La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de más de sesenta años, podría parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que García Márquez se complace en utilizar los más clásicos recursos de los folletines tradiciones. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcilla que la mano del maestro moldea y con las que fantasea a su placer, para al final ir a desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los jugos, olores y sabores del trópico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasión llega al puerto oscilante del final feliz.
«Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años. El refugiado antillano Jeremiah de Saint-Amour, inválido de guerra, fotógrafo de niños y su adversario de ajedrez más compasivo, se había puesto a salvo de los tormentos de la memoria con un sahumerio de cianuro de oro.
Encontró el cadáver cubierto con una manta en el catre de campaña donde había dormido siempre, cerca de un taburete con la cubeta que había servido para vaporizar el veneno.»
Al acercarse la Navidad, una ola de terror recorre Suiza. Un asesino organiza una macabra búsqueda del tesoro enviando por todo el país unos paquetes que gotean sangre. ¿Su firma? Sellos de piel humana. Los medios de comunicación apodan inmediatamente al artífice del horror "el Filatelista". Ana Bartomeu, inspectora de la Policía Judicial de Ginebra, divorciada y con una grave depresión, es la encargada de solucionar el caso junto con un improvisado colega con problemas de alcoholismo. Al mismo tiempo, una pareja es torturada y asesinada en una cueva en algún punto desconocido de Suiza por un hombre que se hace llamar Sam. La investigación llevará a Ana desde los elegantes barrios de Ginebra hasta las calles de Onex, una pequeña localidad de los bosques del Jura .
Un gran amor prohibido, drama y secretos en el Bilbao de principios del siglo XX.
"Una deliciosa y apasionante historia que seduce al lector".Celia Santos
Bilbao, 1914. Amelia Eguren, hija de una familia ilustre, está a punto de casarse con un hombre al que apenas conoce. Tras su compromiso se esconden muchos intereses, algunos que ella ni siquiera sospecha. Mientras que el es el dueño de uno de los negocios más prósperos de la ciudad, Amelia dirige en la sombra la fábrica de gaseosa La Blanca, así que esta alianza podría brindarle todo aquello por lo que ella siempre ha luchado.
Sin embargo, cuando Irune, una humilde limpiadora, entra a trabajar en la fábrica, su percepción sobre el mundo cambia, y entre ambas aflora un inesperado vínculo por encima de los prejuicios. A lo largo de cuatro decadas, estas dos mujeres lucharán por sobrevivir y se aferrarán al amor en un tiempo convulso en el que las guerras, la enfermedad y la lucha por la libertad sacudirán sus hogares.
Con una narrativa envolvente y llena de emoción, Elena Peña nos traslada a un bullicioso Bilbao en los albores del siglo xx perfilando dos protagonistas inolvidables.
Cuando se piensa en Najwan Darwish es natural que venga a la mente el poeta palestino de quien ya esta misma casa publicara Exhausto en la cruz, con prólogo de Raúl Zurita. Pero lo que llama la atención de este poemario es la altura de Darwish, su empatía, su dolor puesto en su pueblo, su gente y, ante todo, su capacidad de situarse en el lugar de los habitantes de países enfrentados a una guerra milenaria para la cual no encuentra más solución que hablar desde sí mismo como árabe, armenio, latinoamericano, kurdo, arameo... Su humanismo es universal y habla por todos. Bajo esta mirada, Najwan atraviesa la línea de guerra, duerme en Gaza, mira la sangre, el dolor, la mentira, la injusticia y eleva cada uno de estos elementos que sirven de excusa al mundo para mostrar que la poesía está muy por encima de guerras, territorios, exilios, destierros y silencios obligados.
Cuando llega la noche aparecen la tensión, el miedo y el suspense más oscuro. De eso tratan estas tres novelas cortas, reunidas por primera vez en un libro y que nos hablan de personajes al límite, enfrentados a los peligros y misterios que solo acechan si las sombras salen de sus escondites.
Historia de un crimen perfecto es la confesión en primera persona del asesino Eric Rot. A través de cien páginas redondas —en las que se adivinan ecos de Hitchcock y Poe—, este relato nos habla sobre el peso insoportable de algunos secretos.
En Noche de almas, el lector acompaña a una pareja de mochileros que han medido mal sus fuerzas en una travesía por el desierto. Cuando, al borde de la extenuación, al fin llegan a una antigua casa colonial rodeada por un extraño círculo de piedras, piensan que están a salvo. Sin embargo, será entonces cuando empiece la verdadera pesadilla.
Publicado originalmente en 1966, A sangre fría consagró a Truman Capote como uno de los grandes escritores de la narrativa norteamericana del siglo XX. Con un pie en el periodismo y otro en la literatura, relata el asesinato de los cuatro miembros de la familia Clutter, en Kansas, el 15 de noviembre de 1959, y el destino de los dos responsables de las muertes: Dick Hickcock y Perry Smith.
Capote se sumerge en la vida del tranquilo pueblo, esboza los retratos de las víctimas, acompaña a la policía en las pesquisas que condujeron al descubrimiento de los asesinos y, sobre todo, se concentra en los criminales hasta construir dos personajes magistrales, a los que llegamos a conocer en profundidad.