Dotado de un talento increíble para contar historias, Ferdinand von Schirach se ha convertido en uno de los escritores más queridos de la literatura europea actual. Desde la aparición de Crímenes y Culpa, dos colecciones de relatos que provocaron una fuerte sacudida en el panorama editorial, todas sus novedades son saludadas con elogios fervientes por parte de lectores y críticos. En Café y cigarrillos, su obra más personal y emotiva, un Von Schirach pletórico se mueve como pez en el agua entre los sinuosos pliegues que anudan la realidad con la ficción.
Ingeniosa combinación de revelaciones autobiográficas y perspicaces detalles sobre la realidad circundante, las cuarenta y ocho piezas breves de Café y cigarrillos, con una rica variedad de temas y enfoques narrativos, forman un auténtico mosaico literario en el que lo privado y lo público se entrelazan y reflejan mutuamente. Entre bocanadas de humo reales o imaginadas, Ferdinand von Schirach aborda, con altas dosis de ironía y humor, experiencias y encuentros formativos, fugaces momentos de dicha, soledad y melancolía, desarraigo y añoranza del hogar, así como agudas apostillas sobre el arte, la cultura, la sociedad… y, por supuesto, el tabaco. Y todo eso sin dejar de lado su máxima peculiaridad: su condición de hombre jurídico, construida a partir de reflexiones teóricas --lo mismo sobre la idea del derecho y la dignidad del hombre que sobre los logros y el legado de la Ilustración-- y abundantes vivencias, un universo que forma el meollo de su creación y que ha hecho de él un escritor inimitable en el panorama literario mundial.
El regalo de la escritura de Mary Oliver es comunicar la belleza sencilla del mundo y hacerla inolvidable. Esto nunca ha sido más cierto que en la luminosa colección de ensayos y poemas que conforma «Vita longa». Con la gracia, la delicadeza y la precisión que caracterizan toda su obra, Mary Oliver nos muestra en este libro que escribir «es una forma de alabar el mundo», y nos sugiere, de forma aparentemente sutil pero inapelable, que leamos sus ensayos y sus poemas como «repentinos aleluyas» con los que celebrar el esplendor de la existencia.
La carrera de Nora Mackenzie está en manos de Derek Pender, estrella de la NFL y, casualmente, su ex. Lo cierto es que Nora no dejó la relación con tanta elegancia como podría haberlo hecho, y ahora el karma ha hecho que Derek sea su primer cliente como agente.
El plan de Derek es sencillo: piensa hacerle la vida imposible a la primera chica que le rompió el corazón. Sin embargo, con lo que ninguno contaba era con despertarse después de una noche loca en Las Vegas en la misma cama... y casados. Ahora que han roto todas las normas que habían impuesto entre ellos, ¿será este el accidente que salve sus carreras o el inicio del amor de sus vidas?
La novela sobre amor, amistad y reencontrarse con uno mismo que no sabías que necesitabas.
Raúl, Miri y Elena siempre han estado muy unidos. Pero van a empezar su primer año de universidad, y parece que sus caminos podrían separarse?
Raúl se reencontrará con una persona de su pasado, Miri se verá envuelta en situaciones difíciles y, a Elena, los secretos de su vida en pareja no le serán nada fáciles de manejar. Menos mal que tienen la azotea, su lugar seguro, donde siempre han podido desahogarse y curar sus heridas?
Merecedora del Premio Goncourt en 1984, esta célebre novela autobiográfica narra, con la intensidad del deseo, la historia de amor entre una adolescente de quince años y un acaudalado heredero chino, doce años mayor que ella, que se desarrolla en Sadec, Saigón y otros escenarios de la Indochina colonial. La protagonista, bellísima, que reside en un pensionado y cruza todos los días en autocar y transbordador un brazo del Mekong para ir al instituto, no es otra que la propia Marguerite Duras, quien rememora su singular historia, los inicios, sus encuentros con su amante, los sentimientos que la desgarran, así como su infancia y las tensas relaciones que unen y desunen a su peculiar familia, y que prematuramente grabaron en su rostro los implacables surcos de la madurez.
El hombre que inventó Manhattan se llamaba en realidad Gerald Ulsrak, estaba casado y tenía dos hijas. O quizá sólo una. Había nacido en un pequeño pueblo en las montañas de Rumania y siempre había soñado con un sitio mejor, Manhattan, y un nombre distinto, Charlie. Trabajaba en el mantenimiento de un bloque de apartamentos y se repetía noche tras noche como un mantra que el siguiente sería un buen día. La mañana de Año Nuevo de 2002 amaneció colgado de una viga del techo.
Su suicidio pone en marcha la recreación por parte del narrador un inquilino del inmueble de un mundo en el que se mezclan la realidad y la ficción. A través de historias cortas, agudas como flechas, marcadas por los juegos de identidades, el humor irónico y unos personajes inolvidables, se erige una ciudad mítica: un Manhattan personal, exacto y al tiempo imaginado, teñido por toda la literatura y el cine que reflejan la ciudad de Nueva York.