Aclamado por el pueblo como Libertador, blanco de numerosas conjuras políticas y militares, héroe romántico y hasta libertino para sus detractores y sus partidarios, idealista íntegro y abandonado que contempla las ruinas de su sueño de unidad de los pueblos americanos, tras la independencia del dominio español Simón Bolívar emprende -enfermo, con un menguado séquito- el que será su viaje final. Parte desde Bogotá para seguir el curso del río Magdalena. Su viaje será el último en un doble sentido: le proporciona oportunidades para considerar los pasos que ha dado en su agitada vida y, al tiempo, la gravedad de sus dolencias apresta en varios meses su encuentro con la muerte.
El pulso magistral de Gabriel García Márquez refiere hasta en sus detalles mínimos la inmensa aventura que, impulsada por la voluntad de Bolívar, transmutó el destino de América.
Pascal Belanger, «Cal», odia a su hermano mayor, Frank, tan dominante y manipulador que le hace dudar incluso del origen de su animadversión. Él es la razón por la que escapó de Littleford, su ciudad natal, y puede que motivase su vida nómada desde entonces. Ambos tienen una historia en común, pero ninguna de sus anécdotas parece coincidir. ¿Cal rescató a Frank de ahogarse un verano o fue al revés? ¿Frank le debe dinero a su hermano o no? Mientras que Frank ha vivido siempre en la misma ciudad, donde ejerce como abogado y encarna el papel de hijo atento, su hermano se ha convertido en un geólogo experimentado y se ha pasado años viajando por el mundo. Cuando se instala por fin en Littleford con su mujer, Vita, Cal debe ausentarse a menudo por razones de trabajo, una circunstancia que su adversario aprovecha para acercarse a ella. ¿Es Frank el buen tipo que todos creen?
Inglaterra en la Edad Media. Del paso de los romanos por la isla sólo quedan ruinas, y Arturo y Merlín son leyendas del pasado. Entre la bruma todavía habitan ogros, y británicos y sajones conviven en unas tierras yermas, distribuidos en pequeñas aldeas. En una de ellas vive una pareja de ancianos–Axl y Beatrice–que decide partir en busca de su hijo. Este se marchó hace mucho tiempo, aunque las circunstancias concretas de esa partida no las recuerdan, porque, como el resto de habitantes de la región, han perdido buena parte de la memoria debido a lo que llaman «la niebla». En su periplo se encontrarán con un guerrero sajón llamado Wistan; un joven que lleva una herida que lo estigmatiza; y un anciano Sir Gawain, el último caballero de Arturo vivo, que vaga con su caballo por esas tierras con el encargo, según cuenta, de acabar con un dragón hembra que habita en las montañas. Juntos se enfrentarán a los peligros del viaje, a los soldados de Lord Brennus, a unos monjes que practican extraños ritos de expiación y a presencias mucho menos terrenales. Pero cada uno de esos viajeros lleva consigo secretos, culpas pendientes de redención y, en algún caso, una misión atroz que cumplir. Kazuo Ishiguro ha construido una narración bellísima, que indaga en la memoria y en el olvido acaso necesario, en los fantasmas del pasa...
Nadie conocía exactamente quién era Gatsby. Algunos decían que había sido espía de los alemanes durante la Primera Guerra Mundial; otros, que estaba emparentado con una de les familias reales de Europa. Sin embargo, nadie le aventajaba en su espléndida hospitalidad. Las fiestas más maravillosas tenían lugar en su soberbia mansión de Long Island. La ironía de esta fachada fabulosa era que él no la había construido para deslumbrar al mundo, los amigos o la esposa, sino para impresionar a una chica que había amado, que era su sueño, su ilusión.
Jay Gatsby, el caballero que reina sobre West Egg, es el arquetipo de los legendarios años veinte en los que todo parecía posible, tiempo de felicidad entre el horror de la Primera Guerra Mundial y la barbarie de la Segunda. Con los demás protagonistas, forma parte de la Generación Perdida, los «jóvenes tristes» que personificaron el mito de la pasión y el desafecto, la literatura que se funde con la vida.
El gran Gatsby, publicada en 1925, ha sido considerada en numerosas ocasiones la mejor novela norteamericana del siglo xx. La historia se desarrolla en Nueva York y Long Island en los años veinte del pasado siglo y retrata de una manera brillante esos locos años de las fiestas, el jazz y el desenfreno previos a la Gran Depresión. Nick Carraway deja el Medio Oeste y llega a Nueva York en la primavera de 1922, una época de relajamiento moral y contrabando, en la que la bolsa sube como la espuma. Nick, que busca su propia versión del sueño americano, tiene como vecino a un misterioso millonario, Jay Gatsby, muy popular por sus impresionantes fiestas. Al otro lado de la bahía viven Daisy y su mujeriego marido, Tom Buchanan.