Otra adaptación magistral de Lovecraft al manga.
Nathaniel Wingate Peaslee, profesor de economía en la Universidad de Miskatonic, pierde el sentido en medio de una de sus clases para despertar cinco años después y descubrir que durante ese periodo su cuerpo ha sido ocupado por un ser no humano. Vagos recuerdos de una lejana época del pasado de la tierra y de una anormal biología corpórea permiten despertar en él la búsqueda de la verdad.
A caballo entre el género de terror y la ciencia-ficción, EN LAS MONTAÑAS DE LA LOCURA es uno de los escasos relatos largos de ese extraño fundador de religiones, divinidades y cosmogonías que fue H. P. Lovecraft (1890-1937). Enmarcado en el ciclo de los mitos de Cthulhu, describe la historia de los Primordiales desde su llegada a la Tierra, en medio de las tinieblas primigenias, hasta su supuesta desaparición. Completan el volumen «La Casa Maldita», original reelaboración de un argumento de vampirismo, y «Los sueños de la Casa de la Bruja».
Una alocada historia con la que tendréis garantizadas unas cuantas horas de diversión.
Hay personas que creen merecer más de lo que tienen, y Agustina es una de ellas. No es que quiera tener más hijos —con tres es suficiente— ni un marido mejor —su Andrés es un buenazo—, pero se aburre. Y como se aburre mucho, escribe sin parar y vuelca todas sus frustraciones y anhelos en Amanda Quong, exitosa empresaria y personaje principal de su primera novela.
Lo que ella no se podía imaginar, y de imaginación Agustina va sobrada, es el giro que va a dar su vida cuando decida publicar las notas de su novela en su perfil de Instagram, mezclando realidad y ficción en un lío del que no sabe si podrá —o querrá— salir airosa.
Tras el éxito de El mentiroso, empieza la segunda parte de la trilogía ambientada en Illumbe, el pueblo con más misterios y secretos del País Vasco.
Un grupo de rock. Un concierto. Una chica desaparecida. Han pasado más de veinte años, pero hay noches que nunca terminan.
¿Puede una noche marcar el destino de todos los que la vivieron? Han pasado más de veinte años desde que Diego Letamendia, estrella del rock en declive, actuó por última vez en su pueblo natal, Illumbe. Esa fue la noche del final de su banda y su grupo de amigos, y también la de la desaparición de Lorea, su novia. La policía nunca logró esclarecer lo ocurrido con la chica, que fue vista saliendo a toda prisa de la sala de conciertos, como si huyera de algo o de alguien. Después de aquello, Diego emprendió una carrera de éxitos en solitario y jamás regresó al pueblo.
A los veintidós años, Elizabeth Gilbert hacía todo lo que podía para evitar un trabajo a jornada completa. Trabajaba en ranchos en Wyoming, montaba a caballo como si fuera una vaquera y se enamoró de los cowboys que constituían el último vestigio de la frontera estadounidense que ella echaba tanto de menos. Y entonces conoció a Eustace Conway.
Eustace Conway no se parecía a ningún otro hombre. En 1977, con diecisiete años, abandonó su hogar para trasladarse a los montes Apalaches. Durante más de dos décadas vivió allí, haciendo fuego con palos, vistiendo pieles de animales y construyendo, cultivando y cazando todo lo que necesitaba para subsistir.
Elizabeth Gilbert, deslumbrada por sus relatos y aventuras, se decidió a reconstruir su vida: la historia del hombre que recorrió el Mississippi en una canoa de madera hecha a mano, que caminó los más de tres mil kilómetros del Sendero de los Apalaches, y que cruzó los Alpes alemanes en zapatillas deportivas.