Laura Ymayo Tartakoff se inscribe en la promoción de cubanos que muy jóvenes marcharon al exilio. Como José Kozer, Lourdes Gil, Orlando González Esteva, Carlota Caulfield y Jesús Barquet, entre otros, ha desarrollado su personal expresión poética en ese universo. Comparte con ellos cierta nostalgia de paisajes y vínculos perdidos y el saber insertar en su creación una novedosa cartografía existencial. Sus poemas se construyen en un fluir narrativo, entregado más a la llamada ?poesía de la experiencia?, de raigambre anglosajona. Con esa claridad y precisión ha construido sus poemas. La concisión de sus versos, a veces atravesados de elocuentes elipsis y de silencios sonoros, confiere esa claridad que la distingue. ?Descubriremos [en los poemas de Ymayo Tartakoff] atinada mezcla de registros afectivos y delicado humor y un candoroso lirismo respaldado por una indeclinable apuesta vital?. CARLOS ESPINOSA DOMÍNGUEZ, El Peregrino en comarca ajena. Laura Ymayo Tartakoff nació en Santiago de Cuba en 1954 y una vez más en La Habana pues fue allí donde aprendió a leer y a escribir. Desde entonces ha vivido en Nueva York, San Juan de Puerto Rico, Washington, Boston, Ginebra, París y Cleveland. Obtuvo la beca ?Oscar B. Cintas?. Su poesía ha sido incluida en Burnt Sugar/Caña Quemada (2006) de Lori Marie Carlson y Oscar Hijuelos (Eds.) y en la Antología de la poesía cubana del exilio (2011) de Odette Alonso (Ed.). Es autora de los libros, Mujer martes (1976), Entero lugar (1994) e Íntimo color (2002), algunos de cuyos poemas aparecen en este inventario. También es coeditora de Poesía y política: poemas escogidos de Heberto Padilla (1974) y editora de Con todos y para el bien de todos: el pensamiento político y social de José Martí (2003). Enseña en el Departamento de Ciencias Políticas de Case Western Reserve University. Viaja a menudo y ha publicado ensayos sobre derecho, cultura y democracia.
Story Prize 2012 Dylan Thomas Prize 2013Beca Guggenheim 2014 Rosenthal Family Foundation Award de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras 2013Silver Pen Award del Salón de la Fama de los Escritores de Nevada New York Public Library’s Young Lions Fiction Award 2012 Finalista del Frank O'Connor International Short Story Award 2013 y el PEN/Robert W. Bingham Prize 2013Elegido libro del año por el San Francisco Chronicle, el Boston Globe, las revistas Time Out New York y Flavorwire y la National Public Radio, entre otros medios National Book Foundation’s «5 Under 35» 2012 Elegida por la revista Granta como una de las mejores narradoras estadounidenses jóvenes en 2017Como la obra de Cormac McCarthy, Denis Johnson, Richard Ford o Annie Proulx, Nevada representa una confluencia casi perfecta entre sensibilidad y entorno, y supone la carta de presentación de una voz literaria excepcionalmente poderosa y original. La llegada de un turista italiano altera la cotidianidad de un rancho de prostitución. Un buscador de oro descubre los límites de su férreo individualismo cuando intenta salvar a una adolescente embarazada. Años después de haber llevado a su mejor amiga a un encuentro degradante en una habitación de hotel de Las Vegas, una mujer sufre las consecuencias emocionales de sus actos.
Todo, tal y como lo conocíamos, ha cambiado. El calor es agobiante, se ha agrietado el cielo y la geografía es otra. La humanidad, además, se ha duplicado. Entonces se desata una guerra global entre fuerzas iguales cuya clave parece que son las niñas y los niños de los orfanatos. En una de esas instituciones comienza la más arriesgada y madura de las novelas de Emiliano Monge.
Tejer la oscuridad es una distopía que reinventa nuestros mitos y desentraña nuestra idea de individuo y colectividad, mientras nos cuenta la liberación de un grupo de muchachos, así como su diáspora acompañados de su descendencia, atravesando un mundo desolado, huyendo de incansables perseguidores y buscando el lugar que les fue prometido, donde podrán rendir culto a sus dioses, enhebrar un nuevo lenguaje y habitar la oscuridad.
Cruzada por un sinfín de voces, Tejer la oscuridad presenta la eterna lucha entre el nosotros y el yo, deja que resuene en sus páginas el eco de libros antiguos y de diversas formas de escritura olvidadas, y permite al lector imaginar otra forma de entender el tiempo, el espacio, la materia, el amor y la amistad.
Porque sería posible vivir de otra manera.
Una novela luminosa sobre la lealtad y la convivencia.
En el portal 26 de la Calle Martín Vargas de Madrid, Lena, Hugo, Ramiro, Camelia y Jara han logrado convertir el piso que comparten en un espacio de vida en común. A sus cuarenta años viven juntos por necesidad y porque forma parte de su manera de entender la convivencia y las relaciones personales. Pero la situación y el carácter de Jara son más inestables: hace tiempo que no tiene trabajo y siempre vive en vilo. ¿Por eso se ha ido sin avisar y sin dejar nota de su paradero?
Existiríamos el mar es un soplo de energía que nos lleva a los caminos donde se unen la fragilidad y la fuerza, lo difícil y lo posible, los nuevos comienzos, y formas diferentes de perseverancia y de lealtad. Belén Gopegui ha escrito una novela osada y conmovedora de historias comunes donde lo más intenso no reside ni en lo más oscuro ni en lo más turbio, sino, a veces, muchas veces, en momentos de respeto, risas, charla, felicidad, apoyo mutuo o rabia compartida.
Regresa Enrique Notivol, el hipster, que debe hacer frente a los urbanitas que, hartos de la ciudad asolada por la Covid-19, pretenden invadir su tranquilo rincón de la España vacía.
Tras una ruptura con su novia, desencantado de la vida moderna y ansioso por encontrar la autenticidad y la comunión con la naturaleza, Enrique Notivol abandonó Madrid y se instaló en el pueblo de su tía en Teruel. Tenía grandes planes: huertos colaborativos, gallineros no heteropatriarcales y talleres de nuevas masculinidades. Contra todo pronóstico, llegó a ser alcalde y encontró el amor con Lourdes, la dueña del bar de la carretera.
Ahora la pandemia amenaza el mundo tal y como lo conocemos y gestionar el confinamiento en una zona despoblada tiene complicaciones inesperadas. Debe actuar ante el desafío secesionista de las Masías de la Rambla, solventar las dificultades de la campaña de vacunación, presentar un proyecto para acceder a los fondos europeos y gestionar el toque de queda, pero Enrique y los cañadienses idean soluciones imaginativas para sortear estos problemas, como la autodeterminación horaria, que permite a cada uno vivir en la hora que le apetezca.