En versos cortos y sencillos, Rosa Francia Esquea presenta un conjunto de especies de la fauna y la flora dominicana, las que le son más cercanas, utilizando un tono cordial, elogioso y aleccionador. Estos poemas presentan insectos, aves, árboles, flores y frutas propios del país, y destacan su función en la naturaleza y sus aportes a la vida humana. De estos pequeños seres, los primeros lectores podrán admirar y aprender la belleza, la convivencia, la laboriosidad, el gozo, el servicio a los otros.
Jesús y Francis son buenos amigos. A Francis le encanta la magia y a Jesús, las ciencias naturales. Un día Francis se enferma y Jesús va a visitarlo. Entre los árboles del camino, envueltos en una extraña neblina, se topa con una mariquita, un cervatillo y un búho que parece decir su nombre. Desea tener una cámara de video para compartir con su amigo los encuentros; lo que no sabe es que quizá la magia de Francis tenga algo que ver con la presencia de esos animales.
Este libro contiene dos historias. En la primera, "¡Yo no estoy perdido!", el curso de Manuel va de paseo a la biblioteca municipal, pero el pequeño se queda atrás. Decide irse por su cuenta, hasta que una señora lo encuentra y cree que está perdido. Manuel intenta explicarle que no lo está pero no le salen las palabras. En el segundo cuento, "Una sorpresa para mamá". Lisa prepara un bizcocho para darle una sorpresa de cumpleaños a mamá. En la cocina, mezcla los ingredientes y pone la masa en el horno. Solo que no ha aprendido a graduar la temperatura y pronto la casa está encuelta en humo.
Tres amenas y simpáticas historias del deporte rey, el que despierta las mayores simpatías en todo el mundo. El balón toma el control y no hay quien lo detenga entre patadas, pases, dribleos, chutes, remates, sin importar que los jugadores sean niñas, niños y… ¡chimpancés! Todos sueñan con jugar, practican y practican, y se lanzan al terreno ¡a ganar! Este libro, además, resalta los beneficios de la sana competencia, del trabajo en equipo y de saber ganar y perder.
En clase, a la pequeña Sara le ha tocado cuidar de una oruga mientras va creciendo. Tiene que darle de comer pero se hace un lío con el tipo de alimentos que necesita la oruga. La niña buscará en Internet para conocer de qué se alimenta este insecto de cuerpo blando y flexible. Elizabeth Balaguer nuevamente explora el mundo infantil de manera creativa e imaginativa, para satisfacer un aspecto muy vital en la literatura que es el gusto estético.