Tras seducir a lectores y críticos de todo el mundo con El abanico de seda y Dos chicas de Shanghai, Lisa See vuelve a cautivarnos con La isla de las mujeres del mar, una bella e introspectiva novela sobre los lazos de amistad de dos jóvenes hanenyeo -mujeres buceadoras de la isla surcoreana de Jeju, cuya forma de vida ha sido reconocida por la Unesco como patrimonio de la humanidad- y las poderosas fuerzas, tanto naturales como históricas, que las rodean.
Kim Young-sook y Han Mi-ja empiezan su preparación como haenyeo. A pesar de sus diferentes entornos familiares, pronto se hacen íntimas, aprenden la técnica del buceo y se enfrentan juntas a las exigencias físicas y los fracasos emocionales de su trabajo. Durante medio siglo, las dos jóvenes forjarán una sólida relación al tiempo que su vida se verá envuelta en acontecimientos tan trágicos y extraordinarios como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea y sus secuelas, y tan inevitables como la irrupción de los teléfonos móviles y la llegada de nuevas políticas e ideas a la isla. Sin embargo, tras sobrevivir a cientos de inmersiones y desarrollar el más estrecho de los vínculos, algo que escapa a su control acabará rompiendo su amistad.
Narrada por la entrañable voz de Young-sook, La isla de las mujeres del mar es no sólo una magnífica saga familiar con extraordinarias ramificaciones, sino también un vívido retrato del mundo singular y poco conocido de la isla de Jeju y de las atrocidades sufridas por sus moradores bajo la ocupación japonesa.
Buscaba la boca del hombre con la suya, húmeda de sal.
-¿Tienes frío? -preguntó él.
-No, no Tengo miedo.
-¿A qué?
-A cuando te hayas ido y esto se borre de mi memoria.
Presionó contra él su cuerpo goteante; y Jordán, mojada la ropa, la acogió entre los brazos estrechándola muy fuerte.
-Maldito seas, capitán Mihalis -susurró ella de pronto.
Tardó él un momento en comprender.
-Sí -dijo al fin.
Alzó el rostro para contemplar la bóveda de estrellas, que parecía haber descendido para instalarse en torno a los dos y su abrazo, envolviéndolos hasta el final de los tiempos. Como si estuvieran solos en la última noche del mundo.
Abril de 1937. Mientras en España transcurre la guerra civil, el marino mercante Miguel Jordán Kyriazis es enviado por el bando sublevado para atacar de modo clandestino el tráfico naval que desde la Unión Soviética transporta ayuda militar para la República. En la base de operaciones, una pequeña isla del mar Egeo, la vida del corsario español se cruzará en turbio triángulo con la de los propietarios, el barón Katelios y su esposa: una seductora mujer madura que busca, con fría desesperación, el modo de escapar a su destino.
Abril de 1937. Mientras en España transcurre la guerra civil, el marino mercante Miguel Jordán Kyriazis es enviado por el bando sublevado para atacar de modo clandestino el tráfico naval que desde la Unión Soviética transporta ayuda militar para la República. En la base de operaciones, una pequeña isla del mar Egeo, la vida del corsario español se cruzará en turbio triángulo con la de los propietarios, el barón Katelios y su esposa: una seductora mujer madura que busca, con fría desesperación, el modo de escapar a su destino.
«Somos máquinas de contar».
Con un relato que se tiende desde el big bang hasta hoy, La invención de todas las cosas nos muestra que los seres humanos somos aquello que nos contamos. Las ficciones que garantizan la cooperación entre inpiduos y grupos dieron vida a las religiones y los mitos; las que tienen que ver con límites de territorios, razas o culturas han provocado o justificado invasiones, guerras y masacres; hay otras que determinan nuestras relaciones personales o cívicas; la magia y la astrología sin duda son ficciones, pero también lo son la ciencia, la filosofía, el arte, la literatura, la música, el teatro, la televisión, las redes sociales... e incluso la política o el amor. Esta es, en definitiva, una historia sobre cómo a diario construimos y reconstruimos la realidad por medio de la imaginación. Nos pasamos la vida entre ficciones, nos dice Volpi, sin apenas darnos cuenta de que nosotros también lo somos.
