Kiev, 1919. Los bolcheviques han tomado el mando de la ciudad y en ella reina el descontrol. En un clima de robos y asesinatos diarios, el joven Samsón Kolechko pierde a su padre y una oreja a manos de los cosacos, y se ve casi por accidente como jefe de la policía soviética. Su primer y peligroso caso, que incluye una oreja cortada, un hueso de plata y un traje de inusual tamaño y exquisita tela inglesa, lo sumergirá en el caos de Kiev y en los brazos de Nadiezhda, una ardiente bolchevique de la que Samsón ya no podrá separarse.
La reconocida dibujante Barbara Stok retrata en esta obra la vida de Hiparquía, una filósofa prácticamente desconocida que vivió en la Grecia del siglo IV a. C. y que revolucionó el mundo del pensamiento clásico gracias al importante rol que desempeñó en la corriente cínica. Con su eterno entusiasmo, un potentísimo trasfondo filosófico y su estilo característicamente cercano, Stok construye un puente con el presente al colocar un espejo frente al lector.
Esta novela gráfica logra devolver el lugar destacado de la Historia que le corresponde a la figura de Hiparquía, una mujer brillante que tuvo el coraje de vivir según sus propios ideales, a pesar de las creencias predominantes de su época.
Ernesto va a cumplir sesenta años y para los telediarios ya es considerado un anciano. Reacio a dejarse aplacar por el desánimo, emprende un viaje al pasado en busca de las claves para el futuro. Entre Mallorca y Barcelona, y entre pensamientos y recuerdos, el protagonista reflexiona sobre el paso de los años y sus consecuencias. Rememora conversaciones de sobremesa con sus amigos, en las que se recogían las preocupaciones de una generación frustrada por todas las promesas que su juventud auguraba, pero no cumplió.
Con Lola, Héctor y Rita, y César, Ernesto comparte todas las inquietudes y pérdidas de una generación sobrepasada, pero también el anhelo de disfrutar de los años que les quedan en un mundo que no se adivina tan feliz como pensaban.
Tres personajes se dan cita en un Buenos Aires perturbador. El verano y la humedad azuzan la violencia en la ciudad, una tormenta que amenaza pero que nunca acaba de desatarse. Alejandro, un escritor ya en la madurez y desencantado, estampa su automóvil contra un preso. Y este acto violento, aunque de alguna extraña manera natural, pone en marcha un mecanismo secreto que lo conecta con Ángel, practicante de un culto ancestral. Ángel viene del norte para ocupar un cargo en la policía metropolitana, y descubre que no se trataba del puesto que había imaginado, pero se siente poseedor de cierta sabiduría heredada de su abuela, unas creencias que le permiten oír el lamento de los muertos. Y este círculo lo concluye la llegada de Mariana, hija de Alejandro, que se verá involucrada en una de las cacerías de su padre. Cozarinsky nos lleva de la mano por una ciudad que se aproxima al apocalipsis, un mundo entre real y fantástico, que toma el pulso con brillantez a la deriva de la sociedad occidental de los últimos años.
René, un anciano transgénero que tocaba el piano en cabarets, pasa los últimos momentos de su vida postrado en una cama bajo la estricta vigilancia de Olga, una enfermera con la que rememora días de militancia, y viejos amores y amistades.
Ahora, a sus noventa y tres años, echa la vista atrás para evocar tanta vida compartida y duramente conquistada: las revueltas de Stonewall, la represión policial, décadas de activismo por los derechos de la comunidad LGTBIQ+, los estragos de la irrupción del sida, que tantos amigos se llevó, los cuidados entre personas que comparten la marginación... ¿Adónde ha ido a parar tanto esfuerzo, si siguen oyéndose voces intolerantes que amenazan con derrumbarlo todo? René sabe que su lucha y la de sus amigas no ha cesado: lo que empezó en los años sesenta sigue en la era Trump.
Una mujer combate la soledad haciendo crucigramas. Una familia acomodada se entera de que su hijo se ha hecho amigo del hijo de un narco. Un hombre sufre impotencia y acude a un inefable urólogo. Otro ve como su tranquila vida como jardinero se altera fortuitamente. Todo un pueblo es masacrado en Guatemala por un contingente del ejército al que habían convidado a un asado...
Los relatos de Ese día cayó en domingo giran en torno a cuatro temas fundamentales: la familia y el amor, la memoria —individual y colectiva—, la muerte y la vida cotidiana. Aquí están todas las claves de la narrativa del autor, considerado uno de los maestros del género en español: el humor, su preferencia por los protagonistas perdedores que encierran toda la dignidad del mundo y el compromiso irreductible con el ser humano.