Estos poemas los encontró Inmaculada Pelegrín (Lorca, 1969) una mañana de enero en un lugar llamado Farrera con vistas al Alto Pirineo. Por esta circunstancia no debe extrañar que, al leerlos, huelan a hierba y a pan de centeno o se escuche, de fondo, bramar un cabirol. Fue imprescindible, para que ocurriera, que estuviesen por allí Fernando Carreter, conductor de diligencias; su hijo Saúl, descifrador de contraseñas; y Tito Pedro, un ermitaño sabio que los acogió en su eschatia. Aunque debatieron mucho sobre el tema, ninguno se atreve a afirmar si cuando decimos la teoría de las cosas nos estamos refiriendo a que nosotros tenemos una teoría sobre las cosas o a que las cosas tienen su propia teoría sobre el mundo.
Este es un libro sobre el ayer perdido vuelto a recuperar con las palabras. La nostalgia de la patria lejana divisada en las brumas de la memoria. Los pasos extranjeros del muchacho nicaragüense que escribe, ensayando su destierro desde niño. Y los pasos perdidos de los exiliados en las calles y plazas ajenas, cargando con su miseria y sus penas. Nómadas, inmigrantes ilegales. Nadies. Expatriados, desterrados, la garra de la lejanía clavada en el corazón. La lenta prisa del que camina en dirección opuesta. La búsqueda sin fin de la identidad perdida, las huellas dactilares borradas de las manos de la madre por la lejía. La carga de los recuerdos que no alivia sino la escritura cuando se toca fondo. ¿Cómo nombrar lo que no tiene nombre? De esta manera, con la poesía, tocando fondo.
Maggie Cassidy (escrita en 1953 y publicada en 1959) es el tercer volumen del magno ciclo La leyenda de Duluoz. En ella, el joven Jack Duluoz, de dieciséis años, conoce a una chica en el baile de Nochevieja de 1939, coquetean, vuelven a verse, se dan celos, son víctimas de murmuraciones, se pelean, se reconcilian y se enfrentan a las primeras decisiones de la vida adulta.
Es la historia del primer amor del protagonista, un amor adolescente que engloba otros despertares: al mundo exterior, la sexualidad, la espiritualidad, los estudios, el trabajo, la vocación.
Una niña siente una envidia creciente hacia su hermana Nona a quien todo lo que le ocurre es “especial” y, lo que es peor, le ocurre a escondidas. Una mujer al borde del desahucio confía en una benévola y solitaria anciana que le invita a tomar café. Un grupo escolar comenta un cuadro, y de repente alguien ve en él algo inquietante que perturba la serenidad del momento. La narradora se aloja en un hotel madrileño y al salir vive un salto en el tiempo… Cristina Fernández Cubas revisita la infancia y la madurez, la soledad y la familia, la cotidianidad de nuestras casas y nuestras ciudades y nos descubre que en todos ellos tal vez aniden inadvertidos el misterio, la sorpresa y el escalofrío.
«En el siglo XX, en Europa», dice el narrador, «no queda lugar para tierras misteriosas ni anacrónicas aventuras robinsonianas…» Pero un joven seminarista, excelente traductor del griego y del latín, y absoluto ignorante de los códigos del mundo, se ve compelido a protagonizar una extraña peripecia…En El año de Gracia se reúnen muchos de los elementos de la novela clásica del género ―tempestades, naufragios, una isla desierta e, incluso, un especialísimo y ocurrente salvaje…― pasados por el tamiz peculiar al mundo onírico de la autora.
El eco de mis muertes es una pieza única que nos permite, una vez más, adentrarnos en la obra poética de la gran escritora argentina Alejandra Pizarnik a través de la mirada del artista Santiago Caruso.
Siguiendo la estela de La condesa sangrienta (Libros del Zorro Rojo, 2022), las pinturas de Caruso en El eco de mis muertes que incluye una selección de fragmentos del poema «Aproximaciones», escrito entre 1956 y 1958 nos llevan a emprender un recorrido por el imaginario de Pizarnik; más precisamente su traspaso «hacia el otro lado», hacia el universo de la palabra hecha cuerpo y, en última instancia, hacia la muerte. La mirada minuciosa y a la vez penetrante de Caruso realza el ya mítico universo de la poeta. Un libro desplegable que deviene en un objeto imperdible, en un verdadero talismán.