A partir del gesto encantador de una mujer, surge el personaje de Agnes, alrededor de la cual aparecerán su hermana Laura, su marido Paul, y el mundo contemporáneo, que idolatra a la tecnología y a la imagen. Y es que tal vez el hombre no sea sino su imagen, reflexiona Rubens, a quien solo le quedan dos o tres fotografías mentales de la más excitante de sus amantes. En esta novela polifónica, las aventuras de los personajes imaginarios se mezclan con la historia de dos candidatos a la inmortalidad, Goethe y Bettina von Arnim, mientras la reflexión sobre el nacimiento del homo sentimentalis en la historia de Europa se alterna con perlas ipecias parisienses del singular profesor Avenarius, para quien la realidad actual solo es objeto de juego.
Recibida con elogios entusiastas por la crítica del Reino Unido y Estados Unidos, que la ha considerado de forma unánime uno de los mejores libros del años, La impostura supone el regreso a la novela de Zadie Smith, siete años después de Tiempos de swing y un cuarto de siglo después de su irrupción en el panorama literario con Dientes blancos. Llena de vida, ideas, humor, sentimientos y algo semejante a una verdad moral, La impostura narra con extraordinaria habilidad las controversias sociales del Londres victoriano a través de un puñado de personajes memorables.
En la cumbre de su fama como pianista, Z. se dirige en tren a Florencia invitado por el gobierno italiano para dar un concierto. Poco antes de cruzar la frontera se siente indispuesto y, tras su actuación, debe ser ingresado en un hospital florentino aquejado de una rara enfermedad vírica.
Allí, mientras se debate entre la vida y la muerte, tendrá lugar un diálogo intenso y decisivo con el médico que lo atiende, una indagación sin concesiones sobre el precario equilibrio entre el poder curativo de la ciencia y el espíritu de lucha del paciente.
Las fábulas ideadas por Herbert George Wells (1866-1946), uno de los padres, acaso el más notable, de la ciencia ficción, han demostrado a lo largo del tiempo mantener un vigor y tocar unos resortes del inconsciente humano que a menudo las han elevado a iconos del mundo moderno. "La guerra de los mundos" (1898), relato trepidante que narra la invasión de la Tierra por los marcianos y que supuso por primera vez la irrupción de seres de otros planetas en el nuestro, marcó en buena medida la fantasía del siglo XX y abrió un filón (el del contacto de los hombres con seres extraterrestres) que no tardó en convertirse en uno de los más importantes de la ciencia ficción, sirviendo de inspiración a numerosos artistas posteriores en los ámbitos de la radio, el cine, la literatura, el cómic y la televisión.
Fruto de más de medio siglo de dedicación a la poesía, este volumen reúne la obra en verso de Álvaro Salvador, uno de los autores más sólidos y coherentes de su generación. Editada e introducida por Gracia Morales, que recorre en su texto preliminar el itinerario y las claves de su poética, la recopilación incluye una selección de sus primeros libros y los ocho publicados entre Las cortezas del fruto (1980) y Un cielo sin salida (2020), a los que se añade el hasta ahora inédito Aguaparra, un poemario donde se conjugan magistralmente la más afilada actualidad con el ejercicio pausado de la memoria. Como escribió Ángel González, «la poesía de Álvaro Salvador no se limita a ser relato, inventario o recuento de la vida. En ella el recuento es más bien reencuentro, recapitulación –ordenación y valoración– de todas esas cosas, actividad imaginativa de la memoria que hace del inventario una invención equivalente a un descubrimiento.
Jennifer Clement creció en Ciudad de México en los años sesenta, a apenas una puerta de distancia de la casa de Frida Kahlo y Diego Rivera. Su infancia, bohemia y muy poco ortodoxa, le permitió convivir con artistas, poetas, comunistas y revolucionarios y, más adelante, experimentar su propio despertar creativo. En los años ochenta, decidió sustituir las revoluciones de Latinoamérica por la contracultura de Nueva York, y pronto se convirtió en un referente de su escena cultural, habitando los mismos espacios que Jean-Michel Basquiat, Keith Haring, Colette Lumiere y William Burroughs, y frecuentando locales tan legendarios como The Mudd Club, Danceteria y Studio 54. La autora de La viuda Basquiat regresa con un memoir literario que es a la vez la historia de dos peligrosas, y por ello importantes, ciudades: Ciudad de México y Nueva York, y un retrato de los artistas que trabajaron en, desde y a pesar de ellas.