Anna Karenina es, junto con la monumental Guerra y paz, una de las obras clave Lev Tolstoi, en la que vemos todas las señas de identidad del gran realismo ruso: fina crítica social y multitud de personajes con una profundidad psicológica asombrosa. Las desventuras de Anna Karenina y su afán por integrarse en una sociedad hipócrita que la margina por adúltera, pero perdona los desmanes de su amante, nos hacen reflexionar sobre la invisibilización de la mujer a la par que nos ofrecen un fresco monumental de la Rusia decimonónica y todas sus contradicciones.
En 1869 se publicó Aquellas mujercitas, la segunda parte de Mujercitas, donde los protagonistas tienen ya una vida adulta. La novela alcanzó de inmediato un gran éxito. A pesar de la fama y la prosperidad económica, Louisa no consiguió ser feliz, debido a su mala salud y a sus frustraciones. La fuerte demanda de más libros como Mujercitas y Aquellas mujercitas la encerraron en un estilo doméstico y poco satisfactorio para la sensibilidad de nuestra escritora. Este mismo año se unió a las sufragistas de Nueva Inglaterra, hecho que se reflejará en sus escritos, ya que defenderá ene más vehementemente que nunca los derechos de la mujer.
LOUISA MAY ALCOTT (Germantown, Pensilvania, 1832-Boston, 1888). Desde muy joven estuvo influenciada por los escritos de los autores trascendentalistas, pero los tropiezos económicos de su padre la obligaron a trabajar para mantener a su familia, realizando labores de empleada de hogar, costurera, maestra y enfermera durante la guerra de Secesión, en Georgetown. Louisa May Alcott escribió doscientas setenta obras que van desde la poesía hasta la tragedia y del género infantil al de adultos.
Los relatos que se incluyen en esta edición pertenecen a Sherlock Holmes y fueron escritos por Conan Doyle. Las aventuras del detective y de su ayudante están en la línea de los relatos cortos propios para ser publicados en la prensa y leídos rápidamente, por lo que el estilo queda en segundo lugar. En ellos pueden observarse las características del personaje (inteligencia, capacidad de deducción, ironía) y también los rasgos típicos de la narración policíaca: enigma a resolver por el detective-protagonista tras la observación de detalles aparentemente irrelevantes.
La lucha interior de un delator acaba convirtiéndose en una patología que afecta a su salud mental y física.
"El corazón humano, en las páginas de Conrad, es el corazón humano de un inmenso número de personas, de todas las edades y latitudes."
Ford Madox Ford
El estudiante ruso Razumov se ve envuelto en un atentado cometido por un compañero revolucionario al que acaba delatando a la policía. Empleando similar dureza contra la perversidad de las autoridades zaristas y la crueldad de los revolucionarios, Conrad reconstruye el drama psicológico del delator, que se agudiza aún más cuando este es enviado a Ginebra para infiltrarse en la organización a la que pertenecía el activista traicionado. Su lucha interior para convivir con el remordimiento acaba convirtiéndose en una patología que afecta a su salud mental y física.
Joseph Conrad (1857-1924) vivió en el mar su juventud. De ascendencia polaca, se dedicó íntegramente a la literatura poco antes de cumplir cuarenta años. Jamás un autor de origen extranjero, si exceptuamos a Nabokov, ha enriquecido tanto la lengua inglesa como Conrad, que legó a la posteridad decenas de novelas y narraciones magistrales.
Bartleby, el escribiente es un magnífico y conmovedor relato, cuya lectura resulta inquietante, divertida y perturbadora. Su protagonista, un peculiar copista judicial que trabaja en un despacho de abogados en Nueva York, decide un buen día, para sorpresa de su jefe, negarse a seguir copiando con la famosa frase «preferiría no hacerlo». Aún hoy, la motivación de Bartleby sigue siendo un exquisito misterio literario, pero la determinación y la sosegada delicadeza con la que se atreve a decir «no» hará que pase a la posteridad como un hombre que eligió la libertad. Herman Melville creó así un personaje paradigmático que influyó notablemente en autores posteriores y que se ha convertido en referente en la historia de la literatura.
Conmemoramos el bicentenario del nacimiento de Melville con la edición de una de sus obras más célebres que incluye, además, una introducción de Enrique Vila-Matas.
«Preferiría no hacerlo -repetí yo como si fuera su eco, levantándome muy alterado y cruzando la habitación de una zancada-. ¿Qué quiere decir?»
Considerada una obra maestra de la narración corta, Bartleby, el escribiente constituye una pieza anticipatoria de la literatura existencialista y del absurdo. A través del protagonista, un escribiente que se enfrenta a las demandas de la realidad con una inquietante respuesta, «preferiría no hacerlo», el estoicismo, la ironía, el humor y el sordo desasosiego alegórico presente en la obra del Melville se aúnan para expresar la obstinación del ser humano en su afán de obtener respuesta a las grandes preguntas o, al menos, seguir buscándolas.
Esta edición presenta una traducción de María José Chulia y una brillante introducción de Enrique Vila-Matas, que reflexiona sobre esta historia que tiene un claro paralelismo con Kafka y ha influenciado a autores como Beckett, Camus, Gombrowicz o el mismo Vila-Matas.