Respondiendo al espíritu enciclopédico y totalizante que caracteriza toda la escritura del marqués de Sade, en sintonía con el siglo al que pertenece, Aline y Valcour no solo pretende ser la novela filosófica, sino que se construye como una auténtica macronovela o compendio narrativo que abarca los principales géneros narrativos y registros de escritura del siglo XVIII: todo ello utilizando como soporte el género epistolar.
La publicación de "Ángel Guerra" supone un giro en la novelística galdosiana que, para muchos críticos, constituye una toma de conciencia del autor con respecto a las cuestiones espirituales y religiosas, en un intento de plantear un cambio de valores en la sociedad. Como en las posteriores "Nazarín" y "Halma", que completan junto con "Misericordia" su llamado "ciclo espiritual", Galdós asienta su relato sobre la base del problema de la fe cristiana en relación con la pobreza, así como en los intentos de sus personajes por contribuir a la lucha contra la injusticia social. En el caso concreto de "Ángel Guerra" asistimos a la transformación que experimenta su protagonista, quien desde una postura arreligiosa, marcada por la lucha política y un utopismo radical, emprende una búsqueda aparentemente genuina de la fe.
Anna Karenina es, junto con la monumental Guerra y paz, una de las obras clave Lev Tolstoi, en la que vemos todas las señas de identidad del gran realismo ruso: fina crítica social y multitud de personajes con una profundidad psicológica asombrosa. Las desventuras de Anna Karenina y su afán por integrarse en una sociedad hipócrita que la margina por adúltera, pero perdona los desmanes de su amante, nos hacen reflexionar sobre la invisibilización de la mujer a la par que nos ofrecen un fresco monumental de la Rusia decimonónica y todas sus contradicciones.
En 1869 se publicó Aquellas mujercitas, la segunda parte de Mujercitas, donde los protagonistas tienen ya una vida adulta. La novela alcanzó de inmediato un gran éxito. A pesar de la fama y la prosperidad económica, Louisa no consiguió ser feliz, debido a su mala salud y a sus frustraciones. La fuerte demanda de más libros como Mujercitas y Aquellas mujercitas la encerraron en un estilo doméstico y poco satisfactorio para la sensibilidad de nuestra escritora. Este mismo año se unió a las sufragistas de Nueva Inglaterra, hecho que se reflejará en sus escritos, ya que defenderá ene más vehementemente que nunca los derechos de la mujer.
LOUISA MAY ALCOTT (Germantown, Pensilvania, 1832-Boston, 1888). Desde muy joven estuvo influenciada por los escritos de los autores trascendentalistas, pero los tropiezos económicos de su padre la obligaron a trabajar para mantener a su familia, realizando labores de empleada de hogar, costurera, maestra y enfermera durante la guerra de Secesión, en Georgetown. Louisa May Alcott escribió doscientas setenta obras que van desde la poesía hasta la tragedia y del género infantil al de adultos.
Los relatos que se incluyen en esta edición pertenecen a Sherlock Holmes y fueron escritos por Conan Doyle. Las aventuras del detective y de su ayudante están en la línea de los relatos cortos propios para ser publicados en la prensa y leídos rápidamente, por lo que el estilo queda en segundo lugar. En ellos pueden observarse las características del personaje (inteligencia, capacidad de deducción, ironía) y también los rasgos típicos de la narración policíaca: enigma a resolver por el detective-protagonista tras la observación de detalles aparentemente irrelevantes.
La lucha interior de un delator acaba convirtiéndose en una patología que afecta a su salud mental y física.
"El corazón humano, en las páginas de Conrad, es el corazón humano de un inmenso número de personas, de todas las edades y latitudes."
Ford Madox Ford
El estudiante ruso Razumov se ve envuelto en un atentado cometido por un compañero revolucionario al que acaba delatando a la policía. Empleando similar dureza contra la perversidad de las autoridades zaristas y la crueldad de los revolucionarios, Conrad reconstruye el drama psicológico del delator, que se agudiza aún más cuando este es enviado a Ginebra para infiltrarse en la organización a la que pertenecía el activista traicionado. Su lucha interior para convivir con el remordimiento acaba convirtiéndose en una patología que afecta a su salud mental y física.
Joseph Conrad (1857-1924) vivió en el mar su juventud. De ascendencia polaca, se dedicó íntegramente a la literatura poco antes de cumplir cuarenta años. Jamás un autor de origen extranjero, si exceptuamos a Nabokov, ha enriquecido tanto la lengua inglesa como Conrad, que legó a la posteridad decenas de novelas y narraciones magistrales.