Figura clave del modernismo anglosajón, Katherine Mansfield perdura como una de las grandes maestras del cuento moderno. El presente volumen incluye una cuidada selección de sus mejores relatos, desde las sátiras de juventud hasta las comedias de madurez, caracterizadas por la franqueza y la melancolía. En escenas de familia, historias de parejas, episodios intimistas o crónicas de viajes, la autora evoca tanto su infancia en Nueva Zelanda como la bohemia europea de principios del siglo XX, siempre en busca de momentos reveladores para sus personajes. El conjunto celebra los gestos, sobreentendidos y punzadas que conforman nuestra vida cotidiana.
Los «Cuentos inquietantes» aquí reunidos, la mayoría de los cuales han permanecido inéditos en castellano hasta hoy, lo son cada uno a su manera. Algunos se escoran levemente hacia lo sobrenatural, en la línea de los relatos de fantasmas de Henry James, historias en las que el elemento ultraterreno sobrevuela la cotidianidad de modo casi imperceptible: sutilmente invasivo, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole una deliciosa inquietud.
Este pequeño volumen recoge tres relatos de Gérard de Nerval que se publicaron juntos por primera vez en 1852, apenas tres años antes del suicidio del autor (del que en 2025 se cumplen 170 años). En «La mano encantada», sin duda el más famoso de su producción cuentística, el joven Eustache Bouteroue se ve forzado a batirse en duelo con un pariente de su prometida y termina envuelto en una concatenación letal de desgracias. Por su parte, los otros dos relatos cortos, «El monstruo verde» y «La reina de los peces», comparten con el primero el carácter sobrenatural, fantástico, formando así una unidad temática que evoluciona de lo irreal a lo folclórico. Si bien ha habido numerosas traducciones de estos cuentos al castellano, hasta la presente edición nunca habían visto la luz en un solo volumen independiente, en este caso a cargo del traductor Mateo Pierre Avid Ferrero.
En el escenario opresivo de un escarpado, oscuro y ventoso paisaje rural de la Inglaterra victoriana, entre las cumbres borrascosas que simbolizan el agitado mundo interior de los protagonistas, Emily Brontë situó la imposible relación entre el joven Heatcliff, de origen humilde, y la adinerada Catherine Earnshaw. Rechazado y humillado por su baja clase social, obligado a renunciar al paraíso, Heatcliff se rebelará contra su destino con el poder de un ángel caído que se rebela contra Dios, consagrando su fuerza y su energía salvaje, implacable, a destruir esos valores tradicionales y eternos que le han sido negados: “He vencido a mis antiguos enemigos y ahora puedo, si quiero, completar mi venganza en sus descendientes”.
Emily Brontë fue la mediana de las hermanas Brontë y, al igual que Anne y Charlotte, se convirtió en una afamada escritora gracias a su única novela, publicada un año antes de su muerte bajo un seudónimo masculino. Cumbres Borrascosas narra la desgarradora relación entre Catherine y Heathcliff, una historia de amor, pero también de celos, de odio y de venganza. Alejada del romanticismo tradicional, la novela supuso toda una revolución en cuanto a su estilo y su estructura, y aunque la crítica del momento le brindó una tibia acogida, el tiempo ha acabado concediéndole el lugar que se merece como uno de los grandes clásicos de la literatura universal.
El enfrentamiento entre el refinado y seductor Viejo Mundo, aunque cínico, corrupto y desgastado, y el vitalismo ingenuo pero basto de la riqueza del Nuevo Mundo fue uno de los temas recurrentes de Henry James. El contraste entre ambas culturas, la norteamericana y la europea, le proporcionó el material para novelas como Roderick Hudson (1875), El americano (1877), Los europeos (1878) y esta Daisy Miller (1878).
La historia comienza con el encuentro de dos norteamericanos en un hotel de la rígida y puritana Ginebra: un diletante que parece no decidirse por nada, expatriado en Europa, y una espontánea, coqueta y rústica heredera en viaje "cultural" con su familia. Ambos se sienten atraídos pero el joven Winterbourne reprime su interés ante el prejuicio de sus parientes y amistades por pertenecer Daisy a "la clase de norteamericanos que tenemos el deber de no aceptar". Se da la voz de alarma entre el arribista círculo social de norteamericanos establecidos en Europa y, por su indecisión, Winterbourne es también arrastrado a la implacable respuesta de esta moral colectiva que rechaza a Daisy Miller.