Leibi convierte la monotonía de los hechos cotidianos en la fantasía, el misterio y encanto propios de los cuentos para niños.
Gatita era la estrella del circo por sus saltos y maromas. Un buen día se encuentra aburrida y cansada de hacer siempre lo mismo. Con mucha calma e inteligencia se propone cambiar de ocupación y sin esperarlo su vida dará un giro inesperado y maravilloso cuando se dirige a las estrellas.
Una misteriosa amenaza planea sobre el rancho de Nicky, en Australia... pero el Club de Tea está listo para enfrentarse a ella viajando hasta el corazón del país ¡y viviendo una superratónica aventura!
Una emocionante y divertidísima novela juvenil para sacar lágrimas de la risa, y se lee de un tirón.
Nico y su familia dejan atrás la gran ciudad para irse a vivir a un lejano pueblo de montaña con no más de cinco calles y en la misma casa del abuelo enfermo de la memoria. Nico no está feliz: dejó a su novia atrás y en el pueblo, llamado Hormiga con Corbata, no venden Coca Cola, los compañeros se llaman por apodos raros y menos hay señal para su iPhone. Pero poco a poco descubrirá que sus días ahí pueden ser más interesantes y entretenidos, como son su amistad con una chica que ama los libros de ciencia ficción y el estrambótico proyecto de su abuelo y otros dos ancianos de construir y poner en marcha un estrafalario aparato lanza-señales al espacio. “El hechizo de la escritora sostiene como un soplo el libro”.
En clase, a la pequeña Sara le ha tocado cuidar de una oruga mientras va creciendo. Tiene que darle de comer pero se hace un lío con el tipo de alimentos que necesita la oruga. La niña buscará en Internet para conocer de qué se alimenta este insecto de cuerpo blando y flexible. Elizabeth Balaguer nuevamente explora el mundo infantil de manera creativa e imaginativa, para satisfacer un aspecto muy vital en la literatura que es el gusto estético.
El abuelo de Diego va a vivir con su familia. Juega a los espías, caza monstruos en el armario y monta bicicleta. Pero el abuelo Max olvida las cosas y a veces no sabe dónde está. Desconcertado por esos despistes, el chico no sabe si lo hace en serio o está bromeando. La culpa es del "alemán" explica la madre. ¿Quién será ese tal alemán? -se pregunta intrigado Diego- y qué tiene que ver con su abuelo?