Una mujer indomable, un espíritu rebelde... una leyenda. Una de esas novelas que uno simplemente no puede perderse.
Esta novela cuenta la historia de una mujer indomable, un espíritu rebelde. Destinada a crecer como la rica heredera de un magnate de la industria textil, desde pequeña supo que era diferente, que su capacidad de ver lo que otros no veían, de conectar con los animales, la convertía en especial.
Desafió las convenciones sociales, a sus padres y maestros, y rompió cualquier atadura religiosa o ideológica para conquistar su derecho a ser una mujer libre, personal y artísticamente. Leonora Carrington es hoy una leyenda, la más importante pintora surrealista, y su fascinante vida, el material del que se nutren nuestros sueños.
Fantasiosa y excéntrica en su infancia, desafiante en su adolescencia, Leonora vivió la más turbulenta historia de amor con el pintor Max Ernst. Con él se sumergió en el torbellino del surrealismo, y se codeó en París con Salvador Dalí, Marcel Duchamp, Joan Miró, André Breton o Pablo Picasso; por Max enloqueció cuando fue enviado a un campo de concentración.
Günter Grass narra cincuenta años de su vida, desde sus comienzos como picapedrero en Düsseldorf, en 1946, hasta la recepción del premio Nobel de Literatura en Estocolmo, en 1999.
Medio siglo de un actividad desmesurada -poesía, novela, teatro, esculturas, grabados, acuarelas- que hace pensar si el verdadero genio no será en definitiva más que una inmensa capacidad de trabajo. Nunca había sido Grass tan autobiográfico y sencillo, ni se había mostrado tan accesible.
Poemas inéditos, fotos y dibujos olvidados ilustran un libro que solo puede calificarse de imprescindible para saber quién es realmente Grass.
La crítica ha dicho:
«Un autor que une a sus grandes condiciones literarias una actitud ética ante la vida que lo inclina a revelar la hipocresía y los intereses ruines del poder a lo largo de la historia.»
Ernesto Sábato
Un recorrido poético propuesto por la memoria, un escalar el tiempo para llegar a la sustancia infantil. No obstante, ese encuentro con la niñez se da carente de toda idealización, constantes elementos de distorsión bloquean la tentación recurrente de interpretar como un paraíso perdido aquel periodo. Dominado el libro por una atmósfera inquietante, según el personaje poético se acerca a la infancia se hace cada vez más patente una grieta, la rasgadura de quien nunca se sintió partícipe del orden normal de las cosas. El libro se divide en dos secciones: el inicio o encuentro con el material-memoria, y el alejamiento progresivo de ese núcleo. Así, pues el libro describiría dos movimientos, uno de aproximación y otro de distanciamiento, habiendo claramente un nudo o territorio central, una médula.
Wade Whitehouse es un protagonista insospechado para una tragedia. Divorciado, bebedor y cada día más frustrado, no desentona entre los escasos vecinos de Lawford, el pequeño pueblo de New Hampshire del que su hermano Rolfe huyó en cuanto pudo. Wade malvive compatibilizando su trabajo de policía local con el de pocero y con prácticamente cualquier servicio que le demande Gordon LaRiviere, uno de los hombres más poderosos de la zona. A pesar de su complicada vida, Wade pone todo su empeño en mejorar la relación con su hija, maltrecha desde el divorcio; y es que nada le importa tanto como convertirse en un buen padre. Cuando llega noviembre y se inaugura la temporada de caza, un incidente en la montaña desencadena los acontecimientos que llevarán a Wade a huir lejos del pueblo, dejando tras de sí un estremecedor rastro de violencia. Aflicción es la cumbre narrativa de Russell Banks, una novela en la que el noir, el wéstern crepuscular y el drama se dan la mano para narrar el hundimiento de un hombre corriente, atrapado en una vida fallida desde la infancia. Una historia desgarradora, narrada con pulso trepidan
Entra. Camina con cautela, busca en mis espacios los detalles, como si debajo del cuadro o de la mesita de noche hubiera una advertencia, un indicio que señale el lugar donde su pie quedará enganchado, el grillete fatal. Si algo lo sobresaltara, si un ruido rompiera el aire, saldría disparado. Por eso piso con mesura, hago que mis manos lo convenzan. No hay nada que lo atrape, ningún dispositivo hará caer la jaula. Parado en medio del cuarto, mi gorrioncito se quita la ropa y me besa pero hay algo en su forma de mirar que me perturba. Entonces lo entiendo. La trampa existe: él es mi carnada. «A una trampa para pájaros», de Orlando Mondragón. Orlando Mondragón es médico y poeta mexicano. Fue becario en la Fundación para las Letras Mexicanas en 2019 y del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico del Estado de Guerrero en 2018. Ganador del IV Premio de Poesía Alejandro Aura por su primer libro Epicedio al padre (Elefanta, 2017) y del XXXIV Premio Internacional de poesía Fundación LOEWE por Cuadernos de patología humana (Visor, 2022).
«No estoy sola en esta tribuna… Me rodean voces, centenares de voces, siempre están conmigo. Desde pequeña. Vivía en un pueblo. A los niños nos gustaba jugar en la calle, pero por las tardes nos atraían, como imanes, los bancos junto a las casas, o jatas, como se dice en nuestra tierra, en las que se reunían las mujeres agotadas. Ninguna de ellas tenía marido, padre o hermanos; no recuerdo que hubiera hombres en el pueblo después de la guerra: durante la Segunda Guerra Mundial, en Bielorrusia, en el frente y en las operaciones de los partisanos, pereció uno de cada cuatro bielorrusos. Nuestro mundo infantil de después de la guerra era un mundo de mujeres». El discurso del Nobel de Aleksiévich, en edición ilustrada, es la mejor manera de descubrir a una de las voces más destacadas de nuestro tiempo.