Es víspera de Navidad y la visita de la clase de Joséphine al zoo ha sido una catástrofe. Nadie sabe qué ha pasado exactamente y los padres de la niña están dispuestos a descubrirlo. Mientras la investigación avanza, comprendemos poco a poco que una catástrofe nunca llega sola, que las apariencias engañan y que los acontecimientos pueden tomar un giro que nadie imagina.
La muy catastrófica visita al zoo nos mantiene en vilo hasta el final; es una novela divertida y emocionante, repleta de guiños sobre nuestra sociedad, sobre la democracia, la educación inclusiva, el rol de los padres y de los maestros.
Saben lo que deseas, lo que buscas. Conocen tu cuenta bancaria, lo que pagas, lo que debes, tus conversaciones. Te siguen, te examinan. Pero ¿acaso conocen el significado, lo que representa para ti ese álamo, una tarea en común, la persona que no te llama?
León trabaja para una pequeña empresa interesada en acceder a los rincones de la vida íntima y social que aún escapan a la cultura de la vigilancia. En lugar de limitarse a procesar cantidades ingentes de datos, decide fijar la mirada en dos únicos sujetos, Casilda y Jonás, ambos en la treintena.
Mientras tanto, la competencia le observa. Minerva, directiva de una empresa mayor que la de León, ha recibido el encargo de espiarle.
Cuatro personajes interpretan un baile singular entre la tenacidad y el desencanto, entre la libertad y el engaño, entre bajar la cabeza y la insumisión. Esta novela construye una distancia para esclarecer el presente, porque en él chocan el pasado con el futuro, y de ese choque nace el centelleo de estar aquí.
En Japón, los gatos son símbolo de buena suerte y dicen que, si eres amable con ellos, algún día te devolverán el favor. Pero resulta que si, además, te portas bien con el felino adecuado, puede que este te invite a entrar a una cafetería que no es como las demás, ya que no tiene una ubicación ni un horario fijo y se muestra solo a las personas que se encuentran en un momento crucial.
Mientras los clientes de El Café de la Luna Llena disfrutan de sus deliciosos dulces, cafés y tés, un gato muy carismático lee su carta astral para así hacerles ver en qué punto han tomado el rumbo equivocado y devolverlos al camino que las estrellas tienen reservado para ellos.
Sia Fox, agente, y Max Castillo, colaborador de la CIA, se unen para emprender una peligrosa operación de espionaje que involucra a oligarcas, políticos y mafiosos rusos. Ella está infiltrada en un bufete de abogados londinense que se dedica a ocultar grandes fortunas; él es un próspero terrateniente mexicano, dueño de un criadero de purasangres y heredero de una familia vinculada con la Agencia desde los sesenta. Fingiendo ser pareja, ponen en su punto de mira a Vadim, banquero de Putin, y a su esposa Anna, que trabaja para la inteligencia rusa en el banco de su padre. Pero Anna es también un espíritu rebelde, una mujer que lucha, odia y ama. A medida que Sia y Max se adentran en un círculo rebosante de lujo, intrigas y delitos, su única esperanza puede ser ella, quien está jugando su propia partida.
Julia nos lleva a traves de sus recuerdos a lo largo de una noche de insomnio: los de Julita, tratando de encontrar el sentido de su infelicidad, de sus miedos y de sus más profundos anhelos. En sus páginas, la autora nos presenta a la protagonista como un personaje mítico que encarna el dolor y la búsqueda de una joven que descubre el desencanto de la madurez. Con una prosa sutil y precisa, cargada de simbolismos, se nos revela el pasado de esta alma gris y silenciosa, marcado por una complicada relación con su madre, por la muerte de su hermano y por una absoluta soledad. ‘Julia’ es un reflejo de la angustia del crecimiento, de los primeros deseos, del desconcierto que nos aflige cuando despertamos a la vida adulta.
Un fascinante viaje post-apocalíptico hacia la desaparición del ser humano de la faz de la tierra.
En el país de las últimas cosas todo tiende al caos, los edificios y las calles desaparecen, y no hay nacimientos: la existencia se reduce a la mera supervivencia. Anna Blume cuenta, en una carta enviada desde una ciudad sin nombre, lo que sucede en ese país. Está allí para buscar a su hermano William, y describe una tierra en la que la búsqueda de la muerte ha reemplazado a los avatares y negocios de la vida, donde las clínicas de eutanasia y los clubes para el asesinato florecen y los atletas y corredores no se detienen hasta caer literalmente muertos de cansancio. Anna intenta sobrevivir en ese país devastado, donde todo lo que existe es posiblemente el último ejemplar de su especie, y se convierte en una recolectora de objetos del pasado para vender a cambio de comida y refugio. Pero tambien encontrará amistad —e incluso amor— en este mundo desolado.