Cuando Akiko Yosano y su esposo recibieron la oferta de la Compañía del Ferrocarril del Sur de Manchuria para realizar un viaje por el noreste de Asia, dudaron inicialmente porque los últimos años de la década de 1920 fueron un punto álgido para las relaciones chino-japonesas debido a la expansión civil y militar japonesa en Manchuria y el norte de China. Sin embargo, ambos lograron enfrascarse en un largo viaje por esta zona, recogiendo testimonios de los pueblos y lugares donde se detenían durante su travesía. En Viajes por Manchuria y Mongolia, Akiko Yosano ofrece, además, descripciones maravillosas y detalladas de las montañas, templos y santuarios, de la belleza natural de las ciudades y calles de una China misteriosa. El testimonio de Yosano permite entender la indiferencia de los japoneses hacia la cultura china, pues son incapaces de comprenderla porque no la han vivido ni visto de cerca; por eso, ella busca experimentar por sí misma esta realidad extranjera. Así, en su narración, los chinos aparecen como un pueblo extremadamente trabajador, que sufre bajo grandes presiones y desunión interna. China se presenta como un país de gran belleza natural, que el tiempo y el expolio humano no han arruinado del todo.
Nayeli, una joven tehuana que ha huido de su hogar, llega a la ciudad de México desamparada. Gracias a sus maravillosos dotes en la cocina encuentra un lugar en la Casa Azul, donde Frida Kahlo vive prácticamente aislada desde el fatal accidente que la dejó paralítica. Entre sabores, aromas y colores, la pintora y su nueva cocinera inician una amistad que marca profundamente el destino de ambas. Muchos años después en Buenos Aires, donde Nayeli se asentó y formó una familia tras la muerte de Frida, la nieta de la cocinera descubre un secreto que puede cambiarle la vida: la existencia de un misterioso cuadro donde su abuela es la protagonista, pero cuyo autor se desconoce.
Florencia Etcheves ha conseguido recrear el lado más humano de Frida Kahlo, al mismo tiempo que traza una poderosa novela donde las intrigas, los amores y las envidias tejen una entrañable historia de amistad y lealtad entre dos mujeres unidas por el destino.
Una historia de amor entre lo exótico y lo primitivo, lo bello y lo atroz
«Jordi Soler es un narrador fuera de serie». -Delphine Peras, Lire
«Una imaginación mágica y arrolladora». -Jorge Semprún
«Quizá regresó porque en cualquier lugar era una criatura hermosa y estrafalaria pero no tenía la misma singularidad, solo aquí era la reina, la diosa, la única, solo aquí era lo bello que condenaba al resto del mundo a la fealdad».
Artemisa, una hermosa mujer de ascendencia griega, vive en un pueblo perdido en la sierra de Veracruz, en un territorio entre la realidad y el mito en el que el primitivismo de la selva y la civilización del mundo occidental conviven en un equilibrio complejo. Allí todos la desean, la adoran como a una diosa, pero cualquier historia de amor con ella está abocada a la desgracia: la que relata el narrador, cuando ambos eran jóvenes, y la que tiene con un hombre mayor, violento y poderoso, que se enamora obsesivamente de ella. Obsesiva es también la relación que Artemisa establece con un ser extraño y atemorizante, un animal casi mitológico al que parece unirla una pasión desmedida que la precipita a un destino inhumano de traiciones y espanto inimaginable.
Lo exótico y lo primitivo, lo bello y lo atroz, la mitología griega y la del México prehispánico se entretejen en esta novela en la que Jordi Soler, con una prosa magnética que deja sin respiro al lector, narra la barbarie y las relaciones de amor y dependencia que desatan en estas páginas una verdadera tempestad.
La mejor escritora nórdica actual, con más de diez premios literarios y un millón de lectores, regresa con «una novela deliciosa y pícara sobre el sentido de la existencia» (Elle)
Descendiente de un linaje de matronas, Dýja es también eso que en Islandia llaman «madre de la luz». Sus padres dirigen una funeraria, su hermana es meteoróloga: nacer, morir y, entremedias, superar unas cuantas tormentas. En plena amenaza de huracán, Dýja ayuda a traer al mundo a su bebé número 1922. Está tratando de arreglar el apartamento que ha heredado de su tía abuela, abarrotado de muebles, bombillas que parpadean y una caja de fruta llena de manuscritos: la tía Fífa continuó la labor que había comenzado la bisabuela de entrelazar los relatos de las antiguas comadronas que recorrían los páramos del país en plena ventisca con sus propias reflexiones excéntricas y visionarias sobre el planeta, la vida... y la luz.
Daria es la hija, cuyo destino está marcado desde el nacimiento por un diagnóstico erróneo. Ada es la madre, que en el umbral de los cincuenta descubre que está enferma, pero este hallazgo se convierte en una oportunidad para dirigirse a su hija y tratar de contarle la historia de ambas. De este modo, todo pasa por los cuerpos de Ada y Daria: peleas diarias, enfados, secretos, pero tambien inesperadas alegrías y momentos de muchísima ternura. Las palabras atraviesan el tiempo, en un continuo ir y venir entre pasado y presente. Un relato de una fuerza y verdad extraordinarias, en el que cada instante se ofrece al lector como un regalo: una lectura que nos cambia, que nos desgarra y nos rehace.
Este volumen reúne la trilogía de novelas independientes con que Alan Pauls vuelve sobre los años más tempestuosos de la Argentina reciente.
«Una trilogía espléndidamente narrada que confirma a Alan Pauls como uno delos pocos escritores argentinos contemporáneos realmente imprescindibles».
Patricio Pron, ABC Cultural
Estas novelas «huérfanas» -como mascullaba en sus diarios el autor- fraguan la epopeya conocida en Argentina como Los Años Setenta con destellos de la materia más cotidiana y perenne: el goce deser una víctima y llorar lágrimas de cocodrilo; la pasión del cash, nunca tan intensa como cuando el dinero se esfuma en los vértigos de la inflación, el juego o el despilfarro; el pelo como icono frívolo-político, lacio-burgués o afro-revolucionario, y cierta peluca célebre por participar del secuestro que inauguró la década en cuya órbita legendaria sigue moviéndose Argentina.