La prosa de Gógol resultó sorprendente en su época por su originalidad, y fue celebrada por autores tan distintos como Pushkin y Nadezhdin. Gógol se aleja de la tradición narrativa de los cuentos populares mezclando los elementos sobrenaturales del cuento popular con los elementos de la conciencia narrativa individual. El juego de diferentes voces narrativas, la inclusión de términos coloquiales y vulgares, las constantes digresiones y las ocasionales lagunas de memoria del narrador, que interrumpen, distorsionan u oscurecen el significado de lo que relata constituyen las principales características del estilo gogoliano. "Cuentos de San Petersburgo" da título a una serie de relatos que fueron publicados en diferentes momentos, entre 1835 y 1842. Existen dos elementos unificadores en este libro: el primero, y más obvio, la presencia de San Petersburgo; el segundo, que están protagonizados por personajes solitarios que viven una situación de conflicto a causa de un elemento perturbador (una oculta presencia demoníaca) que trastoca la precaria armonía de su mundo.
Cuentos de San Petersburgo reúne los cinco relatos que Nikolái Gógol ambientó en la grandiosa capital rusa del siglo XIX: «La nariz», «El retrato», «La avenida Nevski», «El diario de un loco» y «El capote». Publicados entre 1835 y 1842, todos están protagonizados por personajes extraordinarios que persiguen sus anhelos entre calles anónimas y hostiles. Mezclando la sátira con la fantasía, la compasión con la condena y lo cotidiano con la locura, el autor muestra el reverso conflictivo de la vida urbana decimonónica, al tiempo que crea una renovadora visión literaria que dejará su impronta en numerosos autores rusos e internacionales.
Figura clave del modernismo anglosajón, Katherine Mansfield perdura como una de las grandes maestras del cuento moderno. El presente volumen incluye una cuidada selección de sus mejores relatos, desde las sátiras de juventud hasta las comedias de madurez, caracterizadas por la franqueza y la melancolía. En escenas de familia, historias de parejas, episodios intimistas o crónicas de viajes, la autora evoca tanto su infancia en Nueva Zelanda como la bohemia europea de principios del siglo XX, siempre en busca de momentos reveladores para sus personajes. El conjunto celebra los gestos, sobreentendidos y punzadas que conforman nuestra vida cotidiana.
Los «Cuentos inquietantes» aquí reunidos, la mayoría de los cuales han permanecido inéditos en castellano hasta hoy, lo son cada uno a su manera. Algunos se escoran levemente hacia lo sobrenatural, en la línea de los relatos de fantasmas de Henry James, historias en las que el elemento ultraterreno sobrevuela la cotidianidad de modo casi imperceptible: sutilmente invasivo, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole una deliciosa inquietud.
Este pequeño volumen recoge tres relatos de Gérard de Nerval que se publicaron juntos por primera vez en 1852, apenas tres años antes del suicidio del autor (del que en 2025 se cumplen 170 años). En «La mano encantada», sin duda el más famoso de su producción cuentística, el joven Eustache Bouteroue se ve forzado a batirse en duelo con un pariente de su prometida y termina envuelto en una concatenación letal de desgracias. Por su parte, los otros dos relatos cortos, «El monstruo verde» y «La reina de los peces», comparten con el primero el carácter sobrenatural, fantástico, formando así una unidad temática que evoluciona de lo irreal a lo folclórico. Si bien ha habido numerosas traducciones de estos cuentos al castellano, hasta la presente edición nunca habían visto la luz en un solo volumen independiente, en este caso a cargo del traductor Mateo Pierre Avid Ferrero.
Emily Brontë fue la mediana de las hermanas Brontë y, al igual que Anne y Charlotte, se convirtió en una afamada escritora gracias a su única novela, publicada un año antes de su muerte bajo un seudónimo masculino. Cumbres Borrascosas narra la desgarradora relación entre Catherine y Heathcliff, una historia de amor, pero también de celos, de odio y de venganza. Alejada del romanticismo tradicional, la novela supuso toda una revolución en cuanto a su estilo y su estructura, y aunque la crítica del momento le brindó una tibia acogida, el tiempo ha acabado concediéndole el lugar que se merece como uno de los grandes clásicos de la literatura universal.