Es otoño en Maine y Bob Burgess, el abogado del pueblo, está inmerso en la investigación de un asesinato, mientras entabla una profunda amistad con la aclamada escritora Lucy Barton, que vive calle abajo con su exmarido William. Juntos, Lucy y Bob salen a pasear y hablan de sus vidas, de sus miedos y remordimientos, y de lo que podría ser o haber sido. Lucy, por su parte, conoce por fin a la mítica Olive Kitteridge, que ahora vive en una urbanización de jubilados a las afueras de la ciudad. Pasan las tardes en el apartamento de Olive contándose historias sobre personas que han conocido «vidas no registradas», las llama Olive y, de paso, llenando de significado las suyas propias.
Después de haber pasado por sus respectivos infiernos, Sophie y Logan se conocen en un grupo de apoyo. La química entre ellos es inmediata: sienten que pueden contárselo todo e incluso compartir el peso de su dolor con el otro. Sophie le confiesa cómo su madre cayó en la adicción, abandonándola, y Logan comparte la historia de la muerte de su mejor amigo. Juntos irán desenredando los traumas que los atrapan, comprendiéndose mutuamente y volviendo a confiar en el mundo y en sí mismos. Una novela sobre dos almas que se encuentran, quizá, porque estaban destinadas a hacerlo.
A las dos de la tarde del 8 de enero de 2007, Rosa Bazzi y Olindo Romano abandonan el pueblo lombardo de Erba en un coche patrulla de los carabinieri. Creen que la intención de los agentes es ponerlos a salvo de los periodistas que asedian su casa, pero en menos de una hora se encuentran en la prisión del Bassone. Pronto los medios de comunicación y la opinión pública los bautizan como «los monstruos de Erba», acusados de asesinar a cuatro vecinos —tres de ellos miembros de una misma familia, incluyendo un niño de dos años—, y el matrimonio se enfrenta a una condena a cadena perpetua, y a lo que a sus ojos resulta aún mucho peor: la separación.
La escritora Alessandra Carati, finalista del Premio Strega, impactada por un caso que todavía hoy conmociona a toda Italia, conoce a la presunta asesina a principios de 2019 y la visita cada semana entre julio y febrero del año siguiente. «Ahora me desahogo contigo como con el capellán», le dice Rosy.
La pequeña isla de Malaz y su núcleo urbano dieron nombre al Imperio; ahora solo es un tranquilo puerto. Sin embargo, esta noche algo cambiará. La ciudad se agita y sus habitantes atrancan las puertas y rehúyen a los desconocidos. Está a punto de producirse una convergencia: se trata de una Luna Sombría que amenaza a los malazanos con jaurías demoníacas y criaturas oscuras.
Dice la profecía que esta noche regresará el emperador Kellanved, y son muchos los que pretenden evitarlo. Las facciones que coexisten en el Imperio se disputan el trono al tiempo que la Luna Sombría convoca a una presencia, más antigua y poderosa, que devastará la isla.
Yumi viene de una tierra de jardines, meditación y espíritus, mientras que Pintor vive en un mundo de oscuridad, tecnología y pesadillas. Cuando de pronto sus vidas se ven extrañamente entrelazadas, ¿podrán dejar de lado sus diferencias y colaborar para descubrir los misterios de su situación y salvar sus respectivas comunidades de un desastre seguro?
Thea Fox tiene la vida que siempre quiso. Se ha convertido en una reconocida diseñadora de videojuegos, un trabajo que le ha permitido regresar a Redbud Hollow, el lugar donde transcurrió su infancia, junto a su querida abuela. Cuando descubre que su nuevo vecino es su amor platónico de la adolescencia, el guapo cantante líder de la banda Code Red, parece que la vida no puede ser mejor. Sin embargo, el camino para llegar hasta ahí no ha sido fácil. Thea, como su abuela, tiene una habilidad especial que le permite llegar a la mente y el alma de las personas. A veces, incluso puede ver el futuro. Para su abuela es un don, pero ella, desde el día en que presenció el asesinato de sus padres en un sueño, lo siente como una maldición. Gracias a su visión, la policía pudo atrapar al hombre que lo hizo y ponerlo entre rejas.