y personajes europeos. La novela, que narra las aventuras de una muchacha llamada Dorothy Gale en la tierra de Oz, es una de las historias más conocidas de la cultura popular norteamericana y se ha traducido a muchos idiomas.
L. FRANK BAUM, nació el 15 de mayo de 1856 en la población de Chitternango, muy cercana a Nueva York, en el seno de una familia devota de la religión metodista. Frank Baum empezó a escribir desde muy niño, su producción abarca, además de los catorce libros con la temática Oz, cincuenta y cinco novelas, otras nueve novelas de literatura fantástica, cincuenta cuentos con su nombre, otros veintinueve cuentos con seudónimos, ochenta y dos relatos cortos, más de doscientos poemas y un número desconocido de guiones cinematográficos. Cabe destacar que en sus libros aparecen anticipaciones de cosas como la televisión, la realidad aumentada, los ordenadores portátiles y los teléfonos sin cable. Baum murió el 6 de mayo de 1919, a los sesenta y dos años de edad, y fue enterrado en Glendale, en el condado de Los Ángeles, en el Estado de California.
Como ocurre con toda la obra de Aurora Venturini, estos cuentos fueron escritos desde las tripas, y también desde un lugar periférico del lenguaje y la literatura. Sus páginas las recorre una galería de personajes extraños y deformes. Porque esa ha sido siempre la manera como Venturini perfila sus historias, abordándolo todo con una mirada extravagante. Aquí desfilan gatos absorbidos por un tornado, niñas que nacen con un bulto negro en el cuello, una maestra que se enamora de un ventrílocuo de circo. Y viejos y mujeres que pegan a sus hijas. Dueña de un estilo excepcional, lírico y sórdido a la vez, Aurora Venturini narra de manera irrefrenable las zonas perversas y macabras del mundo, y atrapa a estos raros personajes antes de que se evaporen. Divididos en dos partes, El marido de mi madrastra y Hadas, brujas y señoritas, estos relatos trasmiten su particular manera de entender la literatura y la vida, dos espacios tomados casi siempre por la oscuridad, pero con algunos fogonazos breves de una luminosidad que hiere.
NADIE ANTES QUE MANUEL VILAS HA EXPLORADO LA VULNERABILIDAD DE UN ESCRITOR COMO LO HACE ÉL AQUÍ.
Su nueva novela, de clara inspiración autobiográfica, narra la historia vital de un escritor que se levanta todas las mañanas, desayuna y se va a trabajar a su oficina particular para crear el que espera que sea el mejor libro del mundo. En esta divertida, irreverente y locuaz historia, Vilas rompe el famoso techo de cristal para contar a todo el mundo quién y qué es un escritor desde un lugar distinto, en el que nunca ha sido expuesto, desde su fragilidad: el síndrome del impostor, la constante -y cómica- comparación con los demás, las decepciones, la incertidumbre, convivir con la alegría y el fracaso y así hasta sus últimos días.
Una mirada única, ocurrente y muy real sobre cómo un escritor lucha día tras día por ser apreciado, sentirse querido y pasar a la posteridad. Pero siempre desde la comedia.
El milagro de Purun Bhagat es, posiblemente, el mejor relato de Rudyard Kipling, Premio Nobel de Literatura y uno de los más destacados narradores de todos los tiempos. La historia sigue la vida de Purun Dass, un alto funcionario del gobierno británico en la India, quien tras alcanzar el pico de su carrera, experimenta una profunda transformación espiritual. Renunciando a sus riquezas, posición social y familia, Dass adopta el camino de un sannyasi, un mendigo errante, y se convierte en Purun Bhagat. A partir de ahí, buscará la soledad en las montañas del Himalaya, llevará una vida austera y de meditación, ganándose el respeto y la devoción de los pueblos de los alrededores, así como de los animales con los que comparte el entorno. Una trama que analiza temas como el desprendimiento, la redención, el respeto por la naturaleza y la búsqueda de la paz interior. Completamos este libro con otros dos textos extraordinarios de este genio británico: Los constructores de puentes y Una guerra de Sahibs.
El Ministerio del Futuro es una obra maestra de la imaginación. Narra a través de testimonios ficticios cómo nos afectará a todos el cambio climático. Su visión no es la de un mundo desolado y apocalíptico, sino la de un futuro que ya se nos echa encima… y cuyos desafíos tal vez consigamos superar por los pelos.
Es una novela actual e impactante, descorazonadora y esperanzadora a partes iguales, y es uno de los libros más poderosos y originales que jamás se hayan escrito sobre el cambio climático.
Creado en el año 2025, el objetivo del nuevo organismo era sencillo: Defender a las futuras generaciones de la humanidad y proteger a todos los seres vivos, del presente y del futuro. Enseguida empezó a ser conocido como el Ministerio del Futuro, y esta es su historia.
En abril de 1912, la adinerada viuda de Peñasco tuvo un mal presentimiento mientras almorzaba en su palacete de Madrid. Algo les había pasado a su único hijo y su nuera, a quienes en ese momento creía en París, disfrutando de su luna de miel. La dama no se equivocaba: a pesar de las advertencias que les había hecho, los recién casados se habían embarcado en el que se creía el barco más seguro del mundo y sin duda era el más lujoso: El Titanic. Pocos días después las funestas nuevas llegaron a la mansión de la viuda: su hijo había perecido y su nuera estaba sana y salva, pero rota de dolor en Nueva York.