El adjetivo gótico nos remite a un paisaje nocturno, plagado de árboles retorcidos, nubes pálidas, sonidos inquietantes y vislumbres de cementerio. Un imaginario que en buena medida se forjó entre los poetas románticos ingleses y sus sucesores. Lejos de ser un género cultivado por poetas de segundo rango, nuestra selección recurre a nombres que están en la cima de su arte: se abre con dos inquietantes poemas de Shakespeare, para recorrer después las grandes aportaciones de los románticos, encontrarnos con el maestro indiscutido del género: Edgar Allan Poe; las hermanas Brontë, los espectros del recuerdo de Hardy y la feérica Irlanda de Wilde y Yeats antes de despedirnos entre la penumbra onírica de Charlotte Mew.
Amores patológicos fue el primer libro de Nuria Barrios, que ahora ha vuelto a intervenir en él para celebrar los veinticinco años de su publicación. Su escritura suscitó en su momento tantos elogios como reacciones escandalizadas ante aquel mundo apasionado y excesivo, atento a la exploración del cuerpo como lenguaje del eros. Es asombroso comprobar cómo el poder perturbador de las voces de las mujeres cuando hablan de su deseo sigue hoy intacto. Decididos a que no se apague la pasión, ese estado arrebatado que es el más hermoso de una relación, los personajes de Amores patológicos terminan desarrollando patologías amorosas tan grotescas como tiernas. Un mismo fuego erótico alimenta la nueva edición de esta obra híbrida que narra historias de fetichismo y soledad, de celos y entrega, de juegos y abismos.
Los habitantes de Santa Rita, con sus problemas e historias, y dos cadáveres –uno, un bebé cuyo esqueleto se acaba de encontrar entre los restos de un muro derribado, en la zona antigua de Santa Rita, junto a unos cuadros muy valiosos de la escuela expresionista «Der Blaue Reiter», el otro, un conocido especialista de historia del arte que tenía que hacer el peritaje de los cuadros- forman el núcleo narrativo de la nueva obra de Elia Barceló, un Noir Mediterráneo, con guiños a clásicos del suspense como Colombo o Dexter.
La inspectora Lola Galindo, con la ayuda de Robles y otros más, investiga un caso lleno de misterios y secretos, tanto en el mundo del arte del siglo pasado como en la actualidad.
El lector encontrará aquí reunidas sus tres primeras novelas, que lo lanzaron al estrellato literario y lo situaron en el centro de la polémica, donde sigue instalado. Las tres están protagonizadas por seres desnortados y resentidos, náufragos aletargados de la sociedad de consumo. El personaje central de Ampliación del campo de batalla es un ingeniero informático depresivo que lleva dos años de castidad; Las partículas elementales confronta a dos hermanastros cuarentones: una suerte de monje científico que ha renunciado a la sexualidad y un profesor de literatura consumidor compulsivo de pornografía; Plataforma, por su parte, está protagonizada por un funcionario parisino apocado y apático, que se va de vacaciones a un paraíso del turismo sexual y acaba montando un negocio relacionado con el asunto mientras busca el amor puro... Tres visiones –o mejor autopsias– feroces y sarcásticas de la decadencia de Occidente.
La década de 1950 se acerca a su fin y en Santiago de Chile Aurora se dispone a asistir a su primer año en la facultad de Medicina. En el discurso inaugural, el rector exhorta al alumnado, concretamente a las dos únicas mujeres de todo el curso, a demostrar que merecen un sitio entre esos bancos. Luchando contra los prejuicios de sus profesores, que dudan de su valía, y de sus propios compañeros, que asumen que Aurora anda en busca de un buen partido, esta cirujana en ciernes se gana un puesto de honor en la facultad. Entre lecciones de anatomía, disecciones de corazones y experimentos poco ortodoxos, pronto su propio corazón empezará a latir de forma incontrolada y Aurora deberá tomar una decisión imposible con la que vivirá el resto de su vida.
«Este libro es un ensayo en forma de crónica o una crónica en forma de ensayo. Este libro no es una ficción. Este libro es la anatomía de un instante: el instante en que Adolfo Suárez permaneció sentado en la tarde del 23 de febrero de 1981 mientras las balas de los golpistas zumbaban a su alrededor en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y todos los demás parlamentarios -todos menos dos: el general Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo- buscaban refugio bajo sus escaños. Este libro es la crónica de ese gesto y la crónica de un golpe de estado y la crónica de unos años decisivos en la historia de España. Este libro es un libro imprescindible. Un libro único.»