Agatha Raisin se lía la manta a la cabeza y decide marcharse de Londres para saborear las mieles de una jubilación anticipada en un tranquilo pueblo de los Cotswolds, donde no tarda en aburrirse como una ostra. Desplegar su talento para la alta cocina en el concurso gastronómico de la parroquia tendría que convertirla, por fuerza, en una celebridad. Sin embargo, al primer bocado de su exquisita quiche, el juez del concurso cae desplomado y Agatha se ve obligada a confesar la amarga verdad: la quiche letal era comprada. No hay más que una solución para que la perdonen: meterse en harina y desenmascarar ella misma al asesino.
Prohibida en distintos países tras su publicación, Agosto es un mes diabólico es el hirviente relato de una mujer que se redescubrirá durante un viaje a la Riviera Francesa. Ellen vive en una ciudad que le disgusta, un lugar que niega su pasado y no ofrece ninguna esperanza para su futuro. Separada y con un hijo, está determinada a cambiar su vida. Por ello, abandona Londres en busca de sol y compañía, pero el camino no resultará fácil. Al recibir de pronto una noticia desgarradora, descubre que hay una fina línea entre la independencia y la soledad. Una novela de «fulgurante energía» (Colm Tóibín) que confirmó a Edna O’Brien como «una revolución en la escritura irlandesa» (John Banville).
Si, como dijo Alfonso Reyes, el ensayo es el centauro de los géneros, la crónica es un mestizo más exótico o salvaje: el grifo de la literatura. Este libro es una jaula sin barrotes donde merodean algunas de esas criaturas: la marchita eternidad de Acapulco y la vocación de Mazatlán como food court del alma; una temporada de rockstar en el desierto y un recuerdo del Mundial de Alemania 2006 robado por el autor a un examante de su novia; un hotel en Shanghái donde toca la banda de jazz más antigua del mundo y la visita de la reina de Inglaterra al puerto de La Paz, Baja California Sur; el brutal asesinato de una adolescente chilena en la región del Maule y un retrato a mano alzada del Fiscal de Hierro, persecutor de guerrilleros suicidas, homeópatas marxistas y gavillas narcomatriarcales que protagonizó la lucha contra la delincuencia organizada en los años setenta en Nuevo Laredo.
Las ocho narraciones de este libro realizan una de las suertes mayores de la literatura: ir de lo íntimo a lo general, o viceversa. También nos recuerdan que no hay promesas sin resaca.
A mediados de 2023, apenas recuperado de una cirugía a corazón abierto, Héctor Abad Faciolince aceptó la invitación a una feria del libro en Ucrania. El viaje libresco, sin embargo, se convirtió en algo más: explorar los horrores de la invasión rusa en la región del Donetsk, cerca del frente de batalla, junto a otras cuatro personas. El último día, para despedirse, el grupo de viajeros se dispuso a cenar en una pizzería de Kramatorsk. Allí, «como del rayo», padecieron un hecho que los transformaría para siempre: un misil ruso, con seiscientos kilos de explosivos, cayó sobre el centro mismo del lugar, dejando en el acto trece personas muertas y más de sesenta heridos. Una de las víctimas fatales fue la joven escritora ucraniana Victoria Amélina, guía y compañera de ese viaje testimonial que terminó en tragedia.
Hay crímenes que hacen historia.
Pete Banning era el hijo predilecto de Clanton, Mississippi. Héroe condecorado de la Segunda Guerra Mundial, patriarca de una notoria familia, granjero, padre, vecino y miembro incondicional de la iglesia metodista. Una mañana de octubre de 1946 se levantó temprano, condujo hasta la ciudad y allí cometió un asombroso crimen. Las únicas palabras que Pete pronunció ante el sheriff, sus abogados, el jurado, el juez y su familia fueron: «No tengo nada que decir». No temía a la muerte y estaba dispuesto a llevarse sus razones a la tumba.
En esta novela John Grisham nos conduce en un viaje increíble desde la época de la segregación racial en Estados Unidos hasta la jungla de las islas Filipinas durante la Segunda Guerra Mundial y desde un hospital psiquiátrico lleno de secretos hasta la sala del tribunal en la que el abogado de Pete trata desesperadamente de salvarlo.
Aké. Los años de la niñez es el relato en primera persona de la infancia de Soyinka en una aldea de Nigeria llamada Aké, en los años en torno a la Segunda Guerra Mundial. Allí el pequeño Wole, un muchacho de una curiosidad infinita, amante de los libros y propenso a meterse en líos y aventuras, crece con la doble influencia de los aires occidentales y de las antiguas tradiciones espirituales youruba. Esta evocación colorida de los paisajes, los sonidos y los aromas que dieron forma al mundo de Soyinka adquiere una forma hermosa, lírica, pero también cargada de humor y del candor y la perspicacia de una mirada infantil.
La guerra en Operetta ha alcanzado un punto crítico. Las diferencias entre ambos bandos parecen irreconciliables y confraternizar con el enemigo se considera alta traición.
Mark e Ivan caminan sobre la cuerda floja y han empezado un juego de alto voltaje. Besar a tu enemigo jurado es una cosa, pero empezar a conocerlo y pasar más tiempo con él es otra muy distinta.
Lee y Peterson ya no son solo niños ricos. También han cruzado la raya y ahora tienen que hacer frente a las consecuencias de sus actos. En un mundo en el que las apariencias lo son todo, deberán elegir entre seguir las normas o dejarse llevar por lo que sienten.
Dicen que quien juega con fuego termina quemándose. Y ellos parece que no han terminado de aprender la lección.
Cuando el amor llama literalmente a tu puerta... solo puedes invitarlo a pasar.
Este libro se puede leer de forma independiente.
¿Que podrían tener en común Alison Bale, la fría pero exitosa psicóloga de la última planta del edificio, y Çlvaro Román, el gamer del 2º? En principio, no parece que mucho. Pero los Román llevan años tratando de echar de su casa a Çlvaro, que a sus (ya muchos) años sigue parado, divorciado y viviendo con ellos, y solo era cuestión de tiempo que pidieran ayuda a Alison.
Lamentablemente, ella tiene planes para sí misma, planes que no puede posponer, porque el reloj biológico no perdona, y que por supuesto no incluyen a Çlvaro Román. O al menos no lo incluían hasta que este descubre su secreto y le hace una oferta que no puede rechazar...
Un escritor acude a un festival literario de una ciudad mexicana y, cuando acaba, se encuentra incapaz de volver a Tel Aviv, donde le espera su familia. Desorientado y ebrio, pasa los siguientes días deambulando por la ciudad y participando en sus fiestas, y cuando le preguntan por qué no regresa a su casa, solo halla una respuesta: su amigo Yoel ha fallecido.
Sin embargo, Yoel sigue vivo. Asolado por los recuerdos, revisa ahora su amistad con el compañero junto al que vivió las primeras ilusiones, los desencantos, las tragedias familiares y políticas, y la entrada en la edad adulta, pero con quien, desde hace un tiempo, apenas se habla. ¿Por qué lo da por muerto? En el centro de este misterio residen los fantasmas de una relación tempestuosa: dos vidas desarrolladas entre los escombros de conflictos demasiado adultos y silencios imposibles, a los que tendrá que enfrentarse si algún día quiere volver a su hogar.