Publicada por primera vez en 1818, La abadía de Northanger narra la historia de Catherine Morland, una joven muy aficionada a las novelas góticas. Por ello, cuando los Tilney la invitan a pasar una temporada en su casa de campo, se pone a investigar tortuosos e imaginarios secretos de familia. Pero al comprender que la vida no es una novela, la inocente Catherine pondrá los pies en la tierra y encauzará su futuro según dictan las normas morales y sociales de la época.
Tan inmensa y desbordante era la personalidad —y el físico— de Jack Burdette que en un momento dado ya no pudo encontrar su lugar en Holt, su pueblo natal. Tras fracasar como jugador de fútbol americano, una serie de acontecimientos le obligaron huir, dejando a la comunidad profundamente disgustada.
Durante casi una década, la sombra de Jack permanece en Holt, alimentando el rencor colectivo. Pero su reaparición inesperada no trae consuelo ni reconciliación. Por el contrario, su regreso despierta una tormenta de emociones que amenaza con romper los frágiles cimientos del pueblo, y su presencia —más poderosa que su prolongada ausencia— desata una catarsis emocional que revela las profundas grietas bajo la superficie de la vida cotidiana.
En 1938, una ballena aparece muerta en una remota isla galesa. Para la joven Manod es tanto una fatalidad como un símbolo de lo que hay más allá de esas duras costas y que se materializa con la llegada de dos etnógrafos ingleses, atraídos por el alma salvaje y arcaica del lugar, y que le hablan de libros, de ideas, de libertad. Pero a sus crecientes temores de que la comunidad pueda estar siendo peligrosamente malinterpretada, se suma la posibilidad sombría de una nueva guerra.
Profunda, elegante y cautivadora, en La ballena varada se erige un universo entero en miniatura, el de una isla convertida en espejo del mundo exterior, con sus esperanzas y desilusiones, y una mujer enfrentada a cambios irreversibles. Una novela evocadora sobre la pérdida y el autodescubrimiento que resuena con la misma fuerza que el paisaje en el que transcurre.
El despótico patriarca Esteban Trueba ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza a tambalearse con el paso del tiempo y un entorno social explosivo. Finalmente, la decadencia personal del patriarca arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los personajes de esta poderosa novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de una época que abarca gran parte de este siglo.
Una novela exquisita, una oda a la naturaleza y a lo salvaje Durante años, los rumores de la existencia de la Chica Salvaje han perturbado la vida de la pequeña localidad de Barkley Cove, un tranquilo pueblo de pescadores en Carolina del Norte. Abandonada a los seis años, Kya es una joven sensible, inteligente y de una belleza insólita que ha sobrevivido en soledad en las marismas, con la naturaleza como única amiga. Es una superviviente nata. Su solitaria vida se complica cuando un hombre aparece asesinado en el pantano y la acusan del crimen. Entonces, todos sus misterios saldrán a la luz. Una magistral novela que nos habla de los secretos del ser humano, las pulsiones que nos mueven y la verdadera naturaleza del amor y del odio.
Todas las literaturas han conocido el sueño de un mundo ideal, de pasiones y valores absolutos. El Renacimiento lo concibió con disfraces de pastor; en España, bajo los rasgos de La Diana, que gozó de un enorme éxito editorial desde su publicación (1558-1559).
Con una trama geométrica, perfecta, y con una sapientísima mezcla de naturalidad y artificio, la obra maestra de Jorge de Montemayor ofrece a un tiempo una absorbente novela psicológica y una enciclopedia de la erótica renacentista.
Cuando le preguntaron con qué mujer de la historia del arte le gustaría cenar, Umberto Eco contestó sin dudar Uta de Naumburgo, considerada durante siglos la mujer más bella de la Edad Media y acusada de brujería durante su corta vida.
En una gira de lecturas por la antigua RDA a finales de los años ochenta, Grass ve la estatua de Uta por primera vez en la catedral de Naumburgo, hoy Patrimonio de la Unesco, y queda embobado por su belleza y realismo. Su figura, idealizada por el nazismo e inspiración para que Walt Disney creara la madrastra de Blancanieves, se caracteriza por un gesto único para el siglo XIII: con la mano derecha levanta el cuello de su preciosa túnica con un aire de misterio, casi como para ocultarse de alguien.
Grass recurre en este libro al tradicional recurso del convidado de piedra invitando a cenar en su jardín a la hija de un orfebre que hizo de modelo para la estatua. Sin embargo, en un atrevido salto en el tiempo, Uta sigue apareciéndose en más ciudades durante sus viajes, sorprendiendo al narrador enamorado, que la busca por todas partes, y convirtiendo sus siguientes giras en un verdadero desastre, hasta la caída del Muro y sus consecuencias.
«Cuatro flechas negras mi cinto tenía, cuatro por las penas que he sufrido, cuatro para otros tantos hombres que mis opresores malvados han sido».
Con estas lacónicas y misteriosas palabras amenaza la hermandad de La Flecha Negra a sus víctimas. Situada en los primeros compases de lo que llegaría a ser la guerra de las Dos Rosas (1452-1485), que enfrentó a las casas de York y Lancaster, y protagonizada por el joven aspirante a caballero Richard Shelton, La Flecha Negra es, sin duda, una de las novelas más recordadas de Stevenson, un narrador magistral en todo momento. El ritmo trepidante de la acción, los inesperados y espléndidamente medidos golpes de efecto, la frescura de la trama y un final no feliz menos inesperado aún son sólo algunos de los elementos que ha convertido a esta obra en todo un clásico de la novela de aventuras, sólo comparable a las mayores obras de la literatura universal.
La historia de ese instante que puede cambiar la vida entera
Salento, 1959. Lorenzo y Agnese lo han perdido todo. Y lo comprenden cuando su padre, con esos ojos tristes que lo han acompañado toda su vida, anuncia que ha vendido la fábrica de jabones de la familia, una herencia que él siempre ha vivido como una condena. Para Lorenzo y Agnese, en cambio, esa fábrica que su abuelo creó desde la nada, que huele a talco, a flores y a aceites vegetales, era la seguridad de un presente tranquilo y la promesa de un futuro por construir juntos, unidos. Por eso, la idea de quedarse allí como simples obreros bajo un nuevo y arrogante dueño es devastadora. Lorenzo, orgulloso e impulsivo, se marcha dando un portazo con el corazón lleno de rabia y un único objetivo: conseguir el dinero necesario para recuperar lo que es suyo. Pero Agnese no lo sigue: tan decidida cuando se trata de formular jabones como insegura al enfrentarse al mundo exterior, declara: «Me quedo donde está mi hogar». Se abre así una grieta profunda, aparentemente irreparable, entre el hermano y la hermana, que los empujará por caminos opuestos e impredecibles. Porque Lorenzo y Agnese desean lo mismo, al menos hasta que el amor los sitúe de nuevo en una encrucijada. Cada uno tomará una decisión y trazará un mañana distinto... ¿Será para ambos un mañana sin remordimientos?
Esta comedia frívola para gente seria, o, como tambien la describe Oscar Wilde, "una farsa admirable para el estilo, pero fatal para la escritura", es quizá la obra más conocida y representada del genial autor irlandes. En ella, Wilde se consagra al ingenio del lenguaje y hace del estilo, la cháchara y el sinsentido el núcleo de la pieza. Comedia de enredos que lanza sus dardos al matrimonio, la religión o aquello que nos hace respetables, narra la historia de dos hombres, Jack y Algernon, que emplearán toda clase de engaños para añadir emoción a sus vidas